Ayer y hoy han sido días para echar de menos a personas que no tengo cerca en general, pero particularmente te echo de menos a ti, a mi amigo en forma de trucha, cortado en forma de perro, al hermano mexicano que se me apareció en Irán para quedarse en mi vida para siempre. Aunque eres una persona bastante complicada a veces, porque sabemos que eso de hablar de emociones no es precisamente lo tuyo. Pero he estado recordando, viendo fotos y acordándome de momentos, de conversaciones, de instantes fugaces y solo podía sonreír. Porque nos reímos mucho juntos. Mucho, desde luego.
Mi principal pensamiento es el lógico. Ojalá estuvieras aquí. Entonces, como enganchados por una cadena, vienen otras ideas. Como la gélida impresión que tuve, estando en Irán, de que jamás recuperaría la rutina que allá habíamos establecido. Era algo que solo íbamos a vivir durante una temporada, bastante corta en comparación con una vida entera. Pero después, cuando yo volviera y tú volvieras, cuando la aventura se hubiese terminado, desaparecería. Se quedaría esperando en las esquinas de la memoria, como un recuerdo de una vida que un día compartimos.
Y después, nada. La tristeza y el catastrofismo hicieron que me plantease los "siempre" y los "nunca".
Pensé que nunca íbamos a emborracharnos juntos, pero por lo menos hicimos más de un viaje juntos. También pensé que tardaríamos mucho en volver a cocinar juntos, o el uno para el otro. También pensé que ojalá vivieras en St Andrews; de buena gana cambiaba a cinco, a diez, a veinte personas por ti. Aquí serías mucho más productivo, estoy convencida. Por el despliegue de medios y porque te daría capones hasta que te pusieras a trabajar.
Me asustaron esos nuncas, la verdad. Me aterraba la idea de que te ibas a transformar en un contacto en mi teléfono a partir de ese momento. Que la puñetera de la vida me había hecho un regalo para quitármelo tan deprisa. Y estoy empeñada en llevarle la contraria, pero como cuando estaba pensando todas cosas estaba triste, pues me dejé ganar un poco. Solo un poco.
Después me volvió la esperanza de que te voy a ver en Madrid, si el Aqha Guapo nos deja, y se me pasó. Pero vaya, que te eché de menos. Bastante. Como todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario