23 de diciembre de 2018

Cuando se está bien

Qué bien se está cuando se está bien. Qué bien estoy, debería decir, cuando estoy bien. No hicieron falta más que doce horas (igual menos, porque afortunadamente no llevo la cuenta) bajo el sol para que se me quitaran las brumas del norte de la cabeza y el sol mediterráneo calentase mis huesos; unos huesos que el frío insular estaba congelando por dentro. 

Ayer estaba sentada en una terraza al sol, más a gusto que nadie, con una copa de vino y acompañada por dos de las personas a las que más quiero en este mundo. Y después, aquella noche, estuvimos de fiesta para otra persona muy querida. Y he paseado, también al sol, para ir a buscar a mi persona en particular. Cuando caminaba con Sombra por el río, me di cuenta de que me sentía en paz. De que estaba bien y de que había echado de menos muchas cosas. De algunas de ellas llegué a renegar en algún momento, y me dio risa en lugar de vergüenza. 

No es que todas mis preocupaciones se hayan evaporado, pero sí se han diluido en un grado bastante notable. Y todo es porque estoy en casa; en la que todavía es mi casa. Y me noto más tranquila, más calmada, más en paz. Y me da bastante más igual todo lo que hace una semana parecía que me inquietaba. 

Quería escribir mucho más, pero la verdad que es mi padre ha cambiado la música y me ha hecho quedarme con él más de lo que yo tenía planeado, así que se me ha ido de la cabeza. 

Pero estoy bien, vaya si estoy bien.

Ah, y que papá se acuerde de mí con canciones de viaje es algo que siempre me dibuja una sonrisa. Porque, independientemente de lo que haga en general, yo siempre estaré de viaje. De aquí para allá, dando saltos por una geografía (visionaria) infinita. Porque aunque han pasado muchos años, parece que sigo siendo Rewend, como si aquel tatuaje en la arena hubiese traspasado mis dedos y se hubiese quedado en mi piel.
La verdadera esencia, aquello que soy. 

20 de diciembre de 2018

And darker, yet brighter

Happy Darkest Night of the year, Avani. Feliz noche más oscura.


شب یلدا مبارک.

17 de diciembre de 2018

Falling into place

No sé exactamente cómo ha pasado, pero desde ayer por la noche tengo la sensación de que las cosas se han ubicado en su sitio solas. Como un movimiento silencioso e imperceptible, pero del que fui consciente ayer cuando me di cuenta de que lo que estaba pasando no me importaba tanto, ni estaba tan preocupada, ni mi cabeza había cruzado la línea y había entrado (otra vez) en modo rampage. Porque mi única preocupación real era divertirme, y lo hice. 

Quizá porque sé que me quedan horas en la Burbuja y que mañana estaré en casa, por fin. Quizá porque de una vez por todas mi cerebro ha aprendido a valorar lo que tengo y no lo que me falta. Quizá porque la proximidad de "casa" me hace ver las cosas con perspectiva y claridad. Quizá, quizá, quizá. 

Quizá porque me he perdonado un poco el mes de noviembre, y lo que pasó en mi cumpleaños (y todo lo que eso arrastró, como una corriente de mierda pestilente que lo manchaba todo a su paso) ya no me duele tanto, si lo pienso. Otra vez, quizá. 

Y quizá, Ella, mi pájara. 
Y quizá, Él, mi yazata. 



Cosas que tienen que ver, no ha estado mal despedir este año con comida, y helado, y más comida y espumillón brillante que ahora tengo colgado en la oficina. Me queda hacer la maleta y, casi por supuesto, estará Ampyx de fondo porque... bueno, porque sí. 

14 de diciembre de 2018

A metal cover of "Holo"

Cómo me gusta la música de Ampyx. Probablemente porque me recuerda a Evangelion y aunque a priori la relación entre ambos elementos sea inexistente, en mi cabeza existe. 

Y ya está, eso es todo lo que quería decir. 
Y que Holo tiene una versión metal. Cuánta maravilla junta. 

12 de diciembre de 2018

Cuanto antes

Cuánto Álex Ubago hay en mi vida últimamente. 

Te juro que no puedo esperar a volver para verte y abrazarte. A ti, papá, mamá, gordo, Bob, flaco, marida. Incluso a ti, Sombra, maldita peluda. 

Y a ti, abuelo, te siento en cada letra. 



Y si preguntan por ti, solo diré que te vi
en mis sueños una noche y solo sueño desde entonces
para verme cada día junto a ti.
Y es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes,
tantos ratos y pasiones por vivir...
... a tu lado.


En mis sueños puedo verte cada día,
y me siento cada noche a esperarte
por si vienes y me traes tu melodía. 
Por si vuelves, esta vez para quedarte. 
Y me pongo a pensar...
En todas las cosas que no te he dado,
todas las veces que te he fallado.
Y yo lo que quiero
es arreglarlo.
Y cuanto antes. 


Si supieras, vida mía, el día que nos espera...

10 de diciembre de 2018

Pa' extinguir

"¿Qué le gustaba hacer a mamá?"
"Bailar como una tonta y comer jamón serrano."

Mira que te quiero, valiente pelotudo. Es que me das la vida. Especialmente en esos momentos en que quiero llorar, reírme, cagarme en todo, cogerme una borrachera, no cogerme nada porque pará, sincronizarme con alguien mentalmente y hacer palmas flamencas. 

Mira que te quiero, flaco. 
Hoy me hacía falta esto. 

4 de diciembre de 2018

Ha pasado algo

Ha pasado algo. Empezó a pasar ayer a las once de la noche, con una larga conversación por email y un interesante dolor de cabeza, delante de mi ordenador, en la biblioteca, mientras esperábamos que fueran las 22:30 porque iban a repartir café y donuts gratis en la cafetería. 

Esta mañana, ha pasado algo. Y te he llamado por teléfono, no sin antes mandarte un mensaje diciendo "contéstame, por favor; es urgente". Y me has contestado. Y te he contado. Y me he echado a llorar de los nervios, la alegría y la emoción delante de las lejías, los limpiadores para la ducha y los limpiacristales en Tesco, porque mi vida tiene que ser absurda sí o sí.

Ha pasado algo y solo dos personas lo sabéis. No quiero hablar antes de tiempo, pero parece que va en serio. Que es real. Que ha pasado y pasará algo. Y yo, que siempre pensé que llegado este momento lo gritaría a los cuatro vientos, de repente no quiero decir nada. No es que no quiera compartirlo; claro que quiero. Sin embargo, prefiero quedarme callada de momento. Imagino que hasta que asuma que ha pasado algo y no me entren ganas de llorar cada vez que lo pienso. 

A ti, mi amor, gracias por estar al otro lado del teléfono y hacerme llorar con esa voz tan bonita que tienes. Te quiero. Te quiero muchísimo, Bob. 



Madre mía, que ha pasado algo. 
Ha pasado algo. 

3 de diciembre de 2018

26 de noviembre de 2018

Free before the Thunderstorm

Sabes que has cruzado los límites y has accedido a otro nivel cuando tienes nueve libros en el ILL de la biblioteca y los subes dos pisos los nueve a la vez con tus propios brazos. 
Me cago en la puta.



De lo que pasó en el cumpleaños, mejor hablo otro día. Porque como me tenga que poner a ordenar mis pensamientos ahora, voy a entrar en modo rampage en cinco minutos y no es cuestión, que tengo que trabajar. 



Cosas que tienen que ver, se me ha pegado Through the Fire and the Flames de Dragonforce desde la última hora de curro, sabrá el Demonio por qué. 

14 de noviembre de 2018

Kuh & Saena II

Kuh arrived first and Beth picked it up for me, as I was not home. When I arrived, he was lying on a box on top of my bed. I opened the package and discovered with joy that his grip was blue - not any blue, but Bob-Blue. I wield him; he is sturdy, really long and strong, not that flexible. Like a mountain. 

And some time later, perhaps an hour and a half, his sister arrived. I picked up Saena myself as Beth had already set off to work. When I opened the package I saw her grip, silvery and shiny like the moon. I held my breath as I wield her; she is light, almost weightless, like a feather. Like a bird. Not as long as her brother, Saena is fast, flexible and her guard is small and thick, perfect to protect my hand. 

Kuh and Saena have felt pads where I already wrote their names. 
Kuh and Saena are now resting on my bed, on top of my black blanket. The colour contrast makes them look beautiful. I have to confess that I cried when holding Saena against my chest, but those where happy tears. 

These foils mean a lot to me. 

Firstly, they are the tribute and homage to a person that is not with me anymore. The one who I named my first sword, Grajo, with. They are also the wrecking ball that tore apart those walls of fear and insecurity inside of my head. Behind these foils there are tears, long hours of physical work and countless minutes of mental exhaustion. But now that I knew they were coming, I became fearless. Now that I knew they were going to become a reality, my insecurities faded away. And I started fencing as some time I did. 



Kuh is the name for the mountain in Persian. 
Saena is the sacred bird (one of them) in Zoroastrianism. 

They are Sacred & Wild, Incense & Iron, Fire & Forgive, Mountain & Bird. They are my twins, two siblings that will accompany to many adventures, starting with the one we will journey towards on Saturday. 
Whenever I feel down or uncertain, I will hold their grips with my fingers, as tight as I can, and I will feel the strength running inside of them. That force that comes from the deepest me. The power of everything that makes my life worth living. 



These are not ordinary swords. 
These are my swords. My foils. 

How many people do you know that can say out loud that they own two functional swords, and that they actually use?



Welcome to my life, little ones. I hope to be up to the task. 

12 de noviembre de 2018

Kuh & Saena

As I could not decide for a name, I would stay with both.
As I am getting both.

My God, what have I done?



I still hear you in the breeze, 
see your shadow in the trees. 
Holding on, memories never change.

10 de noviembre de 2018

Monody (ever strong)

Although my wish right now is to open de window and shout the good news to the top of my lungs, I shall remain quiet. Even if I want to tell everyone I know, I shall not speak. For this is a very special moment and, like everything worthy in this life, it deserves the beauty of silence and the marvel of the eye contact, the faces and the expressions that those faces will have when this actually happens. 
When you come to me.

Kuh? Saena? Which will be your name?
I don't know. But I cannot wait to have you in my arms. 

Esta es por ti, abuelo



Here we stand, open arms. This is home, where we are. 
Ever strong in the world that we made.
I still hear you in the breeze, see your shadows in the trees. 
Holding on, memories never change. 

8 de noviembre de 2018

A hundred miles, a million times

La competencia brasilera de Uber de cuyo nombre no me acuerdo, el primer avión, un remis, el segundo avión, dos películas y un sueño en vertical, un sueño en horizontal, siete horas en un aeropuerto, una llamada de teléfono, dos horas de escritura ininterrumpida, el tercer avión, un tranvía, un tren lleno hasta la bandera, un taxi y la puerta de casa. 

Y lo volvería a hacer, un millón de veces. 

Eso es lo que me ha costado viajar de una punta de otra del mundo, dejando atrás la que ha sido una de las semanas más hermosas de mi vida. Con casi veinticuatro horas de viaje a la espalda y las piernas machacadas, he vuelto a la que ahora es mi casa. 
Y creo que me alegro de volver, pero prefiero esperar y mantener la calma que hasta ahora he tenido y no sacar conclusiones precipitadas. Se tiene que notar que estoy aprendiendo. 

A ver si termina la lavadora, tiendo y me voy a dormir para un buen rato.



Cosas que tienen que ver, acaba de salir Psalms de Hollywood Undead y no es tan horrible como sonaba en el trailer que compartieron en Facebook. Y menos mal. 

6 de noviembre de 2018

A vos y vosotros

A ti, Laura, que vas a leer esto buscando un refugio en la soledad de un invierno que promete ser oscuro. Esto es para ti, que vas a regresar a estas palabras, seguro, cuando no encuentres las fuerzas o el ánimo para mantenerte de pie en otro lugar junto al mar. Para ti, para que recuerdes lo que de verdad es importante, lo que de verdad amas y aquello que te ama de igual forma al otro lado del océano. Lee con atención, recuerda que esto fue verdad, ten presente que todavía lo es; revive la belleza de lo que fue, y llénate de la energía y el amor que contienen estos párrafos. 



Que de entre todas las mujeres (y que me disculpe la poesía) me escogieras a mí para oficiar tu boda me llenó de emoción, de alegría y de mil sensaciones que no sé explicar ahora mismo. Parecía lejano cuando me lo anunciaste, allá por noviembre de 2016 (he tenido que buscarlo en el No'j y he pasado un buen rato hasta que lo he encontrado), pero finalmente ha ocurrido. Ha pasado tan rápido y tan feliz que casi no nos hemos dado cuenta y hace media hora estábamos sentadas, tranquilamente al sol, en el patio de tu casa, con Mercurio pidiendo que jugásemos con él. Y esta mañana, se ha marchado Ángela. Y ayer se marcharon los demás, a diferentes destinos, con diferentes aviones. 

Hemos estado aquí. Hemos estado en Montevideo como prometimos que haríamos, y te has casado. No de cara a la legalidad, pero de cara a tus seres queridos, te hemos casado Kako y yo. Lo hicimos. Viajamos a Rodrigombia y probamos su rico dulce de leche; ninguno somos de café en nuestro grupo, qué le vamos a hacer. Y han pasado seis años, pero lo hemos conseguido. Nos hemos tragado más de veinte horas de avión (algunos más que otras) para aterrizar en tu tierra y recorrerla con la misma normalidad que si hubiésemos quedado en Blasco Ibáñez para tomarnos unas cervezas. Quiero dejar constancia de lo hermoso que ha sido. De lo bello, de lo divertido, de lo emotivo, de lo mucho que lloré en tu boda y delante de todos, de todo lo que bailamos, de todo lo que hemos comido, de lo poco que hemos dormido. 
Quiero que quede todo tan bien plasmado como queda en las fotografías. Quiero poder sentir cada abrazo y cada lágrima de emoción. Cada dolor de estómago porque no nos cabe otro Marley, pero a fuerza de dulce de leche todo entra. Quiero acordarme del sol abrasador y de ese calor que no echaba tanto de menos, de los momentos jugando al Psych! y las mañanas a doce tostadas por desayuno. Hasta de los ladridos del perro y de los chistes malos del mago masónico quiero acordarme. Quiero que me llene todo como la brisa del mar, que me llene las pupilas como la sal me llenó los pulmones en un mar que no era mar, que resulta que era el Río de la Plata y que no tenía los guijarros metálicos en el fondo. Recordaré el viaje a Colonia y las vacas, la Cumbia de los Aburridos, la comida en Don Andrés, los viajes en ómnibus rotando los pagos, las bolsas de Tienda Inglesa y la foto en la que somos la mejor banda de ska que el mundo haya conocido. 

Ahora me llevo una taza con un pavo real dorado y es una señal, porque la compré aquí. Y aunque nos traicionó el tiempo atmosférico, porque en tu boda casi morimos de hipotermia y ahora mismo, en el piso de arriba de tu casa, creo que me quiero morir de calor, resultó que toda la ropa que habíamos traído se aprovechó. Y nos llevamos entre Ángela y yo seis cajas de Marleys que nos van a durar un telediario, como si lo viera. Y escuchasteis mis dramas y mis desmadres, esas incomodidades que no me han dejado vivir tranquila desde septiembre, y me disteis fuerza, paciencia y ganas de enfrentar lo que venga con una perspectiva diferente. Y bailamos, obvio, y volvimos a comer mucho, mucho. Y a decepcionarnos con las postales de Montevideo, que eran todas horrorosas. Y volvimos a reír, y volvimos a vivir el drama y los suspiros de España, porque al Uruguay-guay yo no voy-voy, porque temo naufragar.

Bueno, y no me pongo a hablar de las fotos porque "qué tonta eres, niña". Las fotos mirando al horizonte, las de los suspiros (más) en el balcón, las de los vagabundos, las de la Piedad de Miguel Ángel, el facepalm más grande de toda la historia, la del museo con ganas de morirse, las del puente de los colores porque hay que ganar seguidores, las de los árboles y los matojos, qué Harry Potter más cutre, y las puertas de la casa, que dan mucho juego y las llaves Allen que me fui encontrando por todos los rincones y que al final no abrían ninguna puerta secreta. Qué suspirar.

Quiero todo bien definido en estas palabras para cuando me encuentre de vuelta en la fría Escocia y piense si fue real. Para cuando me pregunte si realmente estuvimos aquí, y caminamos esta tierra, y vivimos unas cuantas horas "en el pasado". Estuvimos. Fue real. Tan real que te cortaste el pelo con nosotras delante y pude decirte, frente a la puerta de tu casa y al sol, todo lo que realmente quise decir en tu boda. 

Quiero conocerte, cambiarías un poquito de mi suerte. La cambiaste. No hubo mejor regalo que poder estar todos juntos allí, frente al atardecer, siendo testigos y partícipes de tu felicidad. Estoy orgullosa de ti. Estoy muy orgullosa. Eres en muchos aspectos un ejemplo para mí; como mujer, como amiga, como trabajadora. Sabes que te admiro como a pocas personas en este mundo y que quisiera parecerme a ti en muchos aspectos. Que creo que eres luchadora, trabajadora, valiente, entregada y fuerte, muy fuerte. Eres una hermana mayor que estuvo siempre conmigo, sin pedirme nada a cambio y sin que yo se lo pidiera. La vida me hizo el favor de encontrarte y de reservarte un lugar muy especial en mi corazón, no importan los kilómetros y la vida y las tonterías de la rutina. 

Seguimos aquí, después de diez años de conocernos y después de seis desde que te mudaras, y me parece que no nos ha ido nada mal. Viniste junto a Eu y a Ángela a salvarme la vida a Londres, y después volviste en Navidad para viajar a Bulgaria pero pasaste por casa y dejaste alfajores y ganas de más. Ahora nos ha tocado a nosotros desplazarnos para visitarte y lo hemos hecho. Creo que se repetirá pronto, teniendo en cuenta que no nos hemos muerto y que ahora controlo los aeropuertos de medio mundo. 

Gracias por recordarme lo que realmente importa y por hacernos parte de tu vida, tan normal como hace diez años, cuando empezamos a estudiar. Gracias por los recuerdos y las fotos, gracias por los momentos vividos y por todo el amor que se ha desprendido de tu familia, de la que ahora es tu combinada y fantástica familia. Gracias por tenerme siempre cerca, pese a todo, pese al tiempo y a la distancia. 
Gracias. 

Sé que siempre te digo lo mismo, pero te quiero mucho a vos. 
Te quiero mucho. 

27 de octubre de 2018

Staring with Ungrateful Eyes

Mentiría si no admitiese que estoy hasta el gorro y que quiero un camión de tierra para poner en medio. No puedo esperar a que llegue el lunes (porque a la noche del domingo en el aeropuerto me da que sí, que sí me puedo esperar y de hecho que no llegue nunca), montarme en el avión, ponerme los cuatro discos nuevos de Jon Bellion que tengo y a tomar por culo la bicicleta, la burbuja, la isla y su madre en monociclo. 

Y si nadie se acuerda de mandarme un mensaje, echaré un poco más de tierra para sostener las paredes de mi cerebro y me encogeré de hombros; porque, total, quedará un día menos para el 18 de diciembre.

26 de octubre de 2018

Detrás de cada pareja, no tengo con quién bailar

Igual es por el estrés de coger un avión con tres escalas el lunes, o quizá es porque no me he sentado a escribir la tesis en tres días, o porque mi cabeza le sigue dando vueltas a cosas que no debería (ya es una mezcla entre aburrimiento y vergüenza), o puede ser por esta ansiedad extraña que tengo ahora mismo haciendo espirales entre el ombligo y el esternón. 
El caso es que todas las canciones me recuerdan a ti y, si lo pienso, me doy cuenta de que todavía no llevo bien que te hayas marchado, y que no estoy para nada de acuerdo con que ya no estés aquí. Entonces me asalta el pensamiento de que todavía no lo he superado, y me pregunto si lo superaré algún día. 

Me estoy perdiendo muchas cosas que compartir contigo y eso me mata. No conociste a Yaza y no conociste a Buru, y eso que los dos existían cuando tú todavía vivías aquí. A veces me pregunto por qué nunca te los presenté. No conoces mi tesis, y aunque quiero pensar que de verdad sabes lo que estoy haciendo, que sabes que me marché de aquella pesadilla y que estoy viviendo mi sueño, me duele no poder tenerte delante para explicarte mis avances y mis descubrimientos. 

De todas las personas de este mundo, tú eras la única que yo quería que viviese para siempre. 

23 de octubre de 2018

Ocho

Que sean ocho más, que sean todos, que sean cuantos tengas que venir. Esculpidos con el cincel de viento en nuestros brazos y rasgados por la sal en nuestras mejillas. No importa si son aquí, allá, en otra parte o en la que ha sido la misma. Que vengan ocho más; ocho, ochenta, ochocientos, ocho mil. Todos los años que nos quepan en el pecho y podamos acumular juntos, viviendo sin darnos cuenta de que pasa el tiempo, y que nos sigamos riendo al pensar que todo empezó con un ridículo malentendido y un ataque de pánico. 

Ayer te eché de menos. 
Me faltaste más que otros días, aunque siempre tengo un hueco del día para pensar en que estaría muy bien tenerte a mi lado. Anoche pensé en lo bien que estoy entre tus brazos cuando me acuesto. Ayer me acordé de lo que me gusta que me molestes y que celebres los días que voy a volver a casa. Leí los mensajes secretos que me dejaste en la oficina y me acordé de que eres el mayor fan de Yazata que conozco. Me encanta que me mandes posibles daevas y que estés tan de acuerdo como yo con la afirmación de que VereZâma es real. 
Me gustas ocho millones de veces y te quiero otras ocho más. Estoy extremadamente orgullosa de ti en tantos aspectos que ya no sé ni cómo enumerarlos. 

Estamos construyendo algo maravilloso, Bob. 
Y ya son ocho años juntos. 

17 de octubre de 2018

Buena Vista Social Club

Yesterday I was given my first epée to fix and I didn't break it (although I lost around three tiny  grub screws, but Edisher told me that was expected). 
Armoury was fun. And foils are working, thank Jesús Cristos en los Sielos. 

16 de octubre de 2018

Wiggly Foilists

Como cada vez que intento dar clase, acabo presentándome como lo que realmente soy: rematadamente idiota. 

Pero si a vosotras os hace feliz mi estupidez y consigue que améis este arma como yo lo hago, que la sostengáis con cariño y con energía, que corrijáis esos movimientos (que, a pesar de que me encanten y tengan mucho flow, me temo que no están permitidos) y que os convirtáis en las magníficas floretistas que sé que podéis ser, yo estaré contenta. 
Gracias por la noche de ayer, que encendió un par de bombillas nuevas en el ático de mi cabeza. La verdad es que lo pasamos bien. 

15 de octubre de 2018

También tenemos corazón

Y en el trozo de hoguera que a mí me tocó
hay libros de Alejandría.
Y el fuego en sus poesías
desprende el olor del viejo luchador. 




Estoy mejor. Y eso es importante para mí y para los que han estado esperando que me recuperase. Gracias por la paciencia, pero necesitaba estos días extraños. Han sido días para relajarme y pensar (en español, gracias a Dios), para expresar aquellas cosas que tenía metidas dentro del cuerpo y que me estaban haciendo polvo los huesos, de tan fuerte que me apretaban. La ansiedad me ha jugado una mala pasada y, es verdad, ha sido una serie de catastróficas desdichas que parecía tener siempre un sótano al que acceder cada vez que pensaba que ya habíamos tocado fondo. 
Nos ha costado, pero hemos encontrado un suelo firme sobre el que poder impulsarnos. No solo yo, sino el alrededor, que también empieza a sacudirse las hojas muertas del cuerpo y a caminar bajo este sol que ha decidido quedarse por St Andrews unos días. 

Voy a tener que volver sobre mis pasos para ver dónde me quedé contándote. Ahora vengo. 

No soy capaz de recordar en qué momento colapsé, pero lo hice. Fue escuchar a papá y se vino todo abajo, vaya si se vino. Y después fue con Bob, y hablé con mi hermano, y claro, le tuve que explicar a Beth por qué me encontró en esa suerte de estado lamentable cuando abrió la puerta. Pero casi fue para bien, aunque la semana siguiente resultase ser poco agradable. Luego vino Lukas y la tranquilidad de saber que, al menos, alguien más lo sabía. Alguien más que estuviese cerca físicamente, porque los míos de casa están al corriente de todo, claro. 

Después no recuerdo bien qué pasó, pero como siempre, el trabajo vino a salvarme la vida. La bienal de la SI, las 2000 palabras sobre pájaros y Zoroastrismo, Simurgh en sí misma, que es mi cuerda salvavidas, los artículos de las Plumas y mantenerme alejada de las espadas por un rato. Beth me propuso que fuéramos a ver Venom solo por animarme -no es que ella sea una gran fan de estas películas, pero sabe que cualquier criatura negra y asquerosa con mala leche me alegra la tarde-. 

Por supuesto, vino la Isla de Skye en la Isla de Skye con el señor Temerario. Tener cerca de doce horas de coche por el otro lado de la carretera dio para mucho y pudimos hablar de todo y descubrir muchas cosas nuevas, disfrutar de las viejas y hacerme fan de el tipo de persona que me da coraje. Volvimos a tirar florete y espada juntos y me sentí renacer. Era la primera vez que volvía a esgrima y agradezco mucho que estuviese a mi lado. Los flashbacks de cuando teníamos 18 y 19 me vinieron a la cabeza desde que me bajé la careta. Gracias por aquellos días de coche, lluvia, ovejas y mar. 

Probablemente porque me sirvió para recargar las pilas, todo ha ido mejor desde que volví de Skye. O quizá porque he hecho un cambio en los muebles de mi cabeza y ahora le doy menos importancia a las cosas. Pero lo cierto es que la semana pasada fue bastante agradable, desde fuera y desde dentro de casa. Beth también está mejor, y lo voy percibiendo poco a poco. Quizá también estoy mejorando en esto de dejar de ser básicamente gilipollas con mi alrededor. 
El sábado bebimos lo que no debíamos y así nos despertamos al día siguiente para el open de sable, pero nos lo pasamos mejor que bien. Y bailamos mucho, que eso siempre es una alegría grande. Y ayer hablé con Keno, y hoy ha vuelto Clare, y en dos semanas (me da) vuelo al otro lado del mundo porque una de mis mejores amigas se casa. La Virgen, qué locura. 

Y descubrimos los moonmoons y el simbionte es mi spirit animal, y en mi piso hay una colonia de arañas que no dejan de darme sustos saltando de pared en pared. 

Y estoy mejor. De verdad. Lo siento hasta físicamente.

Y no hay flor como la amapola, ni cariño como el mío.

12 de octubre de 2018

Consejos de amor

"A ver, que yo era tonto, pero que tampoco me ponía barreras".

Mira que te quiero)

10 de octubre de 2018

Mañana te lo cuento

Han cambiado cosas desde la última vez que nos sentamos el No'j y yo frente a frente, pero la verdad es que hoy he conseguido ponerme a escribir otro capítulo de la tesis y no tengo mucho tiempo ahora mismo. Pero estoy mejor. De verdad, estoy mejor. 

Mañana te lo cuento. 

1 de octubre de 2018

One Eyebrow

Yo tengo la sensación de que últimamente me paso la vida esperando a la gente. 

24 de septiembre de 2018

Of Monsters and Tears

Thank you for trusting me enough to show yourself as you are, as you wanted to be yesterday and the whole past week. I cannot imagine how this is hurting your heart and soul. And the only thing I can do is wait patiently, improving this skill I do not have, just for you. If there was something I could do, believe me, I would do. Although you told me last night there was nothing. And I know. There is nothing but being there for you as I am trying to do. 

You are braver than you think you are. You are a gift, and whoever that is not able to see it doesn't deserve you. You are pure Light and pure giving - please, never repent having loved to the extreme. Because that is genuine and precious, like you. It speaks of the wonderful person you are. 
I look up to you. I am proud of you. And I know now it's hurting like a burning demon, but it will go away. It will be okay. It will go away. 

As long as you want me by your side, I will be. 

22 de septiembre de 2018

Varsity / Ahora que todo está tranquilo

Ayer se nos calentaron a la vez la boca y la cabeza y decidimos que unos cuantos nos íbamos a levantar a las 6:30 de la mañana para coger un autobús a las 7:50 que nos llevase a Edimburgo, porque con motivo de la ancient rivalry nuestros primeros equipos femenino y masculino de esgrima se enfrentarían contra los de la universidad de Edimburgo. Así que, sorprendiéndonos incluso a nosotros mismos, nos acostamos pasada la una, nos hemos levantado esta mañana y vaya si nos hemos subido en el bus. Aunque por los pelos, pero hemos echado un par al sueño y para allá que hemos ido, solo para acabar jugando al Who is Who Animal Edition y al Scrabble en una cafetería junto a los demás, porque los partidos se habían retrasado a las 12:00 y llevábamos desde las 10:00 allí (algún iluminado de las AUs no leyó bien los mensajes, parece ser).

Cuando ha acabado el sarao, con todas sus consecuencias, sus maravillas y sus absurdeces (porque si no tenemos drama en este equipo, no somos nosotros), la tríada de la L se ha vuelto a subir en un autobús y hemos estado casi tres horas allí dentro porque no nos hemos fijado en que el trayecto recorría la línea costera, en lugar de ir a St Andrews directamente. Pero todo bien. Hemos sobrevivido y ahora estamos sentados en casa, con varias tazas de té calientes en el cuerpo, el horno calentando la cena y la mesa llena de apuntes, bolígrafos de colores y botellas de agua. 

Ahora todo está tranquilo, por lo menos para mí. Poco a poco las cosas se han ido colocando donde debían y las conversaciones que había que tener han tenido, al menos hasta el momento, un resultado muy satisfactorio. Estoy unida a mi alumno más que nunca, Beth sigue dentro del túnel pero he aprendido a tener paciencia y a comprender cada cosa que hace, porque no es para nada su mejor momento. He recuperado a mi pájaro y a mis montañas (ahora mismo estoy teniendo una acalorada discusión con los búhos en mi cabeza), y me da la sensación de que esta noche voy a dormir hasta el mismo lunes. Las cosas están mejor; ahora todo está mejor. 
Y lo agradezco, porque lo necesitaba. Mentalmente, necesitaba la noche de ayer y el día absurdo y con sueño de hoy. Necesitaba ver materializarse ante mis ojos una realidad que hasta el momento solo era verbal. Gracias por el respiro, vida. 

Pero Beth... Bueno, Beth. 
La Dama de Luz no se ha apagado, ni mucho menos, pero su brillo no es tan intenso como antes. Debo esforzarme por no interrumpir el proceso de recuperación. Tengo que aprender a estar callada y a entender que, como muchas veces me dice, el problema no soy yo. Si lo pienso fríamente, me honra y me enternece que conmigo pueda mostrarse como realmente quiere estar: triste, taciturna y callada. Pero, al mismo tiempo, mi cerebro que todo lo tiene que exagerar entra en pánico porque la atmósfera de nuestra casa no es precisamente la mejor. Bueno, no es para menos tampoco. Muérdete la lengua, Rey Brujo. Aprende a tener paciencia. Cuenta ovejas, ponte música, controla el latido de tu corazón, pero quédate callada. Refúgiate en otras partes y deja que ella sane a su ritmo, con su proceso, déjala en su luto que nadie te ha pedido que te quedes. Y entonces, si es que decide llamarte, aparece. 
Pero hazlo, o la vas a cagar de manera espectacular. 

Advertida quedas. 

17 de septiembre de 2018

Nada que ver

No me gusta toda, pero algunas partes de esta canción se me han metido muy adentro.

¿Dónde vas, dónde vas? ¿Dónde piensas ir?
Con la cabeza gacha pretendes huir.
¿Dónde vas, dónde vas? 
No eres tan valiente ya.
Anda, corre...

¿Dónde vas, dónde vas? Déjame decir
que si fuiste valiente, dímelo ahora aquí.
¿Dónde vas, dónde vas?
Si no quieres escuchar...

16 de septiembre de 2018

Las bombillas fundidas de arriba

Yo no sé qué cojones me pasa, pero ya está empezando a darme miedo. Hasta a las paredes de mi propia casa les están saliendo grietas. 



Tears at a funeral I might break,
angry at all the things I can't change. 

15 de septiembre de 2018

You will have my arms

Last night was definitively not something I wanted to live with you, but it happened. I didn't want to see you as sad and destroyed as you were, but it happened. I really don't know how I managed - I still have the feeling that I underperformed and I didn't meet the expectations you could have set in my response. And for that, I am sorry. But I meant it. Every word and every caress, every hug and every love pressure in your fingers with mine. 

Cold days are coming, but my duvet will always be waiting for you so we can refugee ourselves under their warm and protective aura. When you feel weak, you will have my strength. When you feel uncertain, you will have my arms. You will always have my arms. As you are not really aware of how much you mean to me and the impact you have on my life. 

I love you. More clumsily that I sometimes reach to comprehend. But I love you, and I will be always there as you make your way out back into the light you always belonged to. Light is your way and to the light, you will return - for I most desire to contemplate you doing so. 

You will win this fight. I promise. 

11 de septiembre de 2018

La pretemporada que casi acaba conmigo (y con mi rodilla)

En realidad, la pretemporada que casi acaba con todos nosotros, empezando conmigo. Esta es la primera vez que consigo sentarme delante del ordenador y estamos a día once. Llevo más de doce días aquí y el ritmo ha sido tan desquiciado que no he tenido tiempo ni para quejarme, ni para llorarle al teclado, ni para nada que no fuera concentrarme en respirar. 

Jesús bendito, qué semana. Qué pretemporada. 

Ahora que la contemplo con perspectiva, después de toda la vorágine de acontecimientos, pensé que no la consideraría tan mala. Que no lo ha sido. Pero lo ha sido. No ha sido tan terrible. Pero lo ha sido. Ha tenido cosas maravillosas, de verdad, pero todavía estoy saliendo de ese lugar oscuro en el que estaba mentalmente y no deja de tener un sabor agridulce. Y me duele la rodilla, joder. Casi me la parto después de aquella condenada clase de yoga. 

Natascha y Anita ya se han ido y el domingo tuvimos barbacoa con algo más que guitarra, hamburguesas y copas. No se me puede dar alcohol si tengo algo que quiero decir; no soy una persona paciente. Lloramos. Madre mía, la de lágrimas que esta pretemporada nos ha hecho soltar. El viernes pasado creía que me moría, y dos días después era yo la que estaba matando a alguien. Si miro a la derecha de mi cama, a la esquina donde estaba sentado, aún puedo escuchar su voz rota murmurando un mantra casi histérico. Y me duele. Esa imagen me persigue todavía, pero no puedo dejar de pensar que era necesario. Para él, para mí, para los dos. 
Ha sido una semana llena de tensiones y de frustración por no poder acudir a los oídos que sabía que me escucharían. Básicamente porque la cabeza a la que pertenecen esos oídos ya estaba lo suficientemente embotada de mierda como para que yo le fuese con mis desastres. 

No ha sido una buena semana mientras la viví, pero creo que ha sido una semana buena en sus conclusiones. Si me siento a mirar los resultados de esos días asfixiantes, tengo que reconocer que ha merecido la pena. Porque ahora estoy caminando, como decía, hacia un sitio mejor. Todos lo estamos. Desde el corazón de mi casa hasta el centro de deportes, o eso quiero pensar.

Esta semana me ha hecho replantearme muchas cosas sobre mí misma, algunas de ellas me llevarán más tiempo que otras de analizar y quizá, cuando la rutina se haya asentado de nuevo y me haya calmado el ánimo, podré hablar de ellas. De momento, las mantengo al frente de mi cabeza, como asunto urgente y pendiente con el que tengo que lidiar. (Acabo de sentarme a la turca y me están matando los muslos, su reputa madre). O la gente es muy rara, o yo soy rarísima, o ambas cosas, pero cada día tengo más claro que entiendo menos a las personas que me rodean, aunque me esfuerce. A veces, quizá, es que me esfuerzo demasiado y debería aprender a estar un poco más sola con mis propios pensamientos. Y la tesis sin tocar. Y de la novela, mejor no hablamos.

Vaya semana. Aunque ayer empezó la recuperación, pero vaya semana.
Seguro que mañana las cosas mejoran otro poco.
Seguro.
Mañana. 


2 de septiembre de 2018

Estoy en casa

Ecribiré algo decente cuando se acabe esta semana y hayan pasado pretemporada, la boda en la que tengo que currar y la barbacoa del domingo, además de una serie de reuniones y otros detalles, y cuando Anita ya esté en su piso y Tasch haya (tristemente) vuelto a Alemania. 

Pero de momento, sentada mirando las nubes negras que dejan pasar rayos de luz en el que es mi nuevo salón, me apetecía decir que estoy por fin en casa. Y que cada vez se siente más y más casa. 



30 de agosto de 2018

Los correos que tuve que mandar, pero nunca lo hice

"Bueno, con uno has tardado tres años y con otro un año y medio. Estarás contenta, ¿no?"
Así se cabrea, y con mucha razón, mi Avani ibn Tahir interior, a pesar de que yo he superado la vergüenza que me daba no haberles escrito a estas dos personas desde hace tanto, tantísimo tiempo. Si quieren contestar o no (por favor, que quieran), debo dejarlo en sus manos. 

Voy a cerrar la maleta y a ponerme otro té mientras espero. 

24 de agosto de 2018

La de cosas que me gustan IV

EDIT: esto lo escribí la noche del jueves, pero lo publiqué el viernes.


Madre mía, qué mareo llevo. 

Aún soy incapaz de acordarme de la broma que hemos dicho esta noche. Solo recuerdo llevar en la mano el tercer vaso de tinto y de Alvarito cogiéndome la muñeca para decirme "no bebas más, que te está sentando bien". Eso, y que estábamo pasando el examen de "españolidad" publicado hace no sé cuánto por el ABC. Acertamos 24/25 entre los tres, y como fallamos la del rey, demostrado queda que somos españoles, pero republicanos. 
Pero lo que me he reído, de verdad. No es ni normal. Lo que me he reído y la falta que me hacía, abannico en mano, una buena dosis de jaleo, de juerga, de jarana, de CANCANEO.

Vamos a decir las cosas como son, yo esta tarde había acumulado tanta cantidad de mala leche que mordía una esquina y hacía un cine. No estaba para nadie, ni para mí, casi. Quería liarme a dar golpes con el abanico cerrado mientras gritaba a pleno pulmón: "me tenéis hasta el mismísimo coño" (que lo he hecho, y ha sido terapéutico).

Y luego habéis venido a rescatarme el Flaco y Alvarito, tinto de verano en mano y tapa en la otra, y la cosa ha dado un giro de 180º. Que de verdad, palabra de honor, lo que me he reído. Mucho, muchísimo, todo. Si es que me dais vida. Me dais la vida que me drena otra gente, malajes todos. Vivan las frases célebes de APM, las de Mariano Rajoy traducidas al inglés y, sobre todo y por encima de todas las cosas, viva Chiquito de la Calzada, al cielo con él. 
Y viva el papa no sé cuántos y su correspondencia, ¡ole! 

Joé, la tartaja gorda y absurda que hemos cogido los tres, y solo estamos a jueves. Gracias, porque hoy lo necesitaba. Me voy a ir a dormir con el mareo y con la jarana en el cuerpo, con una sonrisa bien grande porque me lo he pasado mejor que bien, brindando con los que son dos de mis muchachos favoritos en Madrid, España y parte del extranjero. 
La próxima se repetirá pronto, seguro. 

23 de agosto de 2018

La de cosas que me gustan III

Tú me gustas. Tú y tu paz, la paz que me proporcionas. Cada vez que estoy en tu casa (¡la habitación de Joey!), duermo como un tronco. Y tú sabes que solo duermo bien cuando no tengo ni una preocupación en la cabeza. Cuando, de verdad, estoy tranquila. En paz. Contigo, en tu casa, con tu paz.

Me gustó enormemente viajar en coche contigo a Madrid, trenzándote mechón por mechón toda la melena, mientras sonaba My Secret People de Dover. Y, como eso, me gustó haber tenido el tiempo de entrar en tu casa, de volver a tumbarnos juntas antes de dormir y nada más despertarnos, a hablar de todo lo que nos preocupa, de situaciones familiares, de situaciones maritales, de situaciones en general. Porque te echo de menos, y te lo digo, pero siempre pienso que me pone triste echarte de menos, así que te lo menciono poco. Te he echado de menos muchas más veces de las que te dije en este curso. ¿Y qué le vamos a hacer? Como si no encontrásemos tiempo para estar físicamente juntas (y no tuviésemos conversaciones seis de cada siete días de la semana, y eso en una semana floja).

Te quiero mucho. A ti, a todo lo que representas en mi vida, a todo lo maravilloso que me proporcionas. De verdad.



-I'm drowning!
-I'm Elfo!

22 de agosto de 2018

La de cosas que me gustan II

Me gusta mucho reunirme con vosotros y que me contéis que seguís quedando, a pesar de que yo viva en otra ciudad u otro país. Me gusta escuchar que vais al cine, que coméis uno en casa del otro con asiduidad, que estáis al tanto de los problemas personales e íntimos el uno del otro, y que hacéis las cosas que solíamos hacer cuando estábamos tres, antes de que yo empezase a mudarme casi compulsivamente. La verdad es que disfruto mucho escuchando cómo, cuando me contáis algún problema o alguna novedad, añadís la frase "yo ya le dije...", "yo en su momento pensé...", "cuando me lo contó y pasó, yo creía...".

Me gusta, porque mantiene el vínculo que establecimos hace cinco años. Porque siento que mantiene viva una parte que me dejé en la universidad y que, lejos de dejarla estancada en el tiempo, la continúa, la hace evolucionar y seguir con su curso sin problemas. 
Lo más maravilloso del caso es que, cada vez que vengo, seguís teniendo ganas de hacerme un hueco y de incluirme en ese círculo, como si no me hubiese marchado. Uno me dijo que no me echaba de menos todos los días, pero que, cuando me veía se daba cuenta de que no le gustaba que yo viviese lejos; que preferiría que nos viésemos más a menudo. La otra, mientras me estaba contando un encontronazo que tuvo con unas compañeras, dijo que les daba igual mandarlas a la mierda porque no le importaban en absoluto, pero que si hubiese tenido problemas con el uno y conmigo, se desviviría por arreglarlo. 

Sigo aquí, pese a no estar físicamente. Me hacéis seguir aquí y seguís compartiendo mi memoria y mis andanzas con vuestro entorno, a pesar de que nos vemos poco y que, por causas de nuestras agendas apretadísimas, apenas hemos hablado este año. 

Sentí un cosquilleo muy agradable al deciros "nos vemos el martes" cuando nos estábamos despidiendo. Me dio un mareo extraño de atemporalidad, como si mi realidad no fuese que el día 3 de septiembre, cuando vosotros estéis de barbacoa, yo llevaré dos días vestida de blanco y tirando con el florete, a tantísimos kilómetros de vosotros.

Joder, os echo de menos. Y me pasa como a Shifu, que no me doy cuenta hasta que os veo. A veces me pone triste, solo un poco. Pero después Coco me cuenta sus preocupaciones por Whatsapp y el mantel de la amistad nos mantiene unidos, y siempre surge la oportunidad de comer fideos los tres juntos. 
Os veo crecer y me emociona. Una va a ser policía nacional muy pronto, porque yo lo digo y lo sé, y el otro ha descubierto el placer de la enseñanza y está llenando con su sabiduría y entusiamo las vidas de otros. Cómo no voy a estar orgullosa. Tenéis un par de cojones y estáis viviendo con toda la intensidad que os cabe en el cuerpo. 
Estoy muy, muy orgullosa.

Y, bueno, nos vemos el martes. 

21 de agosto de 2018

La de cosas que me gustan I

Cada vez que os tenemos en la ciudad a los dos, me da una alegría tonta que no sé explicar, pero sí sé disfrutar. Tal vez porque tú seas ya a esta alturas esposa, marida, prometida y mujer, o lo mismo porque se cumple uno de esos sueños absurdos que yo tengo de hacer cosas "en pareja", que ya indica otros niveles de vida, de confianza y de evolución en lo que es la pequeña historia de nuestra vida juntas. O tal vez porque me encanta observarte a ti, al otro tú, llevándote bien y disfrutando de la gente que para mí significa tanto y que me hace tan feliz. 

Me gustan ambas cosas, porque me gustáis los dos. Y el tercero también me encanta, no vamos a dejar a la mente brillante que dice cosas como "de bruces-pringsteen" de lado. 

Que me gusta, me gusta que vengáis a vernos y a disfrutar de este tórrido calor, sobrellevado a base de horchata y otras delicias con hielo (a pesar de que yo siga bebiéndome el té tal y como está, a más de cincuenta grados dentro y fuera de la taza). Quiero pensar que estos encuentros sedimentan las bases de lo que será mi futuro de madurez. Un futuro en el que espero que estéis los tres; ustedes dos como la pareja estupenda que son, y tú, el otro tú, como el compañero que siempre has sido. 

Me hizo feliz, qué más puedo añadir. Me hace y me hizo, me hizo y me hace. 

Que estoy muy bien allá donde sopla el viento del norte, pero volver y encontraros donde calienta el viento del sur es igual de maravilloso. 
Os quiero, a los tres. 

Mucho. 

17 de agosto de 2018

Oh my dear cringe

I miss you already, but every day brings us closer. 
Stare at the cringe and suffer, elf. I am still laughing about the cringy marriage situation we found ourselves in. 

Now that I've seen the world around me, now that the answers are all clear. 
Old concerns behind me, new adventures near. 
I know a chance can be worth taking and that a family can grow
When we have love to guide us as we go.
There may be miracles awaiting, they may be closer than we know.
When we have love to guide us as we go.

15 de agosto de 2018

Anda a mamarla

Te lo dije. 
Te dije que te irías para siempre, que llegaría un momento en que desaparecerías para siempre de su vida y de la nuestra. 
Yo te avisé, pero probablemente no me creíste. 

Y fíjate. Como siempre, como tengo por costumbre y como tiene la vida por costumbre, tengo razón al final. Ya te has ido. Para siempre. 

Adiós, payaso. Espero que te vaya bien, porque no le deseo el mal a nadie, pero que te vaya bien lejos. Lejos de ella, y lejos de nosotros. 

Mi hermano y yo hacemos el baile de la victoria mientras te alejas. 

2 de agosto de 2018

Failure/El último regalo de Oredón/Forward

I couldn't decide on a title, so I am keeping all three of them. 

So yesterday was okay, until the afternoon. The afternoon was bad. Really bad for me. I wasn't sure of straightly writing about this and it crossed my mind composing a mystical-mysterious-allegoric post about how down and up and down again I felt, especially since I am not sure if I can cope with this tiny failure going online. But afterwards I thought one of the purposes of this blog form the beginning was twofold: being a testimony of my personal Journey (hah, did you get it?) and being honest with everything that happened in my life. So, here we go. 

I didn't get the scholarship that I applied for in March. Notice that this was the second time I applied for funding from this particular foundation, and this time I strongly believed I did what was expected. I worked really hard on my application, on my time & travel planning, on my budget. I spent many, many days composing and revising the text alongside my supervisor, who was satisfied enough with the proposal for it being sent. 
So we did, and it has been a while since that day. And finally yesterday I received a letter saying, with not so many ceremonies, that my project was not interesting enough for the foundation to consider funding it. So, I didn't get the money, nor the salary. I got nothing, basically. 

I had to make a fair stop here and point out that the letter was sent in German and Helena, always at my disposal, translated everything for me and was the first supportive person to grab my shoulders as they were shaking. 

And I broke down. I do not even bother to deny I did. I fell into pieces and cried my life out. Bob thought someone had died for the shattered tone of my voice when he picked up the phone. I felt ashamed of myself and sad, and not worthy of continuing my research. I nearly panicked at the thought of what my supervisor would say (I am still waiting for her reply atm). I was sad and I could feel physically the sadness hitting on my chest, like a piercing pointy sharpened sword. Like, sigh, that lovely sword I am not sure I am getting, because I have no money now. 
There were a million sensations crossing my mind and my soul at the same time. Then my dad came back home and I burst into tears onto his arms, like I was far younger than what I am supposed to be. And afterwards, my brother returned home from where he was just because he received my message with the bad news. And little time later, when I thought I had put myself together, my mom returned my call and I cried again. I can swear I was feeling that much pain, disappointment, shame, anxiety. 

But the response I got from all the people I spoke was no other thing than a blessing. Bless all of them, one by one. Helena, Bob, my dad, my brother, my mum, Beth and Lucía. Bless you. Thank you. I am kind of speechless right now, as I think no other word can summarise better what I felt than "thank you". From the bottom of my heart and soul, thank you for being there. I honestly don't know what I did to deserve you all wonderful people. But I have you in my life, and you are a privilege, a gift, a blessing. You were kind and supportive, comforting and positive about my future. You brought the light into the nebula of my own self-destruction. 
And I could see things slightly differently. 

My mom was the cherry on the top. She said, after discussing my budget for the next months, that this academic year 2018-2019 would be my grandad's last gift, as she still had some money saved from the flat sale. So it will be himself in spirit, my great and beloved grandad, the Red Dragon, greatest among his kind, the one who will make possible for me to continuing doing what nowadays is my passion. Obviously, when my mom mentioned him, I broke down again. 

[Now that I think of it, there is this strange connection between my grandad paying for me and my last two days' obsession with revisiting Caim and Angelus' story. Because Drenk and Oredón weren't but a reflection of them...]

Thank you, again. To all of you, but especially to my parents. To my mom and dad, to my tiny, not usual family. My family that is the milestone of my life. The only element that will remain, now and forever. Thank you for allowing me to continue my journey towards the mountain, searching and re-searching for a bird. That one and only bird. 

We are moving forward.