No me hubiera creído nunca que pasearía a caballo por la última frontera de al-Ándalus, que sentiría su frío y su viento, que vería sus montes nevados y sus torres recortadas contra la luz gris del cielo. Cabalgué, aunque con el pelo recogido, mientras gritaba de alegría, a lomos del caballo Bolero, y corrí, y corrí, hasta sentir que volaba.
Y los imaginé cabalgando conmigo, riendo junto a un compañero hasta llorar, confiando sus preocupaciones a alguien, comiendo a reventar, bebiendo como burros, tendidos en la hierba mirando al cielo, observando las rapaces que pasaban por encima. Los imaginé vivos, vivos y fuertes, dejando las huellas que ahora yo intento seguir. Vivos porque, que nunca se me olvide, nada tendría sentido si no hubiera sido por su vida.
Granda tenía algún que otro secreto guardado para mí.
Correré, volaré. Con el viento cabalgaré.
IngRei tendrá razón y todo.
Correré, volaré. Con el viento cabalgaré.
IngRei tendrá razón y todo.
Yo no sé si tengo sangre muslim, pero me gustaría esforzarme para tenerla.
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