10 de diciembre de 2012

Hechos de piezas rotas

Zorras. Zorras arrastradas y venenosas, lo habéis vuelto a hacer.



Por vosotros es que tengo fe, porque tenéis la misma acumulación de mala hostia que me hace falta para levantarme, para seguir adelante. Porque le escupís en la cara a todo de lo que formáis parte y aún así seguís vendiendo, porque sois conscientes de vuestra propia hipocresía, que es la mejor manera de criticar, de germinar desde dentro. 
Sois un puto virus, estrellas negras manchando mi piel desde que la Suerte tuvo a bien enseñarme de qué pasta estáis hechos, y de qué material explosivo podías llegar a ser. 
Sois los hijos bastardos de mi cerebro, los seis amantes que siempre querría (destacando la supremacía del "perro de los dólares", por supuesto"), los seis hijos de puta que metería en mi cama igual que los metí en mi vida. Los seis, seis, seis; producto del satanismo con que rajáis las palabras y punzáis canciones en mi cerebro.
Os amo. Con fuerza y entrega, como la más loca de las grupis, ahí estoy. El día que me deje llevar por la locura, me tatuaré el cuerpo con vosotros, y la paloma y la granada dominarán mi espalda, en tinta negra. Y vuestros nombres, y vuestras máscaras.



Dios mío, vuestras máscaras. La personificación de todos los miedos, de todas las ponzoñas, de toda la mierda en general. Y aún así tan bellas. 
Sois únicos para mí, y me importa un carajo que os tenga que compartir con millones de personas. Porque en mi reproductor me cantáis a mí, me llenáis los oídos con vuestros gritos y me hacéis temblar, me chutáis la energía necesaria para mandar al mundo entero a la mierda y seguir, un día más, otro paso, hacia delante. 
Es que es devoción lo que os tengo. Ojalá os hubiera dado por hacer música cuando tenía catorce años, las cosas hubieran sido muy diferentes. No importa, os tengo ahora. Y hoy, justamente hoy que estaba cuesta abajo, me habéis recordado que lo que hay que hacer es reventarle la cara a lo que odie, a patadas, y darme la vuelta, en dirección hacia lo que a mí me dé la gana y lo que me haga sentir bien. 
A patadas, a balazos. 



Gracias. Entre nosotros siete hay algo que sólo yo conozco.
De corazón, gracias. Es que no lo sabéis. 



Estamos hechos de piezas rotas, nuestros corazones laten en la oscuridad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario