30 de julio de 2013

Las del callo en la ingle

Hay ciertas cosas que cambian, otras que no cambian, unas que empeoran, otras que mejoran. Y como en el escudo que dibujé hace unos días, todo está en perpetuo movimiento, en un cambio constante. 
Pero si en nosotras tres el cambio se da a la vez, al mismo tiempo, y hacia el mismo sitio... pues todo OK. Sois las grandes protagonistas de este blog, a las pruebas me remito. Y el día de hoy, por unas horas sin chicos y de nuevo en un símbolo de tres, ha sido terapéutico.
Ha sido brillante. Ha sido justo lo que yo necesitaba. Teneros cerca, llorar de la risa con nuestras mismas idioteces, descubrir que seguimos siendo las mismas por más que nos pasen los años. Porque, como decíamos el año pasado, ya empezamos a ser para siempre.

Os quiero lo que no puedo escribir. Os agradezco lo que no puedo contar. 

Y ahora, a ritmo de Disney, de la banda sonora de nuestra vida, os vuelvo a dedicar esas palabras, mientras en mi cabeza la Dahara Kael corretea detrás de un ovillo de lana en un enorme salón de piedra, al tiempo que la Dama Ishys pasea su porte elegante y la Dragona Aro de Plata aprieta los dientes para decir "oh, petirrojo, alegre petirrojo".

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