10 de enero de 2013

Lanzamiento desde Cabo Cañaveral

Dices que estás orgulloso. Que te emociona saberlo, y me llamas científica. Mora, pero mientras científica, tendré sentido común. Como decía el cabecilla de la Patrulla de los Locos, "¿y si se me acaban los recursos, qué hago?", al que le respondían: "pues ponerte a rezar, si sabes, y utilizar el sentido común."
Rezos y sentido común es algo que aquellos a los que amamos tienen. Nos gusta presumir que lo tenían. Porque tú los admiras, sin conocerlos, y te caen estupendamente bien; como artistas, poetas, estrategas, matemáticos, militares, guerreros, y un largo etc. Los queremos y hay poco más que decir al respecto. 



Me dices que estás muy orgulloso, y muy satisfecho. Que te emociona haber estado a mi lado desde el principio, de haber escuchado y comprendido las cosas que yo escribía, de haberte sabido alguien con quien siempre lo compartiría. 
Dices que estás contento por mí, claro, y por mis padres, que supieron dirigirme. Mejor que dirigirme, supieron darme la libertad para escoger. Con pequeños toques, como buenos pastores, pero siempre me dejaron volar. Y aunque complicado, nunca negaron mi vuelo. Aunque no les gustara. Hoy puedo decir, orgullosa, que ese vuelo está empezando a parecerse a algo. A algo que yo esperaba. 
Y no me lo puedo creer. Me limito a sonreír como una boba, mientras me abrazas y nos apoyamos el uno en el otro. De alguna manera, necesitaba esa conversación. Necesitaba saber que sigo a la vanguardia de tus pensamientos y que estás tan feliz como yo por este pequeño triunfo. Triunfo que, ya verás, te prometo, será increíble. Lo haré increíble. Voy a trabajar como nunca en mi vida para saberlo todo, todo de ellos. Y para contárselo. Para que mis palabras transmitan la pasión que siento por ellos, cada vez que los nombro o que sus vestigios se me aparecen. Para que el fervor por ellos sea palpable, para que otras personas lleguen a atisbar aunque sea un poco de su maravilla, de su virtud, de su esencia. Hay tantas cosas que quiero contarles. Y contarte a ti. A pesar de que muchas ya las sepas.



También me dices que una de las cosas que te hace más feliz es que haya triunfado en algo que tanto me gusta. Que escogí. Que de verdad quiero. Eres el único que estaba tan loco como yo, el único que se alegró por mi disparatada elección. Porque, admitámoslo, no tenía ni pies ni cabeza. Sigue sin tenerlos. Qué más da. Estoy orgullosa de esto, porque también a ellos les da una oportunidad. Delante de mi mundo, delante del mundo en general. Para demostrar que sí se puede vivir de ellos y con ellos. 



Estás orgulloso, me dices que cuento con tu apoyo (que no es muy importante según tú, pero que para mí vale como el oro de la cúpula de Villaviciosa), y que por encima de todo, me quieres. Que estás feliz de que alguien haya visto en mí esa magia y esa virtud que, dices, tengo. "Tú tienes algo. Aquí (te señalas la cabeza) y aquí (te señalas el pecho). Has sabido aprovecharlo." Aún no, yaddi. Me queda por aprovechar, ya verás. Te vas a quedar sorprendido. Me voy a dejar la piel y el pelo con eso. Ya lo verás.
Lo haré por ti, por mí y por ellos (y por todos mis compañeros, y por mí primero).
Ahora que he empezado a volar, no pienso pararme. Y que el viento me seque las lágrimas de pura, absoluta felicidad. 
Porque si estás orgulloso de mí, el resto ya no importa.





Nada me detendrá, nada me hará volver la vista atrás. Bajo rayos de sol, bajo tormentas, no me detendré. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario