25 de junio de 2018

Y el viento trae tu voz

Ayer lloramos un poquito. O, más bien, lloramos mucho. Y desde ese momento, estoy pensando en escribir. Quiero hacerlo bien, porque no quiero exponer demasiado de aquello que es tan importante para ti. Y que te duele tanto. Que te duele hasta extremos que yo desconocía. Quiero decir, imaginaba que te dolía, pero no hasta tal punto. Quizá porque nunca lo habíamos hablado de esta manera. Quizá porque tú nunca dices nada, ni a mí ni a nadie. Quizá por todo, quizá por nada. Pero hablamos, y creo que empezamos con una conversación tremendamente irrelevante. No sé cómo acabamos en aquel tema, y tampoco sé cómo terminamos hechos un mar de lágrimas los dos. 

Yo lloraba, pero tú estabas roto. Hecho trocitos. Me confesaste cosas que da mucho miedo pensar. Me compartirse un dolor que yo nunca podré quitarte ni ayudarte a aliviar. Nadie podrá. Me sentí impotente y frustrada, enfadada, porque nunca te había visto así, en ese estado de absoluta tristeza. Cuando empezaste a contarme cosas, esas que "queman", y me explicaste cómo crees que funcionó tu mente a lo largo de todo el proceso (porque parece que tu cerebro ha bloqueado ciertas partes de tu memoria), yo supe que eras una persona maravillosa. Que de verdad, dentro de ti, hay luz. Esa que a mí me falta muchas veces. 
Lloré mucho porque te vi llorar. Es que tu no lloras nunca, maldita sea. Y estabas llorando. Y yo lloré. Y, tonta la broma, a los dos nos dio la risa. Pero después. 

No me imagino lo que es pasar por lo que pasaste. No puedo imaginarlo y ojalá nunca lo viva. 
Pero tú no solo lo has vivido, sino que lo has sobrevivido. No hay día, me dijiste, en que no pienses en ella. No hay día en que no la recuerdes. Ella, te dije, estaría increíblemente orgullosa de ti. De todo lo que has conseguido, de la persona en la que te has convertido. Estoy convencida. 



Gracias por compartirme tu dolor y hacerme partícipe de algo tan profundo, tan importante, tan terrible. 



Y aunque el temporal me alejará de ti, no voy a llorar. Prefiero sonreír.
Y no me siento solo, me limpia el frío lodo.
Y el viento trae tu voz. 

23 de junio de 2018

Sangre de Titanes (esos sueños que yo solía tener)

Ha vuelto a pasar, desde hace no sé cuánto tiempo. Pero ha pasado otra vez. He vuelto a tener uno de esos sueños, de "mis" sueños. Esos sueños con argumento, con principio y una suerte de final, con personajes y escenas que recuerdo tan vívidas que parece que las haya visto en una película. 

"No me hagas mucho caso, porque yo solo digo tonterías... pero creo que puedo ayudarte".

He disfrutado tanto, tanto con este sueño que me las he arreglado para continuarlo un poco después de despertarme para ir al baño. Y justo por eso, precisamente, he decidido hacer como antaño. Escribirlo todo y darle forma, modificando lo necesario pero manteniéndome fiel a las escenas que recuerdo con tanta claridad (como la columna de piezas, los dragones-anguila, las paredes de roca volando por los aires, la mano-escorpión, la conversación entre dos personajes que ahora se llaman Kione e Hiperión). 
Y así, de repente como todas mis buenas ideas, ha nacido Sangre de Titanes (el título es provisional, pero parece que me gusta). 

Después de muchas modificaciones y, debo reconocerlo, insistencia por parte de Bob porque parece que les tengo alergia a las protagonistas femeninas, han nacido y han formado su identidad Aión y Astraia. Después ha aparecido Hiperión, sexy y flamígero Hiperión, y Kione con Ofión. Y luego ha aparecido Okeana, y ya se nos ha venido el techo abajo. ¿No querían ladies? Les daremos ladies. Unas ladies que se va a cagar la perra. 



Ahora es cuando viene la ducha de agua fría. Porque sí, yo estoy escribiendo Libra, lo sé, y había conseguido ponerme en serio con ella. Lo sé, de verdad que lo sé, y no planeo en absoluto darle la espalda a Gala y Nerva después de tenerlos ocho años esperando en el disco duro de mi ordenador. Sin embargo, hacía tiempo que no sentía esta maravillosa emoción por un sueño, y si algo he aprendido de mi experiencia escribiendo es que las ideas hay que atraparlas cuando pasan. 



Ay, cómo me gusta que Astraia sea básicamente Wonder Woman. 

8 de junio de 2018

Hari Pota

One of life's best moments is laying in the grass with Tasch, under the sun, speaking of things that are actually irrelevant. 

Thank you for this year. You have taught me many things, but especially those regarding fencing. And you will always be part of my second team. My favourite left-handed foilist. I treasure our matches like the funniest and absurdest bouts we had through the year. 



Hari Pota!

5 de junio de 2018

Tidal Wave

As a gently gesture, life has just gotten me soaked. And I didn't even graduate this year (for the joke to be understood, there is a tradition here in St. Andrews that states every graduate must be soaked with all kinds of "wet" stuff -water, soda, tea, glitter- the moment he/she finishes his/her last exams and is completely free from this institution). 

But seriously, as what I want to think has been a kind loving action, today has been comedy. Pure comedy.

Adam and I went for ice ream at Jannetta's and afterwards went for a stroll on the beach. As expected our legs guided us to the Pier, place beloved same ways for both of us. We sat at the very end where the waves crash agains the sturdy stone wall and talked for at least an hour. About love, sex, life, religion, friends, sex again. 
And then, without any warning and completely out of the blue, a massive almost three meters tall wave abruptly crashed against the corner of the Pier, jumped on top of us and finally fell down in our heads, soaking un from top to bottom. 

We had to lay in the grass for another hour. We were shocked. And dying of cold and laughter. And surprised. And ridiculously happy. 



Thanks for this, tidal wave. 

4 de junio de 2018

#FuerzaGuatemala

Ayer el Volcán de Fuego entró en erupción y se llevó por delante gran parte de las aldeas que había en sus faldas. El comunicado oficial de esta mañana decía había 25 personas muertas, pero la verdad es que hay otras 300 que probablemente también lo estén. San Miguel y El Rodeo ya no existen; están completamente destruidas. Afortunadamente, gracias a la suerte, a Dios si es que existe o a lo que sea que haya protegido El Zapote, la casa madre de Vamos Adelante está intacta. Más o menos. Porque las casas de nuestros amigos se han ido. Están sepultadas bajo vete a saber cuántos centímetros de lava solidificada. Uno de los puentes se ha venido abajo. El número de personas desaparecidas está sin confirmar. 

Y es una puta mierda. Y es injusto. Joder. 

Por el correo de Nina y las redes sociales hemos sabido que nuestras amigas y sus familias estaban a salvo, pero sus casas están destruidas. Algunos de ellos tienen que quedarse en refugios de emergencia, si es que se le puede llamar "refugio" a lo que habrán podido levantar en un sitio como aquel, con los pocos recursos que sabemos que tienen, en medio de la selva. 
Es un desastre. 
Ayer por la tarde Rocío colgó una foto en la que se veía al Volcán de Fuego con su casi habitual columna de humo, y yo dije que me encantaba porque se veía hermoso. Porque así es, pese a todo. Hermoso. Y letal. 

Es simplemente una locura. Las carreteras por las que pasamos cada mañana para ir a trabajar, las aldeas y las personas que veíamos en el camino, las casas, las escuelas, los tendidos eléctricos... Ya no hay nada. Ya no están allí. Cualquier catástrofe natural es una tragedia, pero esta es egoístamente diferente porque hace casi un año estuvimos allí. De pie en aquellos caminos de tierra. Cruzando un puente que ya no existe y recogiendo a nuestra gente valiente en aldeas que se han volatilizado. 

Estoy triste.
Y enfadada. 
Y frustrada. 
Y más triste. 



No sé por qué lo has hecho, pero has roto la tierra y has arrasado con todo lo que tenías alrededor. Y no es culpa de nadie, ni siquiera es culpa tuya. Por una vez, no hay ningún culpable detrás de esta tragedia. Solo lava, humo y ceniza. No lo entiendo. No lo puedo entender. Ahora cada vez que desbloqueo mi teléfono y veo a tu hermano de Agua me entran escalofríos, solo de pensar que en cualquier momento puede estallar también y provocar otra catástrofe. 
Eres una de las cosas más bellas que jamás he tenido el placer de contemplar. Pero eres una bestia. Una bestia salvaje. Y ayer, por algún motivo que desconozco, enfureciste. Y entraste en erupción. Y lo arrasaste todo.   

Y no es justo.