Hoy te he tenido en las manos.
Seré honesta y confesaré que me he saltado las restricciones de la Morgan Library un poquito, pero la archivera me ha dado permiso. En teoría, solo tenía autorizado acceder al folio 55r, pero esto es lo que pasa cuando alguien deja un manuscrito en mi poder y se da la vuelta: que se me va de las manos. Literal. Así que llevo un buen rato pasando las páginas y maravillándome con el Manafi' al-Hayawan, con lo poquito que puedo leer y con las increíbles imágenes, aquellas que nunca soñé que vería personalmente.
Pero como siempre desde que empezó este curso 2018-2019, la realidad académica se impone y no puedo sino seguir fascinándome. Es que lo nuestro es ver libros y manuscritos, es que a esto nos dedicamos quienes hemos escogido el sendero de la investigación. No puedo evitar seguir sobrecogiéndome, preguntándome quién soy yo para que un conservador de tamaña institución me autorice a ser una de las pocas privilegiadas que jamás tendrá este libro en las manos.
Deja que hable de ti, Simurgh de Maragha.
Eres la primera de la que tenemos noticia, la primera ilustración que se hizo de ti en un manuscrito. Tu fecha está entre 1297-1298 y 1299-1300, no lo sabemos. Eres bellísima. Estás adornada con tinta de oro, azul, roja, verde, rosada y delineada en color negro. Estás de pie sobre una isla, aquella que todavía no he encontrado (y que, según leyendas, nadie puede hallar). Tus plumas parecen estar en llamas o emular a las nubes. Tienes los ojos rojos y abiertos. El mar y la preciosa curvatura de sus olas te rodea, te esconde y te protege. Y aquí estás, en un atril delante de mí, mientras escribo estas líneas. Es algo que me cuesta creerme.
Cada momento en que no estoy mirándote, tengo la sensación de que pierdo el tiempo. De que no es real, de que estoy en un sueño difuso del que me despertaré, de vuelta en St Andrews, y pensando si alguna vez estuve allí y te tuve delante. Pero así es. Y cuando vuelva a abrir mi ordenador, tal vez esta noche, tal vez cuando esté en Escocia, miraré tu rostro y pensaré que sí, que fue real. Que te vi, como he visto a tantas otras, como tengo el absoluto privilegio de contemplarte.
Parece que todas las Simurgh que veo sean dignas de mención... y es que, para mí, así es. Todas ellas representan un momento especial de mi vida, un lugar en concreto, un punto en mi memoria y en mi historia que quedará para siempre en mi recuerdo. Alguien escribió 'Anqa en un extremo del folio, como suerte de aclaración. Pero ambas sabemos que tú no eres 'Anqa, aunque a ella también la queremos.
Mi marida me ha dicho que está muy orgullosa de mí. Bob se emociona cuando yo me emociono. Hay mucha gente que está feliz por mí, orgullosa, contenta, emocionada como yo. Gracias, a vosotros, de verdad.
Simurgh y yo vamos a seguir disfrutando un poquito la una de la otra.
Qué día tan especial para mí. De verdad. La primera de todas ellas, la que abriría el camino. El Simurgh de Maragha.
Estoy convencida de que, que sea día 22, no es ninguna casualidad.
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