31 de diciembre de 2012

Sistemático y automático


Mil campanas suenan en mi corazón.
Esa canción siempre me ha puesto de buen humor. Ayer estuve dura. Lo estuve, pero imagino que las cosas malas del año también deben quedar patentes. 
Las buenas, ahí están. Fueron buenas, buenísimas, excelentes, y me hicieron sentir la mujer más feliz del mundo. Yo las guardo y las recordaré por siempre. Porque siempre estarán ahí. 



Feliz Año Viejo.

30 de diciembre de 2012

Momento revelación 10

Ni para una reflexión, ni para fiestas. 
Es como providencial. Justo esto es lo que quería decirle a este año 2012, que se ha hartado de dispararme en las rodillas. A mí, y a los que me rodean.
Espero que estés contento y que no te repitas. Porque aunque has tenido momentos bellos, únicos y maravillosos, hoy sólo me pesan las balas y las cicatrices que me has dejado. Que aún me duelen. 
No son fechas para estas cosas. 



Cada vez que hablas, disparas. Cada vez que apuntas, no fallas.
Tus balas resuenan, agudas, mientras desgarran todos los rincones de nuestro amor.
Rompiéndolo todo sin compasión.

Pero un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 

No hay banderas a media asta. Tus objetos se subastan.
Todos quieren recordar. Sin embargo, yo he empezado a olvidar. 

Que un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 

Qué trágico final el nuestro. Tanto amor y tanto miedo.
Palabras que se van tan lejos, y envenenan el universo. Y no podré, no podré escapar a este dolor. Y no podremos escapar. 

Un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 





Cosas que tienen que ver, y otras leyendas urbanas.

21 de diciembre de 2012

Auqui

Siendo los miles que somos, tú me propusiste a mí. Tú, contra quien no tengo nada personalmente, pero con una técnica docente que me parece discutible. Tú, que siempre buscas provocarme, buscas mi intervención y me felicitas por cosas que creo que no merezco. Pues tú, simplemente, me propones como cabeza de expedición, me señalas como la persona indicada para hacer este trabajo mejor que nadie. Me abalas y me respaldas. Me muestras todas las ventajas y, diplomáticamente, comentas que no debo sentirme presionada, que no he de aceptar si no es de mi agrado. 
Reconozco que me lo pensé. Lo pensé durante un día y lo consulté con varias personas. Hasta que me llené de ánimo, de fuerza y de orgullo (también, que no hay que esconderlo). A mí. Es decir, yo. Sin preocuparme de lo que cueste o del tiempo que invierta; sólo con los ojos fijos en memorizar todo cuanto pueda de esos dos santuarios del Islam en la península.
Voy a irme. Voy a viajar al sur y revivir al-Ándalus durante tres días. Pero no sólo eso, sino que voy a comparti Dar al-Islam con otras tantas personas que, guiadas por el consejo de un docente, han puesto en mis manos la custodia académica de ese viaje. 
Increíble. No les decepcionaré. 
Reviento de felicidad.





Siempre te he tenido prendada, siempre te he gustado arrogante y nunca me has rogado lo bastante. Y es que soy un caballero tan elegante y embustero, que seguro que antes de odiarme me has amado primero. 



Cosas que tiene que ver, feliz día del Fin del Mundo y esas mierdas. SR ahora lleva un penacho, e ideal que le queda. Y olé. 

20 de diciembre de 2012

Las cosas de Avani XX

"Los más deseosos de conocer eran los frailes... que tampoco es que fueran el colmo de la intelectualidad", se mofa mi Avani ibn Tahir interior cuando recuerda, agridulce, la conquista española en tierras americanas y las quemas de códices que hoy tanto lamentamos. 

19 de diciembre de 2012

Momento revelación 9

Por la verdadera revelación de anoche, en un papel. De mí, para mí. Y como siempre, ellos.
Por la identidad, el interior (siempre), la conexión, la dedicación, la pasión y la curiosidad.



Dame la mano, vámonos donde nuestras almas puedan descansar.
Nos sentaremos donde se esté calentito, me dijiste 'mira, aquí estamos solos'. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Estoy disperso por la vida. Si esto es la vida, le diré adiós. 
Se ha ido como un ángel, con alas que quemaré esta noche. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Me veo escribiendo en este papel, rezando por algún salvador. 
En un mundo sin dioses, sin pensamientos. No sé cómo hemos llegado a esto,
con todo el amor que tú nos trajiste.
Parece que me esté matando a mí mismo, animándome.
Sólo rezo por algo de ayuda.
Lo daría todo por tener, tener tu eternidad, porque es todo lo que me sustenta.
Todo lo que me hiere, vale la pena.

Te daría mi corazón, dejaría que lo abrazaras.
Te daría mi alma, pero ya la he vendido, en ese día de diciembre en que me marché.
Lo recordaré siempre. Lo lamentaré para siempre.

Recuerdo ojos marrones, y unos tristes cielos azules, convertidos en oscuridad y noche.
Estoy cansado de tanta lucha.
No respiraré salvo que tú respires.
No sangraré salvo que tu sangres.
No seré salvo que tú seas,
hasta que me vaya y pueda dormir. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Me he marchado.
El ayer me enseña tiempos mejores (me herí).
Es difícil decir... que todo estará bien. 



18 de diciembre de 2012

Oh, pata-poteito

¡Grita! ¡Grita! ¡Grita! 
No te pueden oír.
¡Grita! ¡Grita más alto, que te puedan sentir!
¡Grita! ¡Grita! ¡Grita si te sientes solo! Hay un amigo cerca de ti. 



Nos hemos ido a juntar dos personas despegadas, de decir pocas cosas pero, cuando se dicen, se dicen en serio y fuera los convencionalismos. Nos hemos encontrado en Rivendel y allí hemos puesto el huerto. Al sol, y siempre fuera, para ahumarnos la vida mientras nos calentamos la barriga. Me dices cosas que no dejo decir a nadie, porque hasta ti nunca soporté que alguien me llamase "cari". Estás ahí sin hacer gala de ello, sin querer el aplauso, sin dobles intenciones.
Estás porque quieres estar y porque, dices, estás conforme conmigo. Estás a gusto bajo mis alas de dragón-patata, porque dices que soy auténtica y que mis butacazos a diestro y siniestro son la mejor forma de arreglar las cosas. A las dos nos gusta comer fresas salvajes y bailar haciendo, básicamente, el subnormal. Las dos hemos salido y entrado con gente muy idiota, y nos apostamos cenas al hilo de problemas sentimentales. Por cierto, me vas a pagar una. Y lo mismo yo te tengo que pagar otra, quién sabe. 
Nos quedan muchas cosas por hacer, pero tiempo tendremos. Como agente del orden, te debo una lealtad y un millón de gracias. Eres, lo pienso a menudo, mi puntal cuando nos colgamos el pañuelo bícromo del cuello, eres mi pausa para fumar aunque yo no fume, el punto y aparte cuando todo se está yendo a la mierda y necesito un respiro. Somos compañeras de chismes y mis extremos musicales son los que tú no soportas, como tampoco soportas a mi serpiente de tierra caliente. Somos el "puto Fifi" y el "oh-pata-pata". Somos el "flor", el "cari", el "patatatatatatata" y el nuevo uso de los iconos idiotas de whatsapp
Un día nos vamos de fiesta y reventamos lo que sea, a butacazo limpio. 



Cuando tus ojos se fijan en mí, vivo mil aventuras sin salir de aquí, y te miro y no puedo parar de reír. 



Gracias por enseñarme que no hace falta conocerse de toda la vida para querer como si la relación tuviese años. Y hasta aquí el momento moñas. Luego me lo restregarás por la cara y será muy divertido, como todo. 





Cosas que tienen que ver, desde luego existe esa cosa extraña que se llama "karma".

17 de diciembre de 2012

Parabán

"Me encanta hablar contigo". "Eres un amor". "Yo lo mataba". "Siento si alguna vez tuviste que sentirte así". "Yo te quiero mucho". "Me alegro de haberte conocido". "Siempre con una sonrisa". "Yo quiero que me cuides tú". "Me vas a pagar una cena". "Tú sí eres una fan". "Me vuelves loco".



Hacía mucho tiempo que no me pasaba esto. Y realmente tampoco me merezco tanto. Sólo he estado en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Siempre habrá sitio bajo mis alas, para algo me las dieron. He vuelto a sentirme un dragón.
Qué alegría más tonta.



Raksha, loba de un bello color.
En su camada a mí me adoptó.
Del viejo tigre me defendió.
Sin sus consejos, ¿a dónde voy yo?

Rama, lobo valiente y leal,
siempre dispuesto a escuchar.
Como a mi padre te he de respetar.
Tú me quisiste como a un lobo más.

Viene a mi llamada el Hermano Gris,
entre los lobos, siempre el más feliz.
Mil aventuras viviré junto a ti.
Siempre en la sombra, cuidando de mí. 





Cosas que tienen que ver, si me despido de la radiofonía, que sea entre las dos grandes pasiones que dirigen mi vida: dragones y selyuquíes del Rûm. 

16 de diciembre de 2012

Contra viento y marea

No me gusta tu novia. Creo que necesitas una nueva. 



Comer yogurt a las once de la noche en la cocina me recuerda, vagamente, a Granada. Digo, porque allí estaba sola, hacía frío y lo que tenía delante era un monasterio, no un bar. 



Mi alma lloró por la caída de los hombres. Derramó lágrimas cuando escuchó la brutalidad en una sala pequeña, cuando las paredes se agrietaron y tres larguísimas cabelleras desataron el infierno. Lloré, porque necesitaba su energía demoníaca, y a poco me estallan las venas de tanta que recibí. Simplemente increíble. Y tú. Tú, en medio de todo. Te vi allí detrás, rodeado por el humo y el disco de oro, sentado en tu trono de tambores y con los ojos negros refulgiendo de gloria. Y supe que ahí, en aquel trono, debías permanecer para siempre, que era tu lugar y tu momento, y que era la persona más feliz del mundo por compartir una parte contigo, parte tan importante de tu mundo. No sólo el retumbar de los altavoces, los desgarros de garganta o los molinos de viento, sino mucho más. A tus amigos, a tu corazón, a tu alma. Hasta los discos que quise vender. 
Gracias. Gracias a ti por ser tan magnífico, tan oscuro y tan infernal. Gracias a tus compañeros por despertar en mí la emoción y hacerme llorar como una cría. Gracias a tus compañeros por recibirme con una lluvia de abrazos y un "te hemos echado de menos". Gracias a ti, increíble, de fuego y humo, de piel y de metal, de carbón y carne. 
Estás hecho para mí, desde el momento en que un gilipollas con suerte me acercó a la boca del Averno. Estoy hecha para sentarme a tu lado en el trono, para cuidar de tu alma y llenarla de alegría, para llorar contigo lágrimas de azufre, para rugir contigo las noches que haga falta, para amar lo que tú ames y odiar lo que tú odies, para glorificar lo que consigas y derrumbar lo que no te deje avanzar.
Estoy orgullosa, orgullosísima, de haber asistido al espectáculo de la Caída de los Hombres. 





Nadie debería nunca ser esclavo de los pensamientos en su cabeza.





Cosas que tienen que ver, días que hoy me recuerdan que el sexo en un coche siempre tiene su morbo, que sería una perfecta vendedora de CDs, que sigo ligando aunque tenga pareja, que los idiotas siempre tendremos nuestro sitio en todas partes, que no voy a reírme porque tampoco puedo llorar, que si tengo que caminar contra viento y marea, no vaya sola.
Cojamos aire. 

12 de diciembre de 2012

"Jo sóc mig bruixa"

In radio c'è anche un toro, in radio c'è anche un toro. 

E il toro 'muuu', e la mucca 'mooo', l'agnello 'beee', e la capra 'meee', e il cane 'bau-bau', il gatto 'miao', e il piccione 'trrru', e il tacchino 'glu-glu-glu', e il gallo 'corococò', e i la gallina 'còòò', e il pulcino 'pio', il pulcino 'pio', il pulcino 'pio'.




El primer día del cambio. 
El dragón que consuela a una princesa, que disfruta con su dama, que aspira aromas mágicos, que baila con animales de granja. 



Me pido la cabra. O el toro. 

11 de diciembre de 2012

La bestia dorada

El cráneo lo tengo más duro que las piedras, y es complicado hacerme cambiar de opinión. Aunque bien es cierto que "sólo cambia de opinión el que la tiene". Ahora mismo me encuentro en una encrucijada desde la que veo cosas que suceden a mi alrededor. Parte de mí se arrepiente de no echar a caminar hacia ellas, porque quiere ser parte y quiere que la quieran. Pero la otra parte, que me conoce un poco, tira de la correa que me puse al cuello y me dice que, mejor, me esté quietecita.



Las personas estamos perdiendo la esencia de amar que, desde mi punto de vista, nos nutría el alma desde el principio. Eso lo vi claramente en el hospital, y me lo explicó una persona que ha pasado mucho tiempo entre sus paredes. La gente que acude allí muchas veces pide una atención inmediata y exclusiva para cosas que, al final, no son para tanto. Y la gente que las atiende, asqueada de los "no es para tanto", ni se toma las cosas en serio ni les dedica más tiempo del estrictamente necesario. ¿Y si eso cambiara? El que acude debería comprender que quien está prestándole servicio es también una persona, con una vida, con unas circunstancias, y que no para de lidiar con problemas ajenos, más o menos duros; el que acude debería comprender que eso llega a agotar. Por otro lado, el que atiende tendría que ser capaz de empatizar con el paciente y reflexionar que, aunque el problema no sea grave, es muy importante para él en esos momentos; que lo que se espera de él es su parte más humana.
Esa parte se encuentra ausente, ya no la tenemos. Desgraciadamente me incluyo, porque en mi apenas queda voluntad de acercamiento para las personas. Yo tengo mis propios problemas y me apaño; no necesito más.



Sin embargo, agradezco a la vida que me recuerde (también a tortazos, que una es dura de mollera) que las personas que me rodean tienen un universo tan complejo como el mío. Tienen los mismos miedos, las mismas dudas, los mismos dolores, las mismas pasiones. ¿Quién soy yo para cabrearme y señalar con el dedo, para decir que lo tuyo no es importante pero lo mío, por ser mío, sí lo es? 
Me hace falta una inyección de humanidad y avergonzada me siento. Es como si el tiempo que pasé entre mayas no me hubiera enseñado nada. Como si el pañuelo bícromo que me pongo en el cuello fuese la mayor mentira jamás contada. ¿Qué ha pasado conmigo? Tengo que recuperarme. Porque hubo un día, hace años, en que prometí unirme a ese grupo de personas, bajo la misma flor, para conseguir que el mundo fuera un sitio mejor. Porque, aunque sea amor propio, recuerdo momentos en que la gente acudía a mí porque se sentía bien bajo mis alas. 
Perdí mi oportunidad y ahora me arrepiento. Es culpa mía. Asumo la responsabilidad.



Pero la recuperaré. Me redimiré. Porque quiero que mis cachorros y mis compañeros lobos estén orgullosos de mí, y vuelvan a contar conmigo.
No ha sido un año fácil. 
Menos mal que hoy, en este preciso instante, me he dado cuenta de que he estado a punto de ser tragada por una espiral rancia y podrida, que iba a terminar por pudrirme a mí también. Nada de eso. Soy un dragón. A volar.





You've been a good, good girl, golden beast.

10 de diciembre de 2012

Hechos de piezas rotas

Zorras. Zorras arrastradas y venenosas, lo habéis vuelto a hacer.



Por vosotros es que tengo fe, porque tenéis la misma acumulación de mala hostia que me hace falta para levantarme, para seguir adelante. Porque le escupís en la cara a todo de lo que formáis parte y aún así seguís vendiendo, porque sois conscientes de vuestra propia hipocresía, que es la mejor manera de criticar, de germinar desde dentro. 
Sois un puto virus, estrellas negras manchando mi piel desde que la Suerte tuvo a bien enseñarme de qué pasta estáis hechos, y de qué material explosivo podías llegar a ser. 
Sois los hijos bastardos de mi cerebro, los seis amantes que siempre querría (destacando la supremacía del "perro de los dólares", por supuesto"), los seis hijos de puta que metería en mi cama igual que los metí en mi vida. Los seis, seis, seis; producto del satanismo con que rajáis las palabras y punzáis canciones en mi cerebro.
Os amo. Con fuerza y entrega, como la más loca de las grupis, ahí estoy. El día que me deje llevar por la locura, me tatuaré el cuerpo con vosotros, y la paloma y la granada dominarán mi espalda, en tinta negra. Y vuestros nombres, y vuestras máscaras.



Dios mío, vuestras máscaras. La personificación de todos los miedos, de todas las ponzoñas, de toda la mierda en general. Y aún así tan bellas. 
Sois únicos para mí, y me importa un carajo que os tenga que compartir con millones de personas. Porque en mi reproductor me cantáis a mí, me llenáis los oídos con vuestros gritos y me hacéis temblar, me chutáis la energía necesaria para mandar al mundo entero a la mierda y seguir, un día más, otro paso, hacia delante. 
Es que es devoción lo que os tengo. Ojalá os hubiera dado por hacer música cuando tenía catorce años, las cosas hubieran sido muy diferentes. No importa, os tengo ahora. Y hoy, justamente hoy que estaba cuesta abajo, me habéis recordado que lo que hay que hacer es reventarle la cara a lo que odie, a patadas, y darme la vuelta, en dirección hacia lo que a mí me dé la gana y lo que me haga sentir bien. 
A patadas, a balazos. 



Gracias. Entre nosotros siete hay algo que sólo yo conozco.
De corazón, gracias. Es que no lo sabéis. 



Estamos hechos de piezas rotas, nuestros corazones laten en la oscuridad. 

9 de diciembre de 2012

Y no dejaré que te alcancen

Hay una norma que dice que en cuanto te marchas de un sitio donde nunca ocurre nada, empiezan a pasar las cosas interesantes. Siempre me la he creído y siempre la defenderé. Casi parece que lo hagan a propósito. 





Lo de exponerse es algo que se mejora con la edad. En mi caso, creo que se ha mejorado. De las muchas cosas que impactan contra mi peto de cuero, pocas se quedan clavadas y muy pocas consiguen perforarlo. Siempre se me escaparán jirones, porque de tanto impacto el cuero se rasga, pero mientras yo lo pueda controlar, no me preocupa. 
Lo que me preocupa son las heridas que tengo dentro y que no terminan de curarse. O que se abren de repente. Al diablo con las metáforas, las personas cada día me decepcionan más y más. Su egoísmo crece y lo triste es que el mío crece al mismo tiempo. Que cada minuto que me paso esperando que hagan algo por mí es un minuto que nunca emplearé en hacer algo por ellos. Me decepciona, me cansa. No me provoca ninguna sensación y eso hace que no invierta tiempo en ellos. Que me agote. Que deje de pensar en detalles o favores porque, al fin y al cabo, ellos tampoco van a pararse a pensar en mí.
Es un proceso realmente asqueroso, pero qué voy a hacerle. Una se cansa de dar, y dar, y dar sin recibir, hasta que manda eso del cristianismo a la porra y se vuelve una más. Una más, egoísta. Me parto de risa cuando escucho a algunos decir "pues a partir de ahora voy a mirar mi propio ombligo", y que suene a amenaza. Estoy pensando en casos concretos. Tampoco es que se haya partido la espalda con otra persona.
Desde luego, 2012 está significando el cambio de una etapa, de una era, y los mayas tenían razón. Estoy aprendiendo mucho a base de muchas tortas. Luego alguna que otra persona, de la que aún no estoy segura de poder fiarme, me pregunta por qué ese rechazo, ese odio, esa negación a que otras personas se acerquen a mí. 
Me cansan, me queman, me agotan. Tengo un tanque que me administra la energía suficiente para enfrentarme a las personas que yo no elegí en mi vida, y en estos últimos días se ha quedado temblando. Necesito aislamiento para recargarlo. Es gracioso porque me imagino esa energía líquida, tirando a espesa, y de color morado. 



Echo de menos a una persona marroquí que hacía los días muy diferentes. Y echo de menos perderme por la Alhambra cuando no tengo nada que hacer. Pero el hoy es el hoy, y mi futuro inmediato son papeles con una información que quisiera no tener, pero necesito. 





"Tuve un sueño en el que todo el mundo me miraba. Me desperté y no había nadie allí; no había nadie allí. Eh."



Me siento profundamente decepcionada con personas profundamente concretas. Alucinada me hallo. De verdad. Y no es porque algunos no me felicitaran el cumpleaños, se les pasara por alto o se pusieran a hablar de comprar regalos a otros y darles sorpresas en mis mismas narices. Eso me inyecta mala leche, poco más. Se me dibuja una sonrisa de carbón cuando pienso en el tiempo que invertí yo en hacer sus días medianamente especiales. No seguiré por ahí, que me enquisto. 
Decía que alucinada me hallo. Es cuestión de actitudes, lo del aniversario fue otra piedra más al empedrado maravilloso del Infierno. Estoy, vulgarmente hablando, "flipando" con la gente. No con la gente a la que critico o con la gente que no me preocupa nada más. No con las personas con las que hablo por pura cortesía o por educación. No. Estoy decepcionada con personas que conozco, que conozco bien, y para las que se supone que soy una persona importante.
Que ya está bien, que si nos ponemos a mirarnos nuestros ombligos, yo también arrastro un carromato de problemas y no voy esparciendo mierda por el camino. Que los amigos estamos para escuchar y basuras varias, pero no abuséis, carajo. No constantemente. Que si te cuento un problema no es para que tú me respondas con el tuyo, que esto no es una competición de "a ver quién está más jodido", que lo cuento para que me escuches. Que contigo no tengo ningún contrato de cariño y no estoy obligada a quererte, ni a preocuparme por tí, que lo hago porque me da la gana. Que el hecho de que nos hayamos dicho lo importantes que somos no es una firma para que, a partir de ahí, no tengas que hacer nada para mantenerme, pero yo tenga que estar seguidamente intentando cuidarte.
Pues no. Viva el egocentrismo. A mí me parieron gilipollas, pero que muy gilipollas. Y con la sonrisa, pues eso, de carbón. De carbón y brasas. ¿Qué pasa cuando aprietas una brasa en la mano? Así siento las comisuras de los labios cuando le tengo que poner una cara agradable a personas para las que se supone que soy "especial" o "importante" y luego se queda en cuatro palabras baratas y bonitas, pero oiga, que bien quedan. Estéticamente son un primor. Pero es mierda con baño de oro. 
Con el tiempo, se desconcha. Y se ve lo que hay debajo. 



I won't let days hurt you, I won't let them break you. 





Me preguntabas, princesa, por qué no me acercaba a donde estabais los demás. Es que no quiero llevarme más decepciones. Ni de ti puedo fiarme, y no te lo escondí cuando preguntaste. Pero temo haberme encariñado parcialmente, y querer acercarme. Al final, te morderé la mano. O tú me golpearás. Y de mi pecho saldrá un profundo suspiro.
Porque este año ya he tenido bastante. 

7 de diciembre de 2012

Las cosas de Avani XIX

"He estudiado Historia del Arte, ¡no voy a ser rico en mi vida!", protesta mi Avani ibn Tahir interior, cuando le hacen pagar por entrar a las iglesias y cuesta casi ocho euros. 

5 de diciembre de 2012

Presencias ausentes, ausencias presentes

Gloria a ti, gloria a ti, Madre Montaña.
Gloria a ti, gloria a ti, Madre Montaña.
A ti; oh, Madre Montaña.
A ti; oh, Madre Montaña.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!

Gloria a ti, gloria a ti, Vientre de Fuego.
Gloria a ti, gloria a ti, Vientre de Fuego.
A ti; oh, Vientre de Fuego.
A ti; oh, Vientre de Fuego.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!

Gloria a ti, gloria a ti, Rizos de Espuma.
Gloria a ti, gloria a ti, Rizos de Espuma.
A ti; oh, Rizos de Espuma.
A ti; oh, Rizos de Espuma.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!





*                *                *





Llegó con la lluvia y rugía el mar.
Cantaba una triste canción a la sombra del bosque, una triste canción.
Con el dulce rumor del agua en la piel.

Los días pasaron y echó a volar.
Se convirtió en viento, en la historia que no entendió nadie.
A la orilla del mar.
Con el dulce rumor del agua en la piel.

Pequeña, preciosa, leyenda escondida. 
Dime si sabes llegar hasta el sol.
Pequeña, preciosa, leyenda prohibida.
Sin darme cuenta te he dado mi corazón.

Saben que te escondes, pero no saben donde.
Toma mi mano y huiremos de aquí. 
No van a encontrarte, no podrán cazarte.
Tendrás que seguir tu camino sin mí. 






*                *                *





Las encontré por ahí, y la segunda la he completado ahora. Quedaban algunos versos por escribir. Alguien, dentro de mí, las sigue cantando. Y lo hará hasta que tenga el tiempo y el amor necesarios para seguir su historia. 

3 de diciembre de 2012

Y una casa infinita, y un pedazo de gloria

Más bonita que mi lengua materna, la tuya.
Más bonita que la ciudad donde nací, la tuya.
Más bonita que mi voz hablando, la tuya.
Más bonita que mi alfombra, la tuya.



Más bonita que tu voz cantando, la mía.
Más bonita que tu cara en las fotos, la mía.
Más bonita que tu letra, la mía.
Más bonita que tu carrera, la mía.



Más bonito que tu ego, el mío.
Más bonito que mi ego, el tuyo.
Más bonita que cualquier sonrisa, las nuestras.
Más bonita que cualquier amistad... ¡la nuestra!





Y una música blanca que volaba en la arena. 

2 de diciembre de 2012

El árbol de limones

Me pregunto por qué, me pregunto cómo.
Ah, no. Que es al revés.
Ayer me hablabas de un cielo azul, muy azul. Eso sí que es verdad.





No me gusta nada, en absoluto, que me interrumpan cuando hablo. Supongo que es algo que no le gusta a nadie. Igual que no me gusta nada quedarme hablando como a la pared, porque empiezo y empiezan al mismo tiempo otras conversaciones.
Acabo de recordar que suelo escribir "conservación" en lugar de "conversación". Errores tipográficos con sabor a sonrisa. A saber las barbaridades/idioteces que habré dejado por ahí.



Tengo reflexiones interesantes en lugares poco habituales, y ahí lo voy a dejar. Reflexioné acerca del futuro que me espera (o el que no), y llegué a la conclusión de que conozco a una persona con la vida modélica, la vida cómoda y la que cualquiera, incluso yo, querría. Tiene un marido de envidia y tres hijos, una casa preciosa, tiempo para su familia y un estilismo estupendo, un tipo monísimo y una vida social activa. Sin embargo, también llegué a la conclusión de que, aunque deseable, no es la vida que yo querría.
No, porque no sé estarme quieta en ninguna parte. Eso me llevó a reflexionar sobre el año siguiente; en concreto, en el septiembre del post-apocalíptico (como el último garabato de SR, maldita preciosa que siempre me queda horrible en las fichas) 2013. ¿Qué voy a hacer? No tengo ni idea. No tengo ni idea de qué pasará con el proyecto que empecé este octubre, de pañuelos rojos y negros y pequeños vestidos de amarillo. En la última reunión de Kraal se habló del futuro, de la permanencia, y a mí se me hizo un nudo en el estómago. Permanencia, como si pudiera prometérselo. Entonces, por un momento, me entraron ganas de echar raíces y de quedarme con esos niños por mucho tiempo, convertirme en una parte importante de su vida como a mí me quedaron los recuerdos de mi kraal. Ser permanente, en lugar de saltar de árbol en árbol.
Pero, claro, ¿cómo lo hago? ¿Cómo les prometo permanencia, si no quiero quedarme en esta ciudad? Me acongoja ese pensamiento, y por eso intento evadirlo y centrarme en el próximo enero. Soy muy cobarde, pero qué le voy a hacer.



Por otro lado, reflexioné sobre cierto portal fotográfico y sobre algo que leí por ahí. "La vida no es vivir experiencias interesantes, sino hacer que cualquier chorrada parezca increíble en Facebook". Maldita verdad del siglo XXI, qué demonios nos pasará con eso de querer enseñarle nuestra vida a todo el mundo. Con tal o cual red social. Envidio a la gente que pasa sin ellas, porque ya en una ocasión me declaré adicta al cara-libro y no lo voy a desmentir. Ahí sigo.
Sin embargo, sigue sin gustarme que todos y cada uno de los pasos que da una persona tenga que ser plasmado en un portal público. Nos encanta contar nuestra vida, y por eso los vloggers son famosos y Twitter tiene tanto éxito. Pero hasta las cosas más íntimas; he visto discusiones con el puñetero pajarito azul entre parejas, he visto también tweets cada dos, tres y cuatro minutos de la misma persona, he visto un torrente de fotos de parejas cada vez que salen a comprar el pan.
Lo más divertido son esas preciosas indirectas tan directas, o esas ofensas o esos mundos rotos en muros de Facebook, en tweets que todo el mundo lee, y que luego se niegan y se alude a que "no pasa nada". Me río de todo eso, me parto de risa. Me río de contarle tu vida a un mundo virtual, y me río de que nuestras existencias estén tan pobres que no tengamos otra cosa que hacer que bucear por las existencias de otras personas, malditos cotillas, y así sucesivamente. Un ouróboros virtual. Me compadezco de que los confesores de esas personas estén en una pantalla, y no en una llamada de teléfono.
De todas maneras, me confieso pecadora, que yo también lo hago. Intento que sea todo lo menos personal posible, y por eso no tengo escrito en ninguna parte dónde vivo, con quién salgo, dónde estudié o qué día es mi cumpleaños.
Esa es otra. Mi cumpleaños. ¿Tendré valor para escribir lo que realmente pienso de mis 22 años, del 24 de noviembre de 2012? Necesito algo más de prosa, porque no estoy segura del todo. 



He reflexionado bastante sobre un nuevo concepto para mí, los ear worms, y una nueva canción. Una canción que era famosísima y yo no sabía ni que existía. Así de feliz vivo. Una canción con la que me identifico hasta tal punto que me da miedo. No puedo dejar de escucharla, al menos, una vez al día. Igual hago hasta un "momento revelación" con ella. Quién sabe. 
El caso es que reflexioné sobre lo que realmente quería decir. Limones. ¿Limones por qué? ¿Será por aquel refrán inglés que dice que, si la vida te da limones, hagas limonada? ¿O por lo ácido de su sabor? ¿O por lo amarillo de su piel, que es como el sol? ¿O porque le espantan las moscas a los refrescos? ¿O porque disimulan el olor del pescado que no es fresco?
Ni idea. Ya lo pensaré.
De todas formas, yo sí me quiero sentar en el árbol. Al menos, un rato.





Turning, turning, turning, turning, turning around. 
And all that I can see it's just another lemon tree. 
Say 'hi' to the ear worm.