30 de julio de 2015

Que quiero ver bajar de tu mirada

Aquí llega otro que amenaza desde lejos con robarme el corazón.
Bienvenido a El rey pastor, Etara.



Que quiero ver bajar de tu mirada
con las armas cargadas
bandoleros a caballo.
Y con sus crines hacerte una cama
para que siempre duermas a mi lado. 

28 de julio de 2015

What once was mine

Yo pensaba que me había quedado sin un personaje fuerte cuando Humbaba desapareció por exigencias de argumento en El rey pastor. Y tenía una ligera idea de lo que quería escribir, pero la belleza de la mente es que es imprevisible y, para subsanar mi pérdida, me ha dado a Fa. A Fa, Fazu, Pazu, mundialmente conocido (y "gracias" al Exorcista) como Pazuzu. 
Fa para mí. 
Este personaje iba a tener su papel, y un papel de peso relativo en comparación con muchos otros que están apuntados en el glosario que Andrés me pidió, muy juiciosamente. Sin embargo, algunas idas y venidas de mi cabeza me han enseñado que alguien como Fa, a quien yo quería inyectar una potencia desmesurada, no podía quedarse fuera de línea ni simplemente ser una sombra orbitando alrededor de ciertos acontecimientos. No. Fa tenía que aparecer mucho más y dirigir la historia como él quisiera, porque como él mismo dice "es todo una cuestión de intereses". El resultado de un par de ideas en un papel y otras tantas que quedan por atar resulta, desde luego, apetitoso. 

Fa no va a poder sustituir a Humbaba, de ninguna manera. 
Pero buscando en mis manuales de mitología y demonología, así como haciendo un leve trabajo de campo en internet, me di cuenta de una cosa: según el antiguo pensamiento mesopotámico, Pazuzu y Humbaba son hermanos (aunque no en la novela). Así que Fa tampoco podía salir de otra manera.
Claro, que también puede ser que mi corazón, amante desolado por la pérdida de Humbaba, haya depositado en Fa todas sus esperanzas amorosas y quiera ver en este demonio lo que antes veía en el guardián del Bosque de Cedros.

Soy caprichosa hasta para eso.
(Y abajo, un KingShepherdTangledMedley al servicio de mi propia imaginación).



No...? Oh. I see how it is. 
Lugalbanda knows best. Lugalbanda is so mature now, such a clever grown up prince. 
Lugalbanda knows best. Fine, if you are so sure now!
How did you...?
This is why she's here! Don't let her deceive you!
Trust me, my bird. That's how fast she'll leave you.
I won't say I told you so!
No, Lugalbanda knows best!
—Fazu, wait!
If she's lying, don't come crying!
Demons know best, prince Lugalbanda!

27 de julio de 2015

Multa, multa

Esta mañana me ha preguntado mi dama que qué harían ella y su caballero sin mí.
Yo a veces me pregunto qué haría yo misma sin mí. 

23 de julio de 2015

Momento revelación 24

Bebe no lo sabe, pero le ha escrito esta canción a Buru para el primer paréntesis de su historia, que he llamado Tierra. Es simplemente perfecta, y me emociona. Me encanta lo que me recuerda y lo que me dice. 
Ahora, en una cafetería, la estamos llorando juntos. Buru y yo. Tengo que tener cuidado, porque a él lo cubre el portátil y nadie más que yo puede verlo. Pero como a mí de verdad se me escapen más de tres lágrimas, me van a mirar todos los presentes con cara de "esta jovencita, tan tonta y tan triste".

Qué duro el amor, cuando nos lo quitan, mi rey pastor.

Veo cómo caen de mi piel trocitos descamados.
Por la ausencia de humedad, mi cuerpo deshidratado.
Cae la piel rota,
dejando al descubierto la otra,
con más brillo que la que cae, porque algo la está alimentando.

Mi piel en silencio grita: sácame de aquí.
Mi piel en silencio grita: oxígeno para respirar.
Respirar de esta falta de ti,
respirar de esta ausencia de mí. 
Respirar, para sentir mejor.
Respirar, para aliviar el dolor.

Respirar.
Respirar.

Hoy necesitaría la invasión de mi espacio personal,
pero no. Hoy no lo habrá.
No habrá abrazos, no habrá tu abrazo.
No, hoy no lo habrá.
El dolor por momentos se hace casi insoportable,
pero lo que no te mata, te hace implacable. 
Cada uno en su universo siente su dolor como algo inmenso.

El amor nos da la vida,
y su ausencia nos mata un poco día a día. 

Mi piel en silencio grita: sácame de aquí.
Mi piel en silencio grita: oxígeno para respirar.
Respirar de esta falta de ti,
respirar de esta ausencia de mí. 
Respirar, para sentir mejor.
Respirar, para aliviar el dolor.
Respirar, para sentir que estoy vivo
y que puedo respirar sin ti.

Respirar.
Respirar.

19 de julio de 2015

Iber

Me acuerdo de la penumbra de la habitación y de ti dándome un beso en el vientre para despertarme.

17 de julio de 2015

Ahora tenemos prisa


—¡Avani! —el estruendo se escucha por toda la habitación. No ha salido el sol. El sultán rojo irrumpe con tal fuerza que la madera golpea la pared—. ¡Avani, despierta!
—En el nombre de Dios, Muhammad, cállate —gruñe el filósofo, que se cubre la cabeza con la almohada. 
—¡Pero qué que me calle! ¡Levanta! —al-Ahmar le arranca la sábana de un tirón y abre la ventana con un nuevo golpe. Avani deja escapar otro gruñido.
—¿Es necesario que destroces la casa?
—¡Ponte de pie! —sigue al-Ahmar, que le quita la almohada.
—Dios mío, bendita tu paciencia y las horas de calma que tu oración me proporciona —murmura Avani muy deprisa y entre dientes—. Joder, Muhammad, ¿quieres dejar de dar voces?
—¡Arriba, filósofo! —él le tira la tela enrollada del turbante y le acierta en la boca—. Ya tendríamos que haber salido. ¡Nos va a coger todo el calor!
—Pero qué rápido te voy a mandar a la mierda hoy, Hamudi... —el persa se incorpora y apoya la espalda en la pared. 
Al-Ahmar se pone las manos en las caderas justo en la ventana. La luz del amanecer sale por su espalda. El efectismo y el teatro del sultán solo consiguen que Avani arquee la ceja. La sonrisa del Rojo se convierte en una carcajada.
—Vaya con el que se levanta al alba para sentir la energía de un nuevo día que nos manda Dios. ¡Venga, arriba, rata delgada! ¡Sal de la cama o te saco a palos!
Avani agarra una de sus zapatillas y se la lanza al-Ahmar, que la atrapa sin problemas.
—¡Cállate ya, Muhammad! —le grita.
Él vuelve a reírse. 
—Qué romántico te pones por las mañanas, me tienes loco —cruza los brazos sobre el pecho y cambia ligeramente su expresión—. Me da igual las veces que maldigas mi apellido, necesito que te levantes. Tenemos por delante un largo día. Salimos de viaje. 
Avani deja de rascarse la cicatriz de la cabeza y levanta la barbilla. 
—¿Cómo de viaje? ¿Y dónde vamos? ¿Por qué no me lo dijiste anoche?
—Yo tampoco lo sabía —al-Ahmar se deja caer en el alféizar—. Me acabo de enterar. Me he vestido y he venido a sacarte de la cama. ¿No se supone que eres tú el que siempre se despierta antes que yo?
Avani resopla y empieza a colocarse el turbante.
—Tengo insomnio. Entonces, ¿dónde vamos? ¿Qué tengo que llevar? ¡Podrías haber empezado por ahí en lugar de darle golpes a las paredes!
—Tenemos prisa. Pensaba explicarte por el camino. ¡Venga, levanta! Ponte las botas, date agua en la cara y baja. Voy preparando los caballos. ¡Como tenga que esperarte más de tres minutos, me voy sin ti, te lo advierto! —el nasrí sale por la puerta y su voz se va quedando en el aire del pasillo.
—¡Pero qué poco te soporto! —gruñe Avani, poniéndose de pie—. ¿Caballos? ¿Es que no me vas a decir si quiera dónde vamos?
Al-Ahmar aparece de nuevo en el umbral y arquea muy rápido las cejas.
—Adivina —Avani le lanza una mirada que podría traspasar el metal—. Nos vamos al siglo XIX.
El filósofo ladea la cabeza.
—¿Sin más?
—Sin más —repite al-Ahmar, poniéndose la mano en el pecho.
—Entonces sí que es verdad que tenemos prisa.

16 de julio de 2015

Amor sobre amor

Es mágico, es asombroso cómo vuelve la energía que una vez invertimos en realizar los proyectos, los sueños, que nos mantienen en pie. Cómo después de unos cuantos meses de silencio vuelve el ruido, tímido, de unos pocos aplausos. Las palabras de aquellos que han leído atentamente cada palabra que yo escribí, y no solo eso, sino que encima les ha gustado. Les ha emocionado, les ha cabreado o les ha cambiado la polaridad del cerebro, así de repente. Son personas que se han tomado tiempo, su tiempo, para dedicárselo a El rey pastor, y ahora vuelven con una crítica que ni yo misma me creo, pidiendo más, y dándose cuenta de lo que yo ya sabía. 
Que esta historia me ha cambiado la vida y la manera de entender cuantas historias yo tenía en la cabeza. Que como un poderoso zigurat se ha levantado en el horizonte de mi mente y ha eclipsado todo lo que pudiera tener alrededor. No hay otra prioridad, no hay otro destino literario. Su luz y su sombra (porque no es que vaya a ser esto un paseo en barca) no me dejan ver nada más. No me quejo, tampoco quiero. 

He escuchado casi de todo lo que yo esperaba que me dijeran. Que es lo mejor que he escrito, que he alcanzado otro nivel, uno diferente al anterior. Que, efectivamente, esta historia es distinta. Que he crecido gracias a ella. Pero también he recibido palabras que, de verdad, no esperaba. Que es oscuramente madura y que las emociones se plasman perfectamente sobre el papel la pantalla. Que cada escena está perfectamente colocada y que nada parece dejado caer porque sí. Que mis escenas de sexo son elegantes pero precisas. Que la violencia es muy dura, pero justificada. Que los personajes están enteros y son coherentes. Que Humababa es el mejor personaje que ha parido la literatura mundial (el Humbaba real, yo he tenido la gran suerte de poder tomar una parte prestada). Que los escenarios, los animales y hasta el polvo de Uruk les ha encantado. 

Y como todo en esta vida es seguir trabajando, ahora empezamos el primer interludio, Tierra. Acabaremos esta aventura, vaya si la acabaremos. 



Amor sobre amor, que es tuyo, y te quiero.

11 de julio de 2015

10 de julio de 2015

Los mejores planes

Vosotros dos no lo sabéis (o sí, porque tengo la boca tan grande que seguro que os lo he dicho una vez al día), pero esta semana me habéis dado la vida. No me la habéis devuelto, porque afortunadamente siempre la tuve dentro de mí, pero le habéis dado luz. Mucha luz. 
Ahora que tengo a Will Robert de fondo y fantaseo con que se acuerda de mí, me inspira la noche para hablar de todo lo que hemos vivido estos siete días pasados. Desde las tonterías más absurdas, como el "se van a pelear" o "se va a volver loca" de Jesucristo Punset, el saludo de la guiri que iba sin luces por Granada, el "me come los huevos" o el Tipo Asqueroso... hasta las cosas más bonitas, como mi camiseta de Mother of Páharos que no transpira, la Alhambra por la noche y la lágrima absurda a los pies de la Roja, en la Carrera del Darro, o las ganas de coger una de las butacas del apartamento y liarse a palos como si no hubiese consecuencias. Especialmente con los idiotas que escriben el texto para los documentales de Discovery Max. Nos quedarán Lanitas, Stiffler y el hermano perdido del Dr. Abdominales. O el propio Dr. Abdominales. Lo que seguro que no nos queda es el calor sofocante de la noche de Córdoba, la picadura de la única medusa de La Herradura en la piel o la dermatitis de Lu. I got you under my dermatitis skin

Cómo hemos comido y cuánto tinto hemos bebido. Tanto que casi puedo jurar que no nos hacía ya efecto. Pero no quería escribir una lista de memorias que solo vamos a entender los tres; ya se me pasó el tiempo de hacer eso, y mi Fotolog está de testigo (pero bueno, lauu_drenk, cuánto daño has hecho). Quería agradecer de verdad la semana que he pasado. Principalmente porque me daba cierto miedo. Habíamos construido una relación tan genial y tan fluida vía teléfono, que estaba muy asustada de que no se materializase en algo real. Que cuando te viera me quedase sin cosa que decir, que mi emoción se tropezase con mi lengua y solo soltase chorradas, que lo que tenía gracia en la pantalla se convirtiera en una cara de asco. En definitiva, que no fuese real.
Que no trascendiese la pantalla. 
Pero vaya si ha trascendido.

Yo me empeñé en esto. Yo me empeñé y tú lo sabes, que más de una vez lo hemos hablado, y me ha mordido tu hiriente sinceridad. Yo quería que fuésemos amigas y al final accediste, me diste una oportunidad y ahí hemos estado: hablando con los pies en la pared hasta las tres de la mañana, con la ventana abierta y todas las estrellas fuera. Diciendo que tenemos miedo de que este año no sea "nuestro año". Que nos vienen cosas mayores que hacerse un CV en otro idioma y que no sabemos si estaremos preparadas para asumirlo. 

Supongo que la diferencia esta vez, esta vez que me he atrevido a ser amiga tuya, es la madurez que nos envuelve a las dos. Eso no nos salva de soltar tumorcitos tales como los de "Horse Luis" y otros peores, pero nos ha rodeado de una película de intolerancia hacia otros seres humanos que a veces es mala, muy mala. Tenemos poca paciencia y pocas ganas de tonterías. No queremos amigos nuevos. Y sin embargo, podría decirse que ahora somos lo más nuevo de mi semana, de mi verano. Ahora sí somos amigas de verdad. Ahora que hemos compartido tiempo y espacio, nunca se le ha prestado demasiada atención al espacio. Ahora que me has visto nadar y "hacer un Little Mermaid" en la playa de Granada, que has sido testigo de mi felicidad al subirme a un caballo en el Albaicín con mi maravillosa camiseta roja y que me has dado un abrazo cuando me has visto emocionarme al volver a ver la Alhambra desde sus pies. Ahora que he vivido en tu casa y en la de tu pareja, que he conocido el entorno en el que te mueves y a las personas que te rodean (y obviamente a los animalitos, que Caín y Merlín están ahí y cuentan). Ahora que te he rascado los brazos hasta dormirte y te he ayudado con un idioma que no estoy segura de controlar. Manda lo de la Semana Gótica. Ya, ahora. Sé que no estás dormida. 

Gracias por dejarme conocerte de verdad y naturalmente, como aquello que estudias, esta semana. Yo no estoy segura de si tenía algún secreto más para ti, aparte de ese acento andaluz ridículo que se me pone cuando paso Despeñaperros. Gracias por ser la primera persona del mundo en leer lo que llevo de El rey pastor, incluso gracias por regañarme después de leerlo. Tus dibujos van a quedar magníficos. Gracias por dejar que te dé la tabarra con el Lugalbanda, y gracias por la camiseta. Gracias a Rafnar por el logo. Gracias por estar ahí, al otro lado de la pantalla, durante ocho largos meses de invierno. Gracias, Lucía.
Esto dudo mucho, muchísimo que lo leas. Lo mismo, como tengo la boca tan grande, se me escapa como quien no quiere la cosa, o te lo enseño, pero sé que dejaré que pase un tiempo. Tal vez sea una de las cosas que traiga septiembre. Ya lo veremos. 



Won't you save a little space for me? I know there is uncertainty. 





Cosas que tienen que ver, al final no sonó Mirror, mirror.

2 de julio de 2015

Like a drum

Hoy he terminado de escribir la primera parte de El rey pastor y soy  muy feliz.