23 de mayo de 2015

Las cosas de Avani XXXXVII

"O le coges el gusto a hacer maletas, o de aquí a nada nuestra vida se va a convertir en un calvario", murmura mi Avani ibn Tahir interior, con los ojos entre el montón de ropa de la cama y el calendario colgado de la pared. 

22 de mayo de 2015

Momento revelación 23


Hasta el número de este momento es bonito.
Y es que escuchando esta canción (lo que ya prácticamente es una costumbre en mi día a día) me he dado cuenta de lo que dice de verdad. Lo que está escondido en cada una de sus palabras.
Igual que los alegres integrantes de Anna RF, yo voy caminando con algo que va delante, pero que no puedo ver. Solo lo intuyo. Y sé que tiene tu forma y tu brillo. Porque sí, yo sigo mi camino hacia ti, día tras día. 
El más largo de los viajes empezó con un par de pasos, o eso me quieren decir. Ya no hace falta que me esperes. Yo seguiré avanzando. Y si nunca te alcanzo, viviré feliz de haber podido contemplarte desde abajo, Simurgh. 



I'm on the way to you, I'm on the way to you.
I'm on the way to you, with a map that you drew.

From the desert I come from the land of sand
Bringing you my heart so you'll understand
Everything I want is you to be my friend

And I'm on the to you
Deep inside I know and I believe in love
Don't care how you call the thing above
Underneath it all you can hear my heart beating just for you
I'm on the way to you, I'm on the way to you.
I'm on the way to you, with a map that you drew.

Each of us came from a different place
But together we will live without those chains
Every night I dream and I see your face and it always light my way
I've learn to read the Signs along the path
And I realized love is the inner breath 

No matter what would come you should always laugh
And life will smile to you.

I'm on the way to you, I'm on the way to you.
I'm on the way to you.

I'm on the way to you, I'm on the way to you.
I'm on the way to you.

I'm on the way...

21 de mayo de 2015

Ni Dios que me aguante

Si llueve es que estás conmigo, ¿verdad?

Joder, me crece el miedo y yo no sé ya con qué podarlo. ¡No te vayas, o de verdad me volveré loca!

20 de mayo de 2015

Carta a ti I

"Persas, pájaros, plumas. Yo creo que vas detrás de algo que ya desvelarás. Ya mi paisano Ibn Firnas soñaba con los pájaros y consiguió su sueño. Seguro que te pasará lo mismo que a él. ¡Persigue tu sueño!"
"Debo reconocer que casi me emociono con tus palabras y alguna lagrimilla me ha empañado los ojos. ¡Gracias! ¡Por estas cosas cada esfuerzo merece la pena!"
"Haces bien. La emoción es la primera lección del libro de la vida. Ya sabes que por tus venas corre la sangre de Andalucía y de los grandes soñadores que hicieron grandes descubrimientos. Sigue su ejemplo."


Del ataque de miedo, me he escrito tu nombre en la piel. Y es que todavía no estoy segura de en qué tipo de aventura andalusí y novecentista me he metido, y eso me asusta. Sabes, no tengo ni idea de si esto ha sido una buena o una mala idea, pero cada día tengo más claro que Zurich apareció como un salvavidas en la tormenta, para salvarme de Albión y sacarme prácticamente de un tirón. Ahora, un salvavidas que me llevaría de nuevo a Tierra de Moros, a la marca de la Fortaleza Roja en otro tiempo, otro lugar, otros aires y otras nubes negras. 
De repente me he caído (o me voy a caer, que aún estamos de trámites) en pleno siglo XIX, al cual yo le juré asco eterno y odio visceral. Y aquí voy a darme con las rodillas en el suelo, en un mundo de edificios de más de tres plantas y columnas de arabescos falsos. Y me abrazaré a Avani como última certeza, y le miraré a los ojos cada vez que dude, para saber que es en esas pupilas donde está el verdadero camino. Que al-Ahmar sabe perdonarme, pero yo ya no puedo volverme a al-Ándalus. Ya no. 
Porque ahora yo tengo alas.
Igual por eso me he escrito tu nombre en la muñeca, y tengo serias previsiones de tatuármelo. Tu nombre, que apenas es una línea con muchas curvas y un punto solitario en la última letra. 
Tengo en las venas sangre de Andalucía, pero mis ojos se han empapado de otra sangre bien distinta. La sangre de Ferdowsī y sus heridas en las manos para escribir el Šāh-nāmeh. La sangre derramada por sus príncipes y princesas, por sus magos y sabios, por sus eternas corridas a caballo a través del humo y el fuego. Yo ahora soy de Persia, y que el Rojo recuerde que mi aventura comenzó hace cinco años (que van a ser seis), cuando creí que podía meterte a ti, Simurgh, en una novelilla estúpida de caballeros cruzados.
No estoy nada segura de lo que he hecho, Simurgh, y hoy me he dado cuenta. Mi abuelo me ha preguntado cuándo voy a Persia, y tristemente he tenido que admitirle que esa visita va a retrasarse unos cuantos años más. Porque ahora tengo que pagar el peaje de mi rescate; yo firmé un contrato con el siglo XIX por cuatro o cinco años, cuando este accedió a sacarme de Inglaterra. Y me da tanto miedo. Yo no sé ser académicamente correcta como lo será el resto de mis compañeros. No he recibido su formación específica historiográfica ni europea. Ni siquiera estoy segura de saber abarcar la historia de al-Ándalus, ¿cómo voy a escribir así una tesis? No estoy a la altura ni de escribir una tesis en inglés. 

Como te puedes imaginar, me pregunto varias veces en qué tipo de berenjenal me he metido. Qué exactamente lo que va a ser de mí de vuelta a al-Ándalus y, sobre todo, qué pasará después. 
Sé que terminaré encontrando la manera y el camino dentro de la tesis, porque al fin y al cabo me permito engañar a Avani con al-Ahmar y siempre voy a estar enamorada de ambos. Sin embargo, temo lo que pueda venir después. Temo no verte más a ti, Simurgh. Temo perder para siempre aquello por lo que me atreví a empezar a luchar, y no olvidemos, por lo que estuve ocho meses poniendo cafés y durmiendo con los pies helados. Sé que es adelantarme tontamente y angustiarme el presente, pero de verdad no puedo evitarlo. Qué le hago, si ahora que ya no podré tenerte te desearé más que a cualquier cosa. Que desearé escuchar el aleteo de tus alas sobre las nubes, igual que cuando te perseguía en sueños, escribiendo la tesina. Ahora vienen años de cosas bien distintas. 
No te marches y sigue sobrevolando mi cabeza. 

¿Será verdad que voy detrás de algo? No sé si grande o pequeño, pero quiero ir detrás de ti. Quiero contarle al mundo de tu belleza y tu grandeza, quiero llenar la cabeza de los hijos que tenga con historias de Zal y Rostam. Quiero ver tu imagen proyectada en una gran pantalla en un sinfín de congresos. Pero está todo tan confuso allá al frente, Simurgh. 
Pararse a pensarlo ya no es una opción, y a mí a veces se me agotan los auto-ánimos. Así que por eso, quizá, yo quiera tatuarme tu nombre en farsi en la muñeca. Puede. I'm on the way to you... decía una de mis canciones favoritas. Ojalá sea verdad. 

Solo quería que supieras lo asustada que estoy. Porque lo estoy. 
Hace poco tuve una conversación. Es cierto que, sin ti, la vida seguirá perfectamente y no sucederá nada. Que podría vivir solamente poniendo cafés o dando clase de Roma y Egipto. Sí. Eso podría pasar, por supuesto. Que podrías quedarte en una mera afición para el resto de mis días.
Pero sé, porque lo sé, que la pena me mataría lentamente y me consumiría, quedando tan marchita y tan seca que habría que recogerme con escobilla. Y no sería vivir.

No te vayas. Por favor. 
 

14 de mayo de 2015

Navega, velero mío

Y ve el capitán pirata
cantando alegre en la popa
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá...
a su frente...


... Estambul.