Can beauty come out of ashes?
Definitivamente mayo va a acabar conmigo, porque hay demasiadas emociones en el aire y todas son diferentes; son buenas, son malas, son geniales, son horribles. Y pululan sobre nuestras cabezas en forma de nubes y pájaros, subiendo y bajando y haciendo de nosotros (al menos de mí misma) una persona mareada, muy mareada, como si me acabase de pasar tres horas en una montaña rusa y, aunque hubiese disfrutado del paseo, solo necesitase sentarme a descansar.
Por partes, como dijo Jack el Destripador y luego cantó Estopa.
La revisión anual no ha ido bien, ha ido fenomenal. Les han encantado las dos, mi pájaro y mi montaña. Y yo, que ya iba pensando que me iban a mandar a la porra, no me lo puedo creer. Estoy feliz, estoy mucho más tranquila, estoy orgullosa del año que he pasado aquí y de hasta dónde he llegado. Cosa que hubiera sido imposible sin las personas que me he encontrado por el camino, todas y cada una de ellas, que me han enseñado algo diferente, aunque ahora no pueda entender cuál ha sido la lección de algunas de ellas.
Y los momentos catarsis, que hemos tenido muchos, se concentraron ayer, porque no era un día duro solo para mí. Espero haber estado a la altura de las circunstancias y no haber sido demasiado bruta. Pero cuando las cosas dejaron de ser bromas y aparecieron las lágrimas, espero que encontraras en mi abrazo el refugio que necesitabas. Y siento que ahora duela, pero dejará de doler. Te lo prometo.
Speak, bird! Speak again!
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