9 de julio de 2013

Esquina con Velázquez

Ahora ya es oficial.
Es casi oficial, pero una colleja de ibn Nasr, aquí sentado en la mesa, me obliga a quitar el casi. En realidad, tiene razón. Ya está. Ya estamos fuera. Fuera del sitio que nos ha visto pasar cuatro años (cinco, ehem, cinco) de nuestra vida, y ahora nos despide. Bien. Hasta luego, hasta pronto, hasta nunca. 
Porque ahora hay fuego en las venas y alas en el corazón
¡Estamos fuera!



Si la euforia dirige mis palabras es porque he perdido una apuesta, y ahora le debo una cena a un pediatra. Ha sido de las apuestas que más ganas tenía de perder. Porque sí, ahora ya es oficial, y el año que viene habrá un dragón en Príncipe de Vergara. A veinte minutos del Retiro y a unos pocos más del Paseo del Prado y la Milla de Oro. No me lo creo. Tengo tantas ganas que en lugar de caminar, debería ir dando saltos. 
Además, que últimamente se está dando una concatenación de hechos que no contribuye si no a mejorarlo todo. Quería decir millones de cosas y ahora no se me ocurre ninguna. Tampoco quiero contar mi vida a trozos pequeños, dejando frases en clave sobre cosas que haré, que voy a hacer, que ya he hecho. Me resultaría repetitiva. Eso ya lo escribo demasiado a menudo. 
Es que es un todo. Es un completo, es un círculo.
Es una carcajada.






Transe-chanse-balanse. 
Y aprovecha que aquí estoy, después de hoy quizá no se dará otro chanse.





Ah, y gracias a los de siempre, por ser los de siempre, hacer lo de siempre y seguir como siempre. Me meo de la risa. 

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