31 de diciembre de 2012

Sistemático y automático


Mil campanas suenan en mi corazón.
Esa canción siempre me ha puesto de buen humor. Ayer estuve dura. Lo estuve, pero imagino que las cosas malas del año también deben quedar patentes. 
Las buenas, ahí están. Fueron buenas, buenísimas, excelentes, y me hicieron sentir la mujer más feliz del mundo. Yo las guardo y las recordaré por siempre. Porque siempre estarán ahí. 



Feliz Año Viejo.

30 de diciembre de 2012

Momento revelación 10

Ni para una reflexión, ni para fiestas. 
Es como providencial. Justo esto es lo que quería decirle a este año 2012, que se ha hartado de dispararme en las rodillas. A mí, y a los que me rodean.
Espero que estés contento y que no te repitas. Porque aunque has tenido momentos bellos, únicos y maravillosos, hoy sólo me pesan las balas y las cicatrices que me has dejado. Que aún me duelen. 
No son fechas para estas cosas. 



Cada vez que hablas, disparas. Cada vez que apuntas, no fallas.
Tus balas resuenan, agudas, mientras desgarran todos los rincones de nuestro amor.
Rompiéndolo todo sin compasión.

Pero un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 

No hay banderas a media asta. Tus objetos se subastan.
Todos quieren recordar. Sin embargo, yo he empezado a olvidar. 

Que un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 

Qué trágico final el nuestro. Tanto amor y tanto miedo.
Palabras que se van tan lejos, y envenenan el universo. Y no podré, no podré escapar a este dolor. Y no podremos escapar. 

Un día disparé, y no dejé ninguna bala suelta; todas fueron a parar a ti. 
Tu corazón saltó, volando por los aires, despidiendo el poco amor que te quedó. 
Yo me dejé llevar. Fue un simple bang-bang.
Qué trágico final.
Han muerto las palabras, ya no te quedan más balas. 





Cosas que tienen que ver, y otras leyendas urbanas.

21 de diciembre de 2012

Auqui

Siendo los miles que somos, tú me propusiste a mí. Tú, contra quien no tengo nada personalmente, pero con una técnica docente que me parece discutible. Tú, que siempre buscas provocarme, buscas mi intervención y me felicitas por cosas que creo que no merezco. Pues tú, simplemente, me propones como cabeza de expedición, me señalas como la persona indicada para hacer este trabajo mejor que nadie. Me abalas y me respaldas. Me muestras todas las ventajas y, diplomáticamente, comentas que no debo sentirme presionada, que no he de aceptar si no es de mi agrado. 
Reconozco que me lo pensé. Lo pensé durante un día y lo consulté con varias personas. Hasta que me llené de ánimo, de fuerza y de orgullo (también, que no hay que esconderlo). A mí. Es decir, yo. Sin preocuparme de lo que cueste o del tiempo que invierta; sólo con los ojos fijos en memorizar todo cuanto pueda de esos dos santuarios del Islam en la península.
Voy a irme. Voy a viajar al sur y revivir al-Ándalus durante tres días. Pero no sólo eso, sino que voy a comparti Dar al-Islam con otras tantas personas que, guiadas por el consejo de un docente, han puesto en mis manos la custodia académica de ese viaje. 
Increíble. No les decepcionaré. 
Reviento de felicidad.





Siempre te he tenido prendada, siempre te he gustado arrogante y nunca me has rogado lo bastante. Y es que soy un caballero tan elegante y embustero, que seguro que antes de odiarme me has amado primero. 



Cosas que tiene que ver, feliz día del Fin del Mundo y esas mierdas. SR ahora lleva un penacho, e ideal que le queda. Y olé. 

20 de diciembre de 2012

Las cosas de Avani XX

"Los más deseosos de conocer eran los frailes... que tampoco es que fueran el colmo de la intelectualidad", se mofa mi Avani ibn Tahir interior cuando recuerda, agridulce, la conquista española en tierras americanas y las quemas de códices que hoy tanto lamentamos. 

19 de diciembre de 2012

Momento revelación 9

Por la verdadera revelación de anoche, en un papel. De mí, para mí. Y como siempre, ellos.
Por la identidad, el interior (siempre), la conexión, la dedicación, la pasión y la curiosidad.



Dame la mano, vámonos donde nuestras almas puedan descansar.
Nos sentaremos donde se esté calentito, me dijiste 'mira, aquí estamos solos'. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Estoy disperso por la vida. Si esto es la vida, le diré adiós. 
Se ha ido como un ángel, con alas que quemaré esta noche. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Me veo escribiendo en este papel, rezando por algún salvador. 
En un mundo sin dioses, sin pensamientos. No sé cómo hemos llegado a esto,
con todo el amor que tú nos trajiste.
Parece que me esté matando a mí mismo, animándome.
Sólo rezo por algo de ayuda.
Lo daría todo por tener, tener tu eternidad, porque es todo lo que me sustenta.
Todo lo que me hiere, vale la pena.

Te daría mi corazón, dejaría que lo abrazaras.
Te daría mi alma, pero ya la he vendido, en ese día de diciembre en que me marché.
Lo recordaré siempre. Lo lamentaré para siempre.

Recuerdo ojos marrones, y unos tristes cielos azules, convertidos en oscuridad y noche.
Estoy cansado de tanta lucha.
No respiraré salvo que tú respires.
No sangraré salvo que tu sangres.
No seré salvo que tú seas,
hasta que me vaya y pueda dormir. 

Corrí en círculos, me hice daño sólo para encontrar un motivo. 
Nada valía la pena, yo tampoco merecía esto, pero para mí tú eras perfecto. 

Me he marchado.
El ayer me enseña tiempos mejores (me herí).
Es difícil decir... que todo estará bien. 



18 de diciembre de 2012

Oh, pata-poteito

¡Grita! ¡Grita! ¡Grita! 
No te pueden oír.
¡Grita! ¡Grita más alto, que te puedan sentir!
¡Grita! ¡Grita! ¡Grita si te sientes solo! Hay un amigo cerca de ti. 



Nos hemos ido a juntar dos personas despegadas, de decir pocas cosas pero, cuando se dicen, se dicen en serio y fuera los convencionalismos. Nos hemos encontrado en Rivendel y allí hemos puesto el huerto. Al sol, y siempre fuera, para ahumarnos la vida mientras nos calentamos la barriga. Me dices cosas que no dejo decir a nadie, porque hasta ti nunca soporté que alguien me llamase "cari". Estás ahí sin hacer gala de ello, sin querer el aplauso, sin dobles intenciones.
Estás porque quieres estar y porque, dices, estás conforme conmigo. Estás a gusto bajo mis alas de dragón-patata, porque dices que soy auténtica y que mis butacazos a diestro y siniestro son la mejor forma de arreglar las cosas. A las dos nos gusta comer fresas salvajes y bailar haciendo, básicamente, el subnormal. Las dos hemos salido y entrado con gente muy idiota, y nos apostamos cenas al hilo de problemas sentimentales. Por cierto, me vas a pagar una. Y lo mismo yo te tengo que pagar otra, quién sabe. 
Nos quedan muchas cosas por hacer, pero tiempo tendremos. Como agente del orden, te debo una lealtad y un millón de gracias. Eres, lo pienso a menudo, mi puntal cuando nos colgamos el pañuelo bícromo del cuello, eres mi pausa para fumar aunque yo no fume, el punto y aparte cuando todo se está yendo a la mierda y necesito un respiro. Somos compañeras de chismes y mis extremos musicales son los que tú no soportas, como tampoco soportas a mi serpiente de tierra caliente. Somos el "puto Fifi" y el "oh-pata-pata". Somos el "flor", el "cari", el "patatatatatatata" y el nuevo uso de los iconos idiotas de whatsapp
Un día nos vamos de fiesta y reventamos lo que sea, a butacazo limpio. 



Cuando tus ojos se fijan en mí, vivo mil aventuras sin salir de aquí, y te miro y no puedo parar de reír. 



Gracias por enseñarme que no hace falta conocerse de toda la vida para querer como si la relación tuviese años. Y hasta aquí el momento moñas. Luego me lo restregarás por la cara y será muy divertido, como todo. 





Cosas que tienen que ver, desde luego existe esa cosa extraña que se llama "karma".

17 de diciembre de 2012

Parabán

"Me encanta hablar contigo". "Eres un amor". "Yo lo mataba". "Siento si alguna vez tuviste que sentirte así". "Yo te quiero mucho". "Me alegro de haberte conocido". "Siempre con una sonrisa". "Yo quiero que me cuides tú". "Me vas a pagar una cena". "Tú sí eres una fan". "Me vuelves loco".



Hacía mucho tiempo que no me pasaba esto. Y realmente tampoco me merezco tanto. Sólo he estado en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Siempre habrá sitio bajo mis alas, para algo me las dieron. He vuelto a sentirme un dragón.
Qué alegría más tonta.



Raksha, loba de un bello color.
En su camada a mí me adoptó.
Del viejo tigre me defendió.
Sin sus consejos, ¿a dónde voy yo?

Rama, lobo valiente y leal,
siempre dispuesto a escuchar.
Como a mi padre te he de respetar.
Tú me quisiste como a un lobo más.

Viene a mi llamada el Hermano Gris,
entre los lobos, siempre el más feliz.
Mil aventuras viviré junto a ti.
Siempre en la sombra, cuidando de mí. 





Cosas que tienen que ver, si me despido de la radiofonía, que sea entre las dos grandes pasiones que dirigen mi vida: dragones y selyuquíes del Rûm. 

16 de diciembre de 2012

Contra viento y marea

No me gusta tu novia. Creo que necesitas una nueva. 



Comer yogurt a las once de la noche en la cocina me recuerda, vagamente, a Granada. Digo, porque allí estaba sola, hacía frío y lo que tenía delante era un monasterio, no un bar. 



Mi alma lloró por la caída de los hombres. Derramó lágrimas cuando escuchó la brutalidad en una sala pequeña, cuando las paredes se agrietaron y tres larguísimas cabelleras desataron el infierno. Lloré, porque necesitaba su energía demoníaca, y a poco me estallan las venas de tanta que recibí. Simplemente increíble. Y tú. Tú, en medio de todo. Te vi allí detrás, rodeado por el humo y el disco de oro, sentado en tu trono de tambores y con los ojos negros refulgiendo de gloria. Y supe que ahí, en aquel trono, debías permanecer para siempre, que era tu lugar y tu momento, y que era la persona más feliz del mundo por compartir una parte contigo, parte tan importante de tu mundo. No sólo el retumbar de los altavoces, los desgarros de garganta o los molinos de viento, sino mucho más. A tus amigos, a tu corazón, a tu alma. Hasta los discos que quise vender. 
Gracias. Gracias a ti por ser tan magnífico, tan oscuro y tan infernal. Gracias a tus compañeros por despertar en mí la emoción y hacerme llorar como una cría. Gracias a tus compañeros por recibirme con una lluvia de abrazos y un "te hemos echado de menos". Gracias a ti, increíble, de fuego y humo, de piel y de metal, de carbón y carne. 
Estás hecho para mí, desde el momento en que un gilipollas con suerte me acercó a la boca del Averno. Estoy hecha para sentarme a tu lado en el trono, para cuidar de tu alma y llenarla de alegría, para llorar contigo lágrimas de azufre, para rugir contigo las noches que haga falta, para amar lo que tú ames y odiar lo que tú odies, para glorificar lo que consigas y derrumbar lo que no te deje avanzar.
Estoy orgullosa, orgullosísima, de haber asistido al espectáculo de la Caída de los Hombres. 





Nadie debería nunca ser esclavo de los pensamientos en su cabeza.





Cosas que tienen que ver, días que hoy me recuerdan que el sexo en un coche siempre tiene su morbo, que sería una perfecta vendedora de CDs, que sigo ligando aunque tenga pareja, que los idiotas siempre tendremos nuestro sitio en todas partes, que no voy a reírme porque tampoco puedo llorar, que si tengo que caminar contra viento y marea, no vaya sola.
Cojamos aire. 

12 de diciembre de 2012

"Jo sóc mig bruixa"

In radio c'è anche un toro, in radio c'è anche un toro. 

E il toro 'muuu', e la mucca 'mooo', l'agnello 'beee', e la capra 'meee', e il cane 'bau-bau', il gatto 'miao', e il piccione 'trrru', e il tacchino 'glu-glu-glu', e il gallo 'corococò', e i la gallina 'còòò', e il pulcino 'pio', il pulcino 'pio', il pulcino 'pio'.




El primer día del cambio. 
El dragón que consuela a una princesa, que disfruta con su dama, que aspira aromas mágicos, que baila con animales de granja. 



Me pido la cabra. O el toro. 

11 de diciembre de 2012

La bestia dorada

El cráneo lo tengo más duro que las piedras, y es complicado hacerme cambiar de opinión. Aunque bien es cierto que "sólo cambia de opinión el que la tiene". Ahora mismo me encuentro en una encrucijada desde la que veo cosas que suceden a mi alrededor. Parte de mí se arrepiente de no echar a caminar hacia ellas, porque quiere ser parte y quiere que la quieran. Pero la otra parte, que me conoce un poco, tira de la correa que me puse al cuello y me dice que, mejor, me esté quietecita.



Las personas estamos perdiendo la esencia de amar que, desde mi punto de vista, nos nutría el alma desde el principio. Eso lo vi claramente en el hospital, y me lo explicó una persona que ha pasado mucho tiempo entre sus paredes. La gente que acude allí muchas veces pide una atención inmediata y exclusiva para cosas que, al final, no son para tanto. Y la gente que las atiende, asqueada de los "no es para tanto", ni se toma las cosas en serio ni les dedica más tiempo del estrictamente necesario. ¿Y si eso cambiara? El que acude debería comprender que quien está prestándole servicio es también una persona, con una vida, con unas circunstancias, y que no para de lidiar con problemas ajenos, más o menos duros; el que acude debería comprender que eso llega a agotar. Por otro lado, el que atiende tendría que ser capaz de empatizar con el paciente y reflexionar que, aunque el problema no sea grave, es muy importante para él en esos momentos; que lo que se espera de él es su parte más humana.
Esa parte se encuentra ausente, ya no la tenemos. Desgraciadamente me incluyo, porque en mi apenas queda voluntad de acercamiento para las personas. Yo tengo mis propios problemas y me apaño; no necesito más.



Sin embargo, agradezco a la vida que me recuerde (también a tortazos, que una es dura de mollera) que las personas que me rodean tienen un universo tan complejo como el mío. Tienen los mismos miedos, las mismas dudas, los mismos dolores, las mismas pasiones. ¿Quién soy yo para cabrearme y señalar con el dedo, para decir que lo tuyo no es importante pero lo mío, por ser mío, sí lo es? 
Me hace falta una inyección de humanidad y avergonzada me siento. Es como si el tiempo que pasé entre mayas no me hubiera enseñado nada. Como si el pañuelo bícromo que me pongo en el cuello fuese la mayor mentira jamás contada. ¿Qué ha pasado conmigo? Tengo que recuperarme. Porque hubo un día, hace años, en que prometí unirme a ese grupo de personas, bajo la misma flor, para conseguir que el mundo fuera un sitio mejor. Porque, aunque sea amor propio, recuerdo momentos en que la gente acudía a mí porque se sentía bien bajo mis alas. 
Perdí mi oportunidad y ahora me arrepiento. Es culpa mía. Asumo la responsabilidad.



Pero la recuperaré. Me redimiré. Porque quiero que mis cachorros y mis compañeros lobos estén orgullosos de mí, y vuelvan a contar conmigo.
No ha sido un año fácil. 
Menos mal que hoy, en este preciso instante, me he dado cuenta de que he estado a punto de ser tragada por una espiral rancia y podrida, que iba a terminar por pudrirme a mí también. Nada de eso. Soy un dragón. A volar.





You've been a good, good girl, golden beast.

10 de diciembre de 2012

Hechos de piezas rotas

Zorras. Zorras arrastradas y venenosas, lo habéis vuelto a hacer.



Por vosotros es que tengo fe, porque tenéis la misma acumulación de mala hostia que me hace falta para levantarme, para seguir adelante. Porque le escupís en la cara a todo de lo que formáis parte y aún así seguís vendiendo, porque sois conscientes de vuestra propia hipocresía, que es la mejor manera de criticar, de germinar desde dentro. 
Sois un puto virus, estrellas negras manchando mi piel desde que la Suerte tuvo a bien enseñarme de qué pasta estáis hechos, y de qué material explosivo podías llegar a ser. 
Sois los hijos bastardos de mi cerebro, los seis amantes que siempre querría (destacando la supremacía del "perro de los dólares", por supuesto"), los seis hijos de puta que metería en mi cama igual que los metí en mi vida. Los seis, seis, seis; producto del satanismo con que rajáis las palabras y punzáis canciones en mi cerebro.
Os amo. Con fuerza y entrega, como la más loca de las grupis, ahí estoy. El día que me deje llevar por la locura, me tatuaré el cuerpo con vosotros, y la paloma y la granada dominarán mi espalda, en tinta negra. Y vuestros nombres, y vuestras máscaras.



Dios mío, vuestras máscaras. La personificación de todos los miedos, de todas las ponzoñas, de toda la mierda en general. Y aún así tan bellas. 
Sois únicos para mí, y me importa un carajo que os tenga que compartir con millones de personas. Porque en mi reproductor me cantáis a mí, me llenáis los oídos con vuestros gritos y me hacéis temblar, me chutáis la energía necesaria para mandar al mundo entero a la mierda y seguir, un día más, otro paso, hacia delante. 
Es que es devoción lo que os tengo. Ojalá os hubiera dado por hacer música cuando tenía catorce años, las cosas hubieran sido muy diferentes. No importa, os tengo ahora. Y hoy, justamente hoy que estaba cuesta abajo, me habéis recordado que lo que hay que hacer es reventarle la cara a lo que odie, a patadas, y darme la vuelta, en dirección hacia lo que a mí me dé la gana y lo que me haga sentir bien. 
A patadas, a balazos. 



Gracias. Entre nosotros siete hay algo que sólo yo conozco.
De corazón, gracias. Es que no lo sabéis. 



Estamos hechos de piezas rotas, nuestros corazones laten en la oscuridad. 

9 de diciembre de 2012

Y no dejaré que te alcancen

Hay una norma que dice que en cuanto te marchas de un sitio donde nunca ocurre nada, empiezan a pasar las cosas interesantes. Siempre me la he creído y siempre la defenderé. Casi parece que lo hagan a propósito. 





Lo de exponerse es algo que se mejora con la edad. En mi caso, creo que se ha mejorado. De las muchas cosas que impactan contra mi peto de cuero, pocas se quedan clavadas y muy pocas consiguen perforarlo. Siempre se me escaparán jirones, porque de tanto impacto el cuero se rasga, pero mientras yo lo pueda controlar, no me preocupa. 
Lo que me preocupa son las heridas que tengo dentro y que no terminan de curarse. O que se abren de repente. Al diablo con las metáforas, las personas cada día me decepcionan más y más. Su egoísmo crece y lo triste es que el mío crece al mismo tiempo. Que cada minuto que me paso esperando que hagan algo por mí es un minuto que nunca emplearé en hacer algo por ellos. Me decepciona, me cansa. No me provoca ninguna sensación y eso hace que no invierta tiempo en ellos. Que me agote. Que deje de pensar en detalles o favores porque, al fin y al cabo, ellos tampoco van a pararse a pensar en mí.
Es un proceso realmente asqueroso, pero qué voy a hacerle. Una se cansa de dar, y dar, y dar sin recibir, hasta que manda eso del cristianismo a la porra y se vuelve una más. Una más, egoísta. Me parto de risa cuando escucho a algunos decir "pues a partir de ahora voy a mirar mi propio ombligo", y que suene a amenaza. Estoy pensando en casos concretos. Tampoco es que se haya partido la espalda con otra persona.
Desde luego, 2012 está significando el cambio de una etapa, de una era, y los mayas tenían razón. Estoy aprendiendo mucho a base de muchas tortas. Luego alguna que otra persona, de la que aún no estoy segura de poder fiarme, me pregunta por qué ese rechazo, ese odio, esa negación a que otras personas se acerquen a mí. 
Me cansan, me queman, me agotan. Tengo un tanque que me administra la energía suficiente para enfrentarme a las personas que yo no elegí en mi vida, y en estos últimos días se ha quedado temblando. Necesito aislamiento para recargarlo. Es gracioso porque me imagino esa energía líquida, tirando a espesa, y de color morado. 



Echo de menos a una persona marroquí que hacía los días muy diferentes. Y echo de menos perderme por la Alhambra cuando no tengo nada que hacer. Pero el hoy es el hoy, y mi futuro inmediato son papeles con una información que quisiera no tener, pero necesito. 





"Tuve un sueño en el que todo el mundo me miraba. Me desperté y no había nadie allí; no había nadie allí. Eh."



Me siento profundamente decepcionada con personas profundamente concretas. Alucinada me hallo. De verdad. Y no es porque algunos no me felicitaran el cumpleaños, se les pasara por alto o se pusieran a hablar de comprar regalos a otros y darles sorpresas en mis mismas narices. Eso me inyecta mala leche, poco más. Se me dibuja una sonrisa de carbón cuando pienso en el tiempo que invertí yo en hacer sus días medianamente especiales. No seguiré por ahí, que me enquisto. 
Decía que alucinada me hallo. Es cuestión de actitudes, lo del aniversario fue otra piedra más al empedrado maravilloso del Infierno. Estoy, vulgarmente hablando, "flipando" con la gente. No con la gente a la que critico o con la gente que no me preocupa nada más. No con las personas con las que hablo por pura cortesía o por educación. No. Estoy decepcionada con personas que conozco, que conozco bien, y para las que se supone que soy una persona importante.
Que ya está bien, que si nos ponemos a mirarnos nuestros ombligos, yo también arrastro un carromato de problemas y no voy esparciendo mierda por el camino. Que los amigos estamos para escuchar y basuras varias, pero no abuséis, carajo. No constantemente. Que si te cuento un problema no es para que tú me respondas con el tuyo, que esto no es una competición de "a ver quién está más jodido", que lo cuento para que me escuches. Que contigo no tengo ningún contrato de cariño y no estoy obligada a quererte, ni a preocuparme por tí, que lo hago porque me da la gana. Que el hecho de que nos hayamos dicho lo importantes que somos no es una firma para que, a partir de ahí, no tengas que hacer nada para mantenerme, pero yo tenga que estar seguidamente intentando cuidarte.
Pues no. Viva el egocentrismo. A mí me parieron gilipollas, pero que muy gilipollas. Y con la sonrisa, pues eso, de carbón. De carbón y brasas. ¿Qué pasa cuando aprietas una brasa en la mano? Así siento las comisuras de los labios cuando le tengo que poner una cara agradable a personas para las que se supone que soy "especial" o "importante" y luego se queda en cuatro palabras baratas y bonitas, pero oiga, que bien quedan. Estéticamente son un primor. Pero es mierda con baño de oro. 
Con el tiempo, se desconcha. Y se ve lo que hay debajo. 



I won't let days hurt you, I won't let them break you. 





Me preguntabas, princesa, por qué no me acercaba a donde estabais los demás. Es que no quiero llevarme más decepciones. Ni de ti puedo fiarme, y no te lo escondí cuando preguntaste. Pero temo haberme encariñado parcialmente, y querer acercarme. Al final, te morderé la mano. O tú me golpearás. Y de mi pecho saldrá un profundo suspiro.
Porque este año ya he tenido bastante. 

7 de diciembre de 2012

Las cosas de Avani XIX

"He estudiado Historia del Arte, ¡no voy a ser rico en mi vida!", protesta mi Avani ibn Tahir interior, cuando le hacen pagar por entrar a las iglesias y cuesta casi ocho euros. 

5 de diciembre de 2012

Presencias ausentes, ausencias presentes

Gloria a ti, gloria a ti, Madre Montaña.
Gloria a ti, gloria a ti, Madre Montaña.
A ti; oh, Madre Montaña.
A ti; oh, Madre Montaña.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!

Gloria a ti, gloria a ti, Vientre de Fuego.
Gloria a ti, gloria a ti, Vientre de Fuego.
A ti; oh, Vientre de Fuego.
A ti; oh, Vientre de Fuego.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!

Gloria a ti, gloria a ti, Rizos de Espuma.
Gloria a ti, gloria a ti, Rizos de Espuma.
A ti; oh, Rizos de Espuma.
A ti; oh, Rizos de Espuma.
Aleluya, aiyé. Aleluya, aiyé.
¡Aleluya, aiyé!





*                *                *





Llegó con la lluvia y rugía el mar.
Cantaba una triste canción a la sombra del bosque, una triste canción.
Con el dulce rumor del agua en la piel.

Los días pasaron y echó a volar.
Se convirtió en viento, en la historia que no entendió nadie.
A la orilla del mar.
Con el dulce rumor del agua en la piel.

Pequeña, preciosa, leyenda escondida. 
Dime si sabes llegar hasta el sol.
Pequeña, preciosa, leyenda prohibida.
Sin darme cuenta te he dado mi corazón.

Saben que te escondes, pero no saben donde.
Toma mi mano y huiremos de aquí. 
No van a encontrarte, no podrán cazarte.
Tendrás que seguir tu camino sin mí. 






*                *                *





Las encontré por ahí, y la segunda la he completado ahora. Quedaban algunos versos por escribir. Alguien, dentro de mí, las sigue cantando. Y lo hará hasta que tenga el tiempo y el amor necesarios para seguir su historia. 

3 de diciembre de 2012

Y una casa infinita, y un pedazo de gloria

Más bonita que mi lengua materna, la tuya.
Más bonita que la ciudad donde nací, la tuya.
Más bonita que mi voz hablando, la tuya.
Más bonita que mi alfombra, la tuya.



Más bonita que tu voz cantando, la mía.
Más bonita que tu cara en las fotos, la mía.
Más bonita que tu letra, la mía.
Más bonita que tu carrera, la mía.



Más bonito que tu ego, el mío.
Más bonito que mi ego, el tuyo.
Más bonita que cualquier sonrisa, las nuestras.
Más bonita que cualquier amistad... ¡la nuestra!





Y una música blanca que volaba en la arena. 

2 de diciembre de 2012

El árbol de limones

Me pregunto por qué, me pregunto cómo.
Ah, no. Que es al revés.
Ayer me hablabas de un cielo azul, muy azul. Eso sí que es verdad.





No me gusta nada, en absoluto, que me interrumpan cuando hablo. Supongo que es algo que no le gusta a nadie. Igual que no me gusta nada quedarme hablando como a la pared, porque empiezo y empiezan al mismo tiempo otras conversaciones.
Acabo de recordar que suelo escribir "conservación" en lugar de "conversación". Errores tipográficos con sabor a sonrisa. A saber las barbaridades/idioteces que habré dejado por ahí.



Tengo reflexiones interesantes en lugares poco habituales, y ahí lo voy a dejar. Reflexioné acerca del futuro que me espera (o el que no), y llegué a la conclusión de que conozco a una persona con la vida modélica, la vida cómoda y la que cualquiera, incluso yo, querría. Tiene un marido de envidia y tres hijos, una casa preciosa, tiempo para su familia y un estilismo estupendo, un tipo monísimo y una vida social activa. Sin embargo, también llegué a la conclusión de que, aunque deseable, no es la vida que yo querría.
No, porque no sé estarme quieta en ninguna parte. Eso me llevó a reflexionar sobre el año siguiente; en concreto, en el septiembre del post-apocalíptico (como el último garabato de SR, maldita preciosa que siempre me queda horrible en las fichas) 2013. ¿Qué voy a hacer? No tengo ni idea. No tengo ni idea de qué pasará con el proyecto que empecé este octubre, de pañuelos rojos y negros y pequeños vestidos de amarillo. En la última reunión de Kraal se habló del futuro, de la permanencia, y a mí se me hizo un nudo en el estómago. Permanencia, como si pudiera prometérselo. Entonces, por un momento, me entraron ganas de echar raíces y de quedarme con esos niños por mucho tiempo, convertirme en una parte importante de su vida como a mí me quedaron los recuerdos de mi kraal. Ser permanente, en lugar de saltar de árbol en árbol.
Pero, claro, ¿cómo lo hago? ¿Cómo les prometo permanencia, si no quiero quedarme en esta ciudad? Me acongoja ese pensamiento, y por eso intento evadirlo y centrarme en el próximo enero. Soy muy cobarde, pero qué le voy a hacer.



Por otro lado, reflexioné sobre cierto portal fotográfico y sobre algo que leí por ahí. "La vida no es vivir experiencias interesantes, sino hacer que cualquier chorrada parezca increíble en Facebook". Maldita verdad del siglo XXI, qué demonios nos pasará con eso de querer enseñarle nuestra vida a todo el mundo. Con tal o cual red social. Envidio a la gente que pasa sin ellas, porque ya en una ocasión me declaré adicta al cara-libro y no lo voy a desmentir. Ahí sigo.
Sin embargo, sigue sin gustarme que todos y cada uno de los pasos que da una persona tenga que ser plasmado en un portal público. Nos encanta contar nuestra vida, y por eso los vloggers son famosos y Twitter tiene tanto éxito. Pero hasta las cosas más íntimas; he visto discusiones con el puñetero pajarito azul entre parejas, he visto también tweets cada dos, tres y cuatro minutos de la misma persona, he visto un torrente de fotos de parejas cada vez que salen a comprar el pan.
Lo más divertido son esas preciosas indirectas tan directas, o esas ofensas o esos mundos rotos en muros de Facebook, en tweets que todo el mundo lee, y que luego se niegan y se alude a que "no pasa nada". Me río de todo eso, me parto de risa. Me río de contarle tu vida a un mundo virtual, y me río de que nuestras existencias estén tan pobres que no tengamos otra cosa que hacer que bucear por las existencias de otras personas, malditos cotillas, y así sucesivamente. Un ouróboros virtual. Me compadezco de que los confesores de esas personas estén en una pantalla, y no en una llamada de teléfono.
De todas maneras, me confieso pecadora, que yo también lo hago. Intento que sea todo lo menos personal posible, y por eso no tengo escrito en ninguna parte dónde vivo, con quién salgo, dónde estudié o qué día es mi cumpleaños.
Esa es otra. Mi cumpleaños. ¿Tendré valor para escribir lo que realmente pienso de mis 22 años, del 24 de noviembre de 2012? Necesito algo más de prosa, porque no estoy segura del todo. 



He reflexionado bastante sobre un nuevo concepto para mí, los ear worms, y una nueva canción. Una canción que era famosísima y yo no sabía ni que existía. Así de feliz vivo. Una canción con la que me identifico hasta tal punto que me da miedo. No puedo dejar de escucharla, al menos, una vez al día. Igual hago hasta un "momento revelación" con ella. Quién sabe. 
El caso es que reflexioné sobre lo que realmente quería decir. Limones. ¿Limones por qué? ¿Será por aquel refrán inglés que dice que, si la vida te da limones, hagas limonada? ¿O por lo ácido de su sabor? ¿O por lo amarillo de su piel, que es como el sol? ¿O porque le espantan las moscas a los refrescos? ¿O porque disimulan el olor del pescado que no es fresco?
Ni idea. Ya lo pensaré.
De todas formas, yo sí me quiero sentar en el árbol. Al menos, un rato.





Turning, turning, turning, turning, turning around. 
And all that I can see it's just another lemon tree. 
Say 'hi' to the ear worm.

24 de noviembre de 2012

Amaneceremos - primer intento

Acabo de leer la reflexión que escribí sobre mi cumpleaños hace 365 días. 
Es bastante gracioso que ahora, en este preciso instante, yo estoy en otra parte rodeada de gente naranja y amarilla, y que por unas cosas u otras, no voy a tener un cumpleaños estándar y me pregunto qué haré con el teléfono cuando suene, porque en teoría he de tenerlo desconectado. 



Gracias, de madrugada y con los oídos pitando después de un concierto.
Gracias a todo el mundo. De corazón.
Os dedicaré más tiempo cuando lo tenga, prometo hacerlo.



Especial mención a ese tomate, que me tiene el corazón robado, y que ha decidido que esta semana era perfecta para llenar mi vida de soldados del Imperio. Te quiero, amor.





Es el primer cumpleaños que pasaré sin ti.
Te echo de menos.

21 de noviembre de 2012

¿Cuándo te volveré a ver?

Estoy de los dragones y el grifo hasta donde yo te diga. 
Y cambiando una vocal, la palabra suena "chucho", y "chucho" es un perrito en Salvador y Guatemala. En serio, me va  estallar la cabeza. Me va a estallar y encima se me está poniendo una mala leche que...



Un momento.
Se siente una banda sonora con un quinto granaíno.
Hoy voy a comer en un pase de prensa.
¿Eso que entra por la puerta son dos Reinas Rojas de Palenque?
Atiza, pero si esta tarde te veo.



A tomar por saco, hoy va a ser un gran día. 

20 de noviembre de 2012

Ripa

Mira hacia arriba, ¡cómo brilla el cielo! Cuántas estrellas sobre un mundo nuevo.
Fíjate bien, tu futuro empieza a brillar. Dentro de poco podrás lanzarte sola a volar.
Siente el ritmo que te hace vibrar. Hay un aire nuevo al respirar.

Te lo está pidiendo el corazón. Necesitas otra dirección.
Pero, antes de marcharte allí, quiero saber... ¿cuándo te volveré a ver? 





Como siempre, poco tiene que ver.

14 de noviembre de 2012

El Anticristo

"¡No hay mayor poder que el de Cristo y su fe!"
"Inch' Allah, motherfuckers!" 

(y otras cosas que hace al-Mansur en mi cabeza, a la vanguardia de su ejército y con su cara de mala leche)

13 de noviembre de 2012

Muslim laughter

FINISH HIM!
.
.
.
Abd al-Rahman III and his Court strike the most powerful beat!
FATALITY!



Había que dejar constancia.
Un arrebato de orgullo y victoria, ¿quién no los tiene?

11 de noviembre de 2012

Identidad

¿Qué hago con vosotros? 
¿Os defiendo? ¿O dejo que la opinión de otro os aparte de mi cabeza? No puedo. Os seguiré defendiendo, porque sois mi causa perdida. Hay muchas personas que os admiran, pero echando un ojo a las estadísticas, son más las que os detestan, incluso que os odian, o que no crean que fuisteis "algo". Importante o no, "algo".
Quizá, eso sea lo que más me molesta. Porque el odio o el disgusto aún tienen motivos (o no, en fin, cosas que pasan), pero la ignorancia carece de ellos. El ignorante no conoce, y por eso ignora. Y llega a afirmar cosas, a mi parecer, equivocadas.
El viernes estuve muy, muy cerca de llegar a faltar al respeto por eso, pero afortunadamente sigo siendo racional y no valía la pena. Sin embargo, dentro de mí se encendió el enfado. Porque alguien que se supone con conocimiento, una persona con los medios (y en este caso la obligación) para entenderos, os relegó a un segundo plano, quedándose con lo superficial, para haceros ver como la copia de la copia, obviando lo que en algún momento pudo ser vuestra identidad, vuestra alma o vuestro corazón.
Y eso, lo siento mucho, no debe hacerse con ningún pueblo. 
Delante de mí, menos con vosotros.





And what about THEM? I mean... the MUSLIMS.

8 de noviembre de 2012

Las cosas de Avani XVIII

"Aprende tu sitio, cristiano", destila el veneno de mi Avani inb Tahir interior, henchido de orgullo cuando recordamos las parias impuestas por adb al-Rahman III a los reinos cristianos al norte de la península, y que pagaron parte de su lujoso espacio de Madinat al-Zahra.

7 de noviembre de 2012

Momento revelación 8

Es una de esas noches que te da por reflexionar y pensar en ti, en lo más profundo. Y piensas que siempre, siempre, has tenido que dar la nota allá por donde pasabas. Envidias a la gata y su facilidad para entablar amistades y no meterse en problemas sociales. Te avergüenza pensar que tu estancia en Granada fue magnífica pero también desastrosa, porque no fuiste capaz de hacerte a un grupo y a la mitad todo dio un giro inesperado. Un cambio bueno, es cierto, pero también envidias a tu antigua compañera de cocina por hacer amistad y conserva ese grupo desde el principio. El mismo, sin cambiar.

Es una de esas noches en que te pones triste porque te das pena. Tú, con tus rarezas y tu incapacidad para relacionarte con el resto, para integrarte, para ser jodidamente normal y dejar de llamar la atención, que parece que lo hagas a propósito. ¿Qué pasa contigo? ¿Quieres explicarme qué demonios te pasa? 
Lo de Granada nunca se me olvidará. En todos los sentidos. Nunca podré deshacerme de ese sentimiento de vergüenza y de humillación. Fue un fracaso personal, muy profundo. Un terrible tropezón de mi cara contra el asfalto.



Soy incapaz de ser normal. Incapaz. Y por eso, hoy me ha dado por pensar que seré muy infeliz y que hago muy infeliz a mi madre, que tuvo que soportar mis lloriqueos por teléfono cuando estaba sola, tan sola, en una ciudad tan lejana y con la cabeza y el corazón sumidos en la confusión. Porque, como siempre, nunca sé dónde está mi sitio.
Y con esta canción...



Mírame, soy la sombra al acecho. Encerrado en tu alma, no puedo escapar
Luz de fuego explotando en tu pecho. En tus manos las llaves de la libertad.

Loco vestido de cuerdo con la piel del lobo.
Pasan los años, y yo sigo aquí, moviendo las tempestades sobre tu cabeza
Busca cobijo debajo de mí.

Yo soy tu destino. Arcoiris de un solo color. Manejando los signos de la eternidad.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.

Noche oscura en el corazón del hombre que ya no sabe escuchar.
Busco en silencio la mano inocente que mueve la brisa en el mar.
Lluvia que limpia tu cara de lágrimas. Mi fuerza nace de ti.
De ti.

Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.

6 de noviembre de 2012

Huesos de bisonte que bailan

Hum, hace un año que abrí esto. 
¿Descorchamos una botella de algo? Yo te invito a otro año más sin darme cuenta.

5 de noviembre de 2012

A tu voz

Te voy a contar los hechos tal y como han pasado, aunque suenen raros, pero te prometo por mi abuelo (yaddii) que han sucedido así.



Resulta que estaba perdiendo el tiempo en el portátil, y viendo que se acercaban las doce he decidido apagarlo para irme a dormir. He pasado el fin de semana de prácticas en Toledo y en Madrid (ya te contaré, urge otro asunto) y aún no tengo el sueño restablecido. Así que eso he hecho; apagando el ordenador y caminando hacia el cuarto de baño para lavarme los dientes. 
Parece una banalidad, pero no lo es en absoluto. No, no, de ninguna manera. Para mí lavarme los dientes, sobre todo por la noche, representa un momento culmen del día. Un punto de inflexión en que puedo desconectar del mundo para abstraerme en mis pensamientos, mis ideas y mis emociones. Lavándome los dientes se me suelen ocurrir buenas ideas. Como en este caso.
En plena cepillada estaba yo cuando, en mi cabeza, resonaban las voces de todos vosotros. He estado viendo los vídeos que grabamos juntos, y me parecía teneros cerca, estar escuchándoos de verdad. Ha sido cuando he apartado tu voz del resto y, por ende, he pensado en ti.
Sobre todo, en tu timbre. Me he dado cuenta de todo lo que extraño tu voz. Tu acento, tu pronunciación tanto en castellano como en árabe, tu risa, tu forma peculiar de decir algunas letras. De afirmar, de negar. De reírte.
Ha sido cuando de verdad he caído en la cuenta de todo lo que echo de menos cada minuto que pasaba contigo, todo lo que aprendía y desaprendía de ti, todo lo que me queda todavía porque ya no estoy allí con vosotros. 



Y tu voz. Cómo la echo de menos. 
Así que hoy, en mi lavado de dientes nocturno, he decidido que te llamaré mañana, porque no aguanto otro día sin escucharte. Te dije que se me ocurrían buenas ideas.







Ana ohebuka geddan, geddan.

4 de noviembre de 2012

Oui, c'est bien lui

Está claro que la palabra definitiva es "karma". 
Porque gracias al karma me encontré con ellas y, por qué no decirlo, conmigo misma. Y con mi suerte, por supuesto. Esa "coña reiquelera" que parece seguir pegada a mi espalda. 
Hasta la lluvia acompañó, porque tronó sobre Toledo, y las piedras de Bab al-Mardum me refugiaron del agua fría. 

Lo que pensé, yo sólo lo sé.

Y también sé que "se mua Simba, se mua le rua, du rayon animal".

30 de octubre de 2012

Asmáticos

LucasFilms ha sido comprada por Disney, y para 2015 preparan un episodio VII que Lady Vengeance y yo no queremos ni imaginarnos. Mientras ella llora histérica por los rincones de nuestra compartida red social, a mi memoria le da por hacer un Top-5 de los personajes que más adoro de Star Wars, ya que dentro de un par de años será para llorar viendo, cito literalmente de labios de Red Strawberry, "El episodio VII. Ni Vader ni mierdas. Nadie. Qué van a hacer. ¿Los hijos de los hijos luchando contra su puta madre?".



Antes de pasar a la lista, decidme que no es para quererla.



La cosa estaría así:

1. Stormtroopers (episodios IV, V y VI; los anteriores no son Stomtroopers y no confundir con los Sandtroopers, aunque son igualmente adorables)
2. Boba Fett (de preferencia vivo, gracias)
3. Darth Vader (siempre)
4. Obi Wan Kenobi (en cualquiera de sus formas)
5. Encabezado por Grievous, pero en realidad todo el resto de personajes porque es imposible dejarse a alguien fuera.



Grievous. General Grievous.
Un kaleesh-droide que se la pasaba tosiendo y cosiendo a hostias a los jedis con sus cuatro brazos y su servo-armadura de músculo y metal. Mira que sale poco, mira que apenas dice nada. Pero bastó para enamorarme, del todo. Me encanta, y un día que tenga más tiempo le dedicaré una entrada. La base fundamental de que me fascine es que, precisamente, con pocos minutos en pantalla y pocos enfoques (pero estratégicos), Grievous es capaz de contarte toda, toda su historia. Al menos, de dejar que la imagines y la esboces en tu mente.
Aparte, de que daba gusto verlo moverse. Como una araña. Que me encanta. Y lo pasé fatal cuando lo desmembran para luego atravesarle el corazón. Arriba los asmáticos.

La cosa más maja en la historia del hijoputismo robótico.
Y encima, malo.





Para terminar de matarlo, acabo de enterarme de que existe un cerco de Internet que se llama "Wookiepedia. The Star Wars Wiki". Qué he estado haciendo toda mi vida sin esto.

25 de octubre de 2012

Cíclico

Siempre paso por el mismo rincón porque huele a azahar.
Huele a primavera. A sur. A leones y a muslims.
A ti.

22 de octubre de 2012

22 de octubre

Hace casi dos años, había un chico. Alberto, creo que se llamaba, algo así. Resulta que a este chico, hace más de dos años, le dio por que yo le gustaba. Sí, le gustaba bastante, si pensamos que lo primero que este chico vio de mí fue el estupendo culo que tengo. Un culo decente. Y, parafraseando a Bustamante, si el resto acompañaba, esa chica tenía que ser suya. Al parecer, acompañó. Así que nada; confirmado el gusto a piñón. 
Esta chica, yo, no podía ser una amiga.




Llegaste a mí sin avisar, como ese temporal que arrasa todo y después se va. 





La cosa es que a mí Alberto no me gustaba. Era mono, estaba bien. ¿Pero para qué? Llevaba casi diez meses lamiéndome las heridas y, aunque había tenido ocasiones, no quería saber nada de hombres. Y menos de uno cuya primera impresión para mí fue la de un armario empotrado con pinta de chulo-playa. Ni hablar. La sangre no debía de llegarle bien a esa cabeza tan grande, porque conmigo no iba a poder. Qué demonios.

Ni hablar. Ni con comprarme material, porque yo iba de cráneo, ni con acercarme a casa en coche le iba a resultar, yo no estaba para nada en sus coqueteos. Además de verdad, porque del supuesto tonteo yo no me enteraba. Pero el resto del mundo sí. Un mundo que tuvo que pugnar porque el pobre Alberto no se reventara la frente contra alguna columna.
Pobre, en realidad. Nadie le había advertido de dónde se estaba metiendo.



Mi suerte no entiende de amor.




En realidad, Alberto empezó a gustarme pero yo no quería. Se lo dije, para qué engañarlo. Era mono, era simpático, un tío divertido y una compañía agradable. Además, con un cuerpo que me estaba volviendo bastante loca. Pero como seguía anclada en mí esa manía a los hombres, fue algo así como "quiero comerte entero, pero va a ser que no; lo siento, chato". La verdad es que lo encajó bastante bien. Bien, fue lo que dijo. Mucha filosofía y, debo reconocerlo, me sorprendí. Lo que me dijo después me tuvo liada todo el fin de semana: "ya te convenceré de lo contrario".



Porque no hay guerras civiles si echamos el pestillo, y aunque siga siendo cutre, el mundo ya no es un ladrillo. Setecientos treinta y tantos días de tu sonrisa, haciendo que la vida no sea papel de lija.



¿De lo contrario? Y tanto que me convenció. 
Sólo hay que hacer números. Porque hace dos años Alberto decidió que, no sé por qué, yo era la chica. Algo tendría. Hubo personas que le dijeron que yo era muy mona, una niña encantadora, una loca de la vida, una tía divertida. Hubo otras que se volvieron locas de alegría (y espero que a día de hoy no hayan cambiado de opinión), que le dijeron que yo era guapa, que tenía unos ojos bonitos, un pelo muy original, un cuerpo lindo.



Tu mirada es de fuego y mi cuerpo es de cera.



Lo que nadie le dijo a Alberto fue que yo, en realidad, soy insoportable. Cambio de estado de ánimo como una montaña rusa, tiendo a encerrarme en mí misma y a veces soy muy desagradable a propósito. Nadie le dijo a Alberto que lo mandaría a la mierda muchas veces, que dejaría de quererlo a ratos, que sería insoportable discutir conmigo porque no se me da bien reconocer un error. Nadie advirtió a Alberto de que tiendo a ponerme siempre de parte de los demás antes que de él, que soy una pesada perfeccionista y una niña malcriada. Nadie lo avisó de que yo perseguiría mis sueños y volaría, sin importar qué o quién dejo atrás, y que lo iba a dejar tirado un año por vivir entre moros, naranjos y leones.
Que no me dejaba cuidar. Que era una persona difícil. Que no iba a ser un paseo en barca. Que valor, majo, y al toro.



Ojalá que se llame 'amapola', y me coja la mano y me diga que sola no comprende la vida, no. Y que me pida, más, más, más; dame más.  



Aunque nadie, salvo yo, podrá decirle a Alberto lo que realmente pienso. Básicamente, porque es algo que sólo yo sé. Nadie más que yo podrá decirle a Alberto que hay días en que con cada canción me imagino una historia, que accedí a darle una oportunidad porque soñé con él descalzo y en vaqueros, que la primera vez que me rozaron sus dedos creí que me derretiría y algo dentro de mí explotó. Nadie, salvo yo, sabe que lo echo de menos incluso cuando lo tengo a quince minutos, que me despertaba a propósito para ver que estaba a mi lado y besarle en el hombro, que las calles de cualquier ciudad se vuelven mejores si las pasea conmigo. Que nadie como él es capaz de hacerme reír, de hacerme reventar de la risa, con sus idioteces que también son las mías. Únicamente por mí puede saber que hay veces que lo quiero a morir y veces que realmente lo detesto, pero que suelen ganar las primeras. Que me encanta cómo me mira y que sea tan grande, para poder cogerme a hombros y menearme como si fuera un saco de patatas, que nadie más que él ha sido capaz de hacerme llegar tan alto. Que estoy obsesionada con el olor de cierto gel de ducha en su piel, que siempre apoyaré sus causas locas y que un día sin un "pequeña" está tan vacío como una playa en enero.
Sólo yo puedo hacerle saber que me encanta ponerme su ropa, que desde que le conozco los tomates ya no son lo mismo, que quiero compartir parte del mundo que conozco con él y que, al fin, parece el único hombre capaz de comprenderme.



Déjate querer, dímelo otra vez. Quédate muy cerca de mí y así, los dos, dulce madrugada. 



Le daría las gracias por no juzgarme nunca, aunque la gente diga y murmure. Por saber quién soy realmente, y lo que me impulsa a hacer las cosas. Por ayudarme a coger impulso cuando quiero volar y ser el mejor pañuelo para mis lágrimas. Por ser el amigo que muchas veces necesito, y el amante que no estoy segura de merecerme. Por tener paciencia, y por sacarme de quicio muchas veces. 
Por ser valiente conmigo, y también cuando yo no lo soy.
Por atreverte conmigo.
Por besarme con todas, todas tus ganas y sin miedo, la madrugada del 22 de octubre. Sin temor a lo que pudiera pasar después, sólo porque querías hacerlo. Sólo porque, confirmado el gusto, a piñón. Por decidir que tú y yo nunca íbamos a ser amigos. 



Pongamos que te pongo, y tú me pones el derroche entre las manos. 



Te quiero. Otro año, te quiero.
No se me ocurre qué puede ser más sincero.





Te veo sobre la cama y quiero quedarme a vivir. Y no sé ni tu nombre...

21 de octubre de 2012

Marceline

Perdona que no adore a la realeza. ¿Es eso lo que quieres de mí? A ti se te ha subido a la cabeza, pero yo paso totalmente de ti. 
Perdón por no estar hecha de azúcar, y no ser igual de dulce que tú. Es por eso que no me soportas, es por eso que me has puesto una cruz. 
Soy tu problema, yo. Soy tu problema. Es como si no fuese persona. Y sólo soy tu problema. 



¿Qué soy para ti? ¿Un chiste, un héroe o un hermano?
¿Qué soy para ti? Me ignoras porque soy enano.



"Hora de aventuras", toda una fuente de inspiración. 
Miento si digo que no me encanta.

18 de octubre de 2012

You and me and I

There's something in us can't let go. We've changed. 
Words don't come easily anymore. And when they do, they come out wrong. 
And wonder what went wrong. 




¿Recuerdas cuando todo eran nubes negras y tormentas a tu alrededor, vientos fríos y horizontes difuminados, en una pradera sin final, oscura y sucia?
Igual la luz dorada del fondo no era el sol, sino una grieta en el suelo, y los lejanos puntitos no eran estrellas, sino pedazos de piedra volcánica, y lo que destellaba en el río era la lava, y no el agua. 
Porque igual lo que se abre no es el cielo, sino la tierra. Porque igual, aunque el agua te haya calado, aún tienes esperanza; y aunque la tristeza no se haya ido, pesan más seis años de buenos y malos momentos; porque igual te sientes imbécil, y decidiste huir, y por huir se ha notado que faltas, y quien viene a buscarte es el Demonio arrepentido.




Don't want us to be strangers.
I still love you. 



Al fin y al cabo, el Infierno está empedrado de buenas intenciones.

17 de octubre de 2012

Duele

Soy un dragón expulsado del Infierno.
Y ahora no sé...










...no sé qué hacer.

16 de octubre de 2012

Vrijeme

It's a sexy day of autumn.





El viaje tan esperado llegó a su fin, y nos dimos cuenta en un ascensor. En el ascensor con espejos de la noche más épica de toda esa semana. Una noche de canciones, conversaciones, fotos, intentos de beso, cervezas, chocolate caliente, y una fusión hindú, brasileña, canadiense, japonesa, inglesa y española. Una grandísima noche. Pero la noche en que nos dimos cuenta de que aquel viaje tan esperado y tan nombrado se estaba terminando. 



Hemos paseado por las ruinas que nos vieron nacer, incluso he podido abrazarlas. Hemos saltado de puente en puente, porque se te lleva la corriente del canal, desde donde te miran las máscaras. hemos hecho un pleno, un 7/7, bailando todas las noches y todos los días al ritmo de las canciones que terminamos sabiendo de memoria. Hemos montado en burro y vivido una experiencia cercana a la muerte, a la muerte de risa. Hemos grabado vídeos de canciones malísimas y nos hemos matado a golpes con las esquinas del camarote. Nos hemos perdido en un barco gigantesco y hemos ido a beber agua con hielo a las tantas de la mañana, noche sí, noche también. Hemos recorrido una muralla anclada en el mar, y hecho amistad con un trovador que me regaló su música y su sonrisa. Hemos comido, vaya si hemos comido. Nos hemos apuntado a todas las fiestas temáticas y hecho amigos de muchos lugares distintos. Nos hemos chopado de agua griega con los nubarrones de un sitio que, mira por dónde, resultó ser una isla. Hemos salido de noche y bebido del alcohol griego, en la calle y en el bar. Hemos ido con los móviles en alto, en un intento de buscar redes inalámbricas que robar, para ponernos en contacto con España. Hemos maldormido en aviones, autobuses, lanchas y barcos. 

Hemos hecho tantas cosas. 
Si empiezo, realmente no paro. Pero para eso está la libreta, porque ahí estarán todos los recuerdos, el minuto-a-minuto de esta semana mediterránea, que ha sido una experiencia de 10 y que no olvidaremos nunca. Nos quedan recuerdos para muchas, muchas reuniones familiares.





Y dejando el "hemos" para pasar al "he", aquí sí que hay ríos de tinta. 
Por la sensación de haberme acercado a una pequeña presencia y de haber sellado vínculos más fuertes con otra no tan pequeña. Por haber tocado y abrazado las piedras que nunca pensé que vería. Por recordar todo el camino que hice hace un año encima de la Laguna. Porque bailé, y bailé, y bailé, y me di cuenta de que incluso con pareja sigo siendo una chica sexy que tenía loco a medio barco. Por el mar, el mar abierto y su viento, su olor a sal, su oscuridad total y su cielo cuajado de estrellas. Por mis padres, por mi hermano y nuestra relación amor-odio, que sólo él dirige. Por todos los regalos y el sufrimiento de cargar con seis botellas de cerveza. Por cosas que yo sólo sé. 





Gracias a la libreta de cuero, empezamos a recordar. 
Y siempre recordaremos. Nos quedan tantas y tantas canciones.

11 de octubre de 2012

Las cosas de Avani XVII

"¿A dónde vas con esa piedra?"
"Shhh... calla, ¡estoy expoliando!", me chista mi Avani ibn Tahir interior, en recuerdo del profesor Castillo, después de haber salido indiscretamente de la Acrópolis de Atenas.

7 de octubre de 2012

El maestro de la Ilusión

Si un chico selecciona la camiseta de su grupo favorito para ir al primer día de scouts, al gran juego para inaugurar la Ronda Solar, y te pregunta si lo conoces porque comentas que es un buen grupo, ¿cómo vas a decirle que no? ¿Cómo, cuando nada más verlo antes, en el círculo grupal, ya has adivinado qué tipo de chico es? Un chico que decidió hace menos de un año dejarse crecer el pelo, y que se esconde detrás de él, que no lo lleva muy arreglado y que habla muy bajito. Un chico que mira siempre hacia abajo y que, además, lleva gafas. Un chico que te recuerda a tus amigos en primero de bachillerato, y que probablemente te recuerda a ti misma. 
¿Cómo se te va a ocurrir decirle que ese grupo, que Power Quest no lo has escuchado apenas, o que Rhapsody te parece música de críos, simplemente porque te trae de vuelta una época pasada? ¿Cómo, cuando sabes exactamente el tipo de chico que es?



No lo haces, claro que no. 
Y después, en la presentación de los scouters, tienes que decir tu nombre, tu sección y tu pasatiempo favorito, preguntas "¿cuál es mi afición?". De repente se levantan unos cuernos al final del tumulto de cabezas, una mano cargada con toda la energía del power, y esa vocecita antes ridícula contesta, a grito pelado: "¡el heavy metal!"
Te quedas parada, la carcajada te sale sola y dices "también, también", mientras le das tiempo a tu coco para que vuelva a la dinámica y a la presentación que tienes que acabar.



Pero no puedes dejar de darle vueltas a ese chico, y tampoco puedes dejar de pensar que tendrías que haberle cantado un trozo de Holly Thunderforce, no para quedar de estupenda o de sabida, sino para inyectarle un poco de felicidad en esas venas. Porque recuerdas su cara cuando le has dicho que tienes la discografía entera de Scar Symmetry, a pesar de ser una chica, y sus ojos abiertos cuando escuchó que conocías a su grupo favorito.
Al llegar a casa, te pones a buscar cosas de Power Quest y descubres que algunas canciones se salvan bastante, aunque parte de tu alma y de tu hígado le corresponda por siempre a Edguy o Avantasia. Empiezas, porque quieres saberte esas canciones, sabértelas para tener algo que compartir con él, algo que comentar, algo que berrear en algún momento concreto. Buscas todo lo similar que tienes en la biblioteca de iTunes, cualquier cosa que roce el power metal, el melódico, el pagan folk, para recomendárselo, para sugerirle que lo escuche, a ver si también le gusta. Y empezar a tener cosas en común, cosas similares y canciones idénticas. 



¿Y esto por qué lo haces?
Porque también has sido así, y has tenido amigos así. Porque quieres demostrarle que no importa si te gusta el heavy metal o el cante jondo, porque todos tienen sitio bajo la misma pañoleta, el mismo mundo. Porque quieres que sepa que sus gustos, que parecen desubicados o fuera de lugar, no lo están para nada, y que una persona como tú, con un aspecto que roza el pijerío, tiene dentro un corazón negro que se emociona cuando escucha que suena Finntroll. 
La figura del scouter siempre fue para ti un referente, un puntal; ¿por qué no serlo para él? Quieres que él se sienta cómodo con sus gustos, consigo mismo, y que no se dé vergüenza; que no vuelva a pensar que es extraño por la melena o por las camisetas que lleva. Probablemente el chico no tenga ningún trauma, pero sí muchas inseguridades. Tú no vas a ser Tyrael ni el Ángel Custodio que le salve la vida, pero le puedes echar una mano. Una canción, o dos, o tres. Te puedes aprender Far away, Master of Illusion o Kings of Eternity para cantarlas con él cuando le veas, porque realmente te gustan. 
Les has visto hacer gestos con la mano, como si estuviera tocando una guitarra, y quieres hacerle ver que la gente con esos gustos también "mola". Porque todos son iguales, y porque en realidad estás emocionada de tener un pequeño heavy entre tus niños, aunque tu vayas con los pequeños. Que las personas con negros y melenudos corazones pueden reaccionarse igual y pasarlo tan bien como cualquier otro. Quieres que se abra y que no se encierre en el cubículo de su pequeña diferencia, una diferencia que tú hace años aprendiste a destrozar y que ahora ni existe. Aunque quede su recuerdo. 
Ese recuerdo que ha hecho que tú te pongas a escuchar esos grupos, uno detrás de otro, y que tengas tantas ganas de volver a verlo sólo para cantarle el estribillo de alguna canción, o decirle que te emocionas con la entrada de cualquiera otra y que, por cierto, si te gusta el power, échale un vistazo a este otro grupo y me cuentas.
Y seguimos hablando. 
Y, poco a poco, se lo contarás a tus compañeros scout, o saldrá una dinámica de música, y allí estarás tú para apoyar a esa pequeña persona llena de inseguridades, para mostrarle el dragón (tan épico) que llevas dentro y para sonreírle tanto como hoy, el día en que lo has conocido. 












¿Ley de barraca? Tambor.
Ucha-acha-uchaucha-acha. 
Uh, ah-ah-ah, uh, ah-ah-ah, uh.
¿Y cómo hace él?
Manada, manada, manada.

Cosas que tienen que ver, esta sensación... hacía tiempo que no la tenía. Y la echaba de menos. Queda inaugurada la Ronda Solar.

6 de octubre de 2012

Carcajadas de dragón

Alguien va a odiarme hoy tanto, tanto, tantísimo que me voy a estar riendo hasta que se me descosa la boca, se me caigan todas las escamas, las alas se me descoyunten, los cuernos rayen el techo y las garras agrieten el suelo, por los golpetazos que voy a dar; y los lagrimones no me dejen ver la cara que va a poner, esa cara que va a durarle hasta Semana Santa, y ojalá que para toda la vida, cuando sepa, cuando se entere, cuando vea lo que hemos ideado en secreto. 



Vamos, que me voy a reír.
Te queremos, pedazo de tonta. 
Feliz cumpleaños.

5 de octubre de 2012

Las cosas de Avani XVI

"Mirad qué mona ella, con todas sus plumas", bromea mi Avani ib Tahir interior sobre el majestuoso dios Quetzalcóatl, en Teotihuacan.

3 de octubre de 2012

Hablando del Demonio

Está visto que con cagarse un poco en la madre de algunas personas, sólo mentalmente, esas personas reaparecen en la vida, asomando la cabeza por la rendija de alguna puerta, con una sonrisilla que parece preguntar: "Creo haber escuchado que te cagabas en mi madre, ¿me estabas llamando? No te escuché las otras treinta veces, perdóname."
Agotador por el tiempo de espera, pero si da resultado, ¿qué importa? Todo aparece, más o menos, cuando se necesita.





"Al final de esta era, 
cuando no haya Luz..."
(algún día, yo terminaré esta canción, Aro de Plata la cantará y en algún lugar alguien dará un aplauso para confirmar que no soy una vaga)






1 de octubre de 2012

To Nowhere

Está visto que hoy nada podía ir del todo bien. Aunque haya alguien especial que me ha comprado un kilo entero de cerezas de gominola, y un alguien aún más especial que se sigue riendo conmigo, pase lo que pase y me ponga todo lo triste que quiera. 
Y una Dama que se deprime en mis brazos pero, qué demonios, me hace reír más que a nadie mientras come conmigo, y jugamos a un juego de desquicie, a ver cuál de nuestras universidades está peor organizada. Y recordamos momentos, y vemos a la gata aunque no podamos hablar. 
Todo eso ha conseguido que mis fuerzas lleguen hasta ahora, hasta el final. Porque ha sido un día, buf, agotador. Gracias, Dama, Gata, Bob, y gracias a mi hermano. 





Y ahora sólo puedo escuchar esa melodía.
De verdad, que soy muy imbécil. Por creerme algo




Es una idiotez, lo mire por donde lo mire. 
Pero... era nuestra. ¿Por qué has tenido que enseñárselo a ella? ¿Eso dónde me coloca? Me siento, ahora mismo, como un dragón memo que se moja con la lluvia y no tiene idea de hacia dónde ir. 

25 de septiembre de 2012

Cosas que me encantan

Estar ocupada y dejar mis cosas tiradas por el suelo.
Estudiar con la dama al lado y comer montaditos de chocolate con ella.
Estar ocupada. Muy ocupada. Así una piensa menos.

24 de septiembre de 2012

Lo que pensaba yo de ti

"Ponerle cara al mal, al enemigo, siempre ha sido el primer paso para conseguir vencerlo, y eso lo tenían muy claro en la Edad Media."



¿Vencerte? ¿Quién quiere vencerte? Desde mi punto de vista, ponerle una cara al Mal ha sido el primer paso para entenderlo. Para tenerlo cerca y comprenderlo. Para asumirlo como parte propia de la vida e incorporarlo al conocimiento. Porque, si de verdad es Mal es tan repudiable, tan horrible, ¿cómo es que las prácticas satánicas y las conjuras a demonios tienen casi más años que la propia idea cristiana de "infierno"?
El Mal no es el Mal como nosotros lo queremos concebir. El Mal es, mucho más que el Bien, la justicia. Es el castigo y el equilibrio para la balanza, es el ojo por ojo y el tanto por uno, San Bruno. Es la mano ejecutora que dará lo que cada uno merece. El problema es que todos, todos recibiremos castigo, porque ninguno somos tan buenos, y eso es lo que nos aterra. Nos inventamos el Bien y el eterno perdón para escapar del escarmiento que, en realidad, todos nos merecemos. Yo también. Incluso el propio Jesús, blanca imagen del Bien, se declaraba culpable con "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra". Él tampoco lo hizo.
Queremos desesperadamente un Bien que de todo nos redima, porque imaginamos un Mal que de todo nos culpará. Le tenemos miedo al Mal, porque sabe. Porque, al fin y al cabo, no es sino otra invención nuestra, y el ser humano es capaz de concebir los más temibles horrores. Tememos al Mal, porque conoce nuestra debilidad, conoce nuestro miedo y nuestro temor. Conoce porque le dejamos, porque ese miedo es su puerta de entrada, conoce porque se alimenta de todo lo terrible que nosotros mismos nos imaginamos.
Le ponemos rostro al Demonio, un rostro ardiente, demacrado y con ojos vacíos, porque en el fondo es como nosotros queremos acabar. En llamas. Consumidos. Sin nada más en nuestra piel que ceniza.



Creamos horribles monstruos que luego representamos en piedra, en hierro, en bronce, en cristal, en lienzo, en un vago intento de dominarlos. Porque, en realidad, los dominamos. Sólo el ser humano recibió la capacidad de imaginar, e imagina, estudia, pinta. Los monstruos infernales tienen perfectos estudios anatómicos y, aunque imposibles, son muy lógicos. Los dominamos, porque los creamos. Los controlamos, porque los concebimos. Podemos obrar sobre ellos y, posiblemente, por eso los colocaron a lo largo de la historia tan a la vista. Es una ostentación del cazador, del que muestra la presa. Pero, en este caso, la presa puede brotar de la piedra con furia demoníaca y arrastrarnos el alma hasta el Averno. Así que se trataría de un control poco ejercido.
Les tememos, y por eso los respetamos.
Los más temibles conquistadores tenían a ojos del pueblo trazas satánicas y pactos con el Fuego. Cualquier poderoso, cualquier conocimiento que fuese más allá, cualquier despunte, tenía un sello infernal tatuado en la piel. Porque el Mal es castigo, pero es conocimiento. El Mal es el secreto guardado, el tanto tienes, tanto vales. El intercambio justo. Resulta bastante cómico que se le tenga tanto miedo al Demonio, cuando no es otro que un justiciero dando al pecador lo que merece. En realidad, hace su trabajo.
En realidad, todo el Infierno no es más que una materialización de nuestros propios miedos. De nuestros más oscuros temores. Imaginamos tanto, que cobra vida. Es una bella capacidad, la de imaginar.



Sin embargo, existen culturas que le hacen favores al Diablo. No siempre "demonio" es sinónimo de "mal". Se trata de una categoría de criatura. Incluso en muchas ocasiones estas divinidades ardientes ocupan altos puestos en los panteones politeístas. Son poderosas, porque son malvadas, y porque son justas. Al final, una corte demoníaca juzgará almas y dará lo que se merezca. Porque el Mal, mucho más que el Bien, es justicia. Es llano y simple, es estricto. Y eso lo tememos, lo tememos más que a nada.
Creamos el Bien para tener cualquier manera de escapar a esta justicia, pero el Mal encontrará su hueco. Algunos lo llaman "karma". Es una herramienta asidua, supongo, porque tampoco es cuestión de imaginarse lenguas de fuego reventando la tierra ni esqueletos a caballo esparciendo dardos de azufre sobre la Humanidad.
Pero, por qué no, sería una opción.



Vencerte. Quién diablos (oh, qué chiste) quiere vencerte, si eres invencible. Si tan duradera sea la imaginación y el temor humano, lo serás tú. Pervivirás cuando todo se acabe, mientras exista una sola alma que te tenga miedo. Y que te imagine, al tiempo que te crea.
A mí me resultas fascinante, porque también eres en parte mi creación. Porque siempre me llamó el Fuego y porque no estoy segura de ir a dedicarte mi fin de carrera, pero te admiro igualmente. Eres la Justicia que echo en falta, tanto con los demás como conmigo misma. Eres el calor en el invierno y los ojos vacíos que yo tengo a veces. Además, en mi vida está un alto representante de ese Mal. Y nadie diría que es "malvado". Es justo, es implacable, es poderoso. Da lo que cada uno merece. Por eso me gusta pensar que estoy encaramada a su hombro en forma de lagarto de fuego, con la cola en llamas y las alas desplegadas.
Durarás para siempre, porque para siempre fuiste concebido.
Ojalá tuviera más tiempo que este para dedicarte, a ti y a tu rostro ardiente esculpido en la piedra. Pero no estoy nada segura de ir a conseguirlo. Quizá sea parte de tu justicia, y en mi egocentrismo exagerado, quiero pensar que me reservas algo mejor. O en mi modestia fingida, que no merezco tratarte. ¿Quién sabe? Al fin y al cabo, estos párrafos no eran más que un canto a las llamas, un cántico que haga saber todas las ganas que yo tenía de estudiarte.





Ojalá.

21 de septiembre de 2012

Momento revelación 7

Hacía tiempo que no hablaba así de ti. Y es estúpido que hayas salido a raíz de una noche de borrachera, a la vez que tantos sentimientos profundos. ¿Qué puedes hacer si alguien te pide perdón? Perdonas y esperas ser perdonado. Si vale la pena o serán palabras ebrias, lo veremos en el siguiente capítulo. 
Pero si me estás viendo, si estás ahí como siento que estás, espero que estés orgullosa, y que creas que hice lo correcto. Si al final resulta una pequeña derrota, descansaré con el corazón tranquilo, porque podré afirmar que hice lo que pude hasta el final. Siempre podré descansar, siempre en los de siempre. 
Y si vale la pena, te dedicaré este diminuto logro personal con toda mi fuerza.



Cómo te echo de menos.





La miró para despedirse y se alejó con la luz del cielo. Fue a volar, no tiene límites. Él se adueñó de la luz del cielo. Pasará a mirarla una noche de abril para verla sonreír. Una luz encendida de color marfil brillará para ella sin fin. 

Susurra una flor a la distancia. Se escucha su voz con la luz del cielo. Todo ruido, de pronto se hizo calma. Ella lo vio con la luz del cielo.
Alma de mi alma, tú me has hecho soñar. Para siempre te voy a amar. En la luna, vida, te voy a encontrar cuando el cielo me llame a volar.
Lo sé, lo sé. Te veré en el cielo; te veré.

Soñará cada mañana con ver a su amor con . la luz del cielo. Será su estrella enamorada y brillará con la luz del cielo. 
Alma de mi alma, te voy a cuidar. Para siempre te voy a amar. En la luna, vida, te voy a encontrar cuando el cielo me llame a volar.

Lo sé, lo sé. Te veré en el cielo; te veré.

Pasará a mirarla una noche de abril para verla sonreír. Una luz encendida de color marfil brillará para ella sin fin. 

Con la luz del cielo.





Me enseñaste que el amor, que el perdón, hay que darlos a manos llenas. No voy a decepcionarte. Y discúlpame si alguna vez no lo hice, porque yo siempre quise que lo hicieran conmigo.
Te quiero. 

19 de septiembre de 2012

Matando mil dragones por mí

Hace poco circulaba por la red una imagen bastante cómica, que parafraseando a Tulio en Road To The Dorado, decía que la gente suele tener una vocecita que más o menos aconseja cuándo retirarse a tiempo. El chiste visual en cuestión se mofaba replicando que muchas personas tienen un unicornio muy feliz ocupando ese puesto; un unicornio que dice "wiiiii". 





Con conversaciones a tres bandas como en la que participé ayer, me di cuenta de que la gente tiende a sentirse sola. Sola y triste. Es un mal egoísta y típico de nuestro Primer Mundo, tan bien abastecido. Más de una vez he comentado que, para conocer el placer, debemos conocer el dolor, y parte de mi teoría es que lo introducimos en nuestras vidas con aspectos que son, en realidad, irrelevantes. Desplantes amorosos, agobios electrónicos y encontronazos con las amistades. ¿No podríamos hacer las cosas más fáciles? ¿Más sencillas?
Si alguien no aporta nada bueno, nada productivo, nada respetable a tu vida, ¿por qué conservarlo? ¿Qué tipo de hipocresía aristocrática estamos manteniendo? Y digo aristocrática porque, aunque nos las demos de evolucionados y "modernos", seguimos siendo una gran corte de rumores, conjeturas, trapicheos y caras ocultas. Sin ir más lejos, en mi círculo de amistades virtuales está incluida más de una persona a la que, francamente, detesto. Pero ahí está. Dentro de un apartado que, lo pone claramente, se llama "amigos". ¿Amigos? Ni considero que entre esas personas y yo exista la amistad y nada haré por que así sea. ¿Qué me impide borrarlos de esa lista, mandarlos llanamente al carajo porque ni yo les intereso ni ellos me interesan a mí? Quizá el temor a algún tipo de rechazo, de encontronazo social. ¿Y qué? ¿Sería tan grave? "Las garrulas me marginan, me voy a mi casa a llorar."
Yo también soy hipócrita, falsa y convenida. Como todo el mundo. Digamos que necesitamos esa parte de rumor, del gossip británico, que nos dé vidilla. Y aquí enlazo con esa persona que ayer, triste, buscó consuelo en otra muchacha y en mí, porque parte de ese chismorreo la había afectado considerablemente. Y ni siquiera tenía que ver directamente con ella. Pero ahí estaba. Kate Fox hace una reflexión bastante interesante sobre este chismorreo (entendido no siempre como despectivo, que de todo hay que salvar una parte) en Watching The English, libro que altamente recomiendo. Se aprende mucho de las relaciones sociales, ya no sólo de las británicas, sino de las propias. Cosas que tienen que ver.



Las vidas de la gente están vacías y son aburridas, y hace falta introducir parte de vidas ajenas para divertirse un poco. Somos aristócratas en pequeñas cortes repartidas por nuestro barrio, nuestra facultad, nuestro antiguo colegio, nuestro lugar de trabajo. Y nos encanta hablar de las personas; ya sea para bien como para mal. El tema que ha llevado a escribir estos párrafos era el habla-para-mal, por supuesto. Nunca ha dado problemas que una gente elogie a otra gente.
Contactos de internet, realmente os detesto. Pero no tengo el aplomo, la franqueza conmigo misma, los cojones de sacaros de lo que, al fin y al cabo, es una parte de mi intimidad, porque soy una 'primermundista' cagada de un rechazo social y un aislamiento bestial por vuestra parte. "Las garrulas me marginan, me voy a mi casa a llorar." Y eso, querido unicornio interior que dice "wiiii", es asqueroso. Me repugna de mí misma, porque no soy franca. Por lo tanto, no puedo pedir a otra gente que lo sea. It's a catch-22 situation
No obstante, e hinchada por este sentimiento agresivo y aguerrido, probablemente proceda a eliminar a dos o tres, que no es que me toquen especialmente las narices, pero ni siquiera mantengo una conversación con ellos a menudo. Así que adiós. Lo que me lleva a pensar que, si no lo he hecho antes, es porque hacerlo de tarde en tarde, de vez en cuando, conlleva una pequeña, estúpida pero reconfortante sensación de triunfo. Eliminar contactos es como una victoria personal hacia la franqueza con una misma. 
Eso se echa en falta. En general.



En medio del baile de máscaras todo es precioso hasta que una cae en la cuenta de que los disfraces no son el vestido habitual de las personas que nos rodean, que no siempre habrá música y lámparas de araña (estoy pensando en una mezcla entre Versalles y Labyrinth), y que lo que las personas que nos rodean tienen en la cara son, efectivamente, máscaras. Entonces, es cuando una se siente sola; la desilusión de la realidad. Las cosas no son así habitualmente. 
Lo más probable es que la persona que contactó ayer conmigo en busca de consuelo fuera víctima de este ataque de realismo. Y dejó de hacerle gracia bailar. La comprendo, y por eso espero haberla animado correctamente. Claro que la comprendo, cualquiera lo haría. Cualquier persona, incluso esas que ignoro y detesto, conoce la sensación de sentirse solo en medio de un mar de gente. Es un tema bastante manido en las canciones. 
No obstante, ¿solos? ¿No es, de nuevo, un ataque de egocentrismo popular? (Un día hablaré del egoísmo, le tengo ganas). No estamos solos, qué vamos a estarlo. Ocurre que nos gusta sentirnos solos para llamar la atención. Yo me siento sola y, cuando me doy cuenta, es como tener un baile de máscaras en mi interior. Y prometo que me dan ganas de romperme la cara, por niñata, por consentida y por egocéntrica. 
No estamos solos. Para nada. Siempre, siempre, siempre tenemos a alguien. Es algo que tenemos que reforzar cada día; ejercicio mental, por Dios. Si esta chica triste hubiera estado de verdad sola, no habría hablado con nosotras. Nosotras no estaríamos. De modo que no está "tan" sola. Y yo, egocéntricamente hablando, tampoco estoy sola. Nunca.
Ayer me di cuenta. Ayer, y durante toda esta semana. Tengo muchas personas, la mayoría ni siquiera había caído en que de verdad "estaban". Soy un ente sociable. ¿A qué se deberá?
Guardaremos la incógnita para otra ocasión.





"Las garrulas me marginan. Me voy a mi casa a llorar."