Gracias por todo lo que has hecho en estos tres años. Gracias por ser una gran compañera de viaje doctoral. Estoy orgullosísima de ti. Ahora te vas a descansar tres meses (espero, recuerda desconectar la cabeza) y a reunirte con tu familia; que ha sido demasiado tiempo.
Yo me quedo aquí con mis locuras de pisos, de casas, de vuelos, de visados, de vida. Pero cuando vuelva, cuando el semestre se reanude y yo esté en alguna parte, sabrá el Demonio dónde, ya no estarás tú. Ya no me acompañarás a las nueve de la mañana, exacta como un reloj, ni podremos ir a Luvians a hacer un descanso de helado porque no nos da la cabeza para más.
No, porque ya has terminado. Porque tu etapa doctoral está muy cerca de acabarse.
Eso me recuerda que la mía también está entrando en sus últimos meses. Que este capítulo de nuestra vida se va a cerrar pronto, y aunque preocupaciones más presentes no me dejen verlo todavía, es una realidad. Aún no puedo mirar a la derecha sin llorar un poco por tu ausencia. Y, aún así, sé que siempre estarás conmigo.
Gracias por todo, azizam. Gracias de corazón.
Volveremos a vernos pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario