2 de enero de 2013

Imago clipeata

La marca de crecer es que cada vez que me cruzo con un adulto pienso que algún día seré como él o ella, y que él o ella tiene a la espalda la misma vida que tendré yo, las mismas experiencias y las mismas vivencias. Crecer pensando que no sólo mis amigos reaccionan o sienten cuando hablo, sino que mis familiares también lo hacen, mis profesores, los padres de los niños, los amigos de amigos, el camarero al que le pido la copa a 2'50 en el bar de los agachaos
Madurar es entender que todas las sensaciones que una misma experimenta están también presentes en las personas de alrededor. Que si una canción de seis idiotas con máscara puede conseguir que llore, la canción de un tipo con guitarra repitiendo la misma palabra puede tener el mismo efecto en otra persona diferente. Crecer es conocer y comprender. 
Comprender que Kaa no es tan mala compañera, al fin y al cabo, y que el dolor de una casa puede conectar perfectamente con la de otra; y nunca llegarán a tocarse.
Cuanto más conoces, mejor comprendes. Y eso es algo mágico. Es una capacidad mágica y bella del ser humano. Si conocemos, podemos ser más felices; aunque en el momento la verdad nos haga tremendamente infelices. Conocernos también a nosotros mismos. Comprendernos. 



Cada día le doy más vueltas al mundo. Al universo en general, mientras la gente no tiene otro pasatiempo que agotar la batería de mi móvil, en un pensamiento mucho más metodológico y práctico que el mío, sin pararse a pensar tanto y mover más el culo, que a mí últimamente me anda faltando. 
Cuando creces y conoces, se supone, eres capaz de enfrentar los problemas con mayor diplomacia. Con integridad. Precisamente porque estás crecido y comprendes otras formas de pensar, de actuar y de sentir. Es curioso cómo estas cosas se reflexionan más cuando uno las dice en voz alta, las transmite a otro o las escribe. A efectos prácticos, todos tenemos muy clara la teoría. Ay de nosotros cuando aparece el examen práctico.



¿Mi propósito de año nuevo? Crecer, conocer y comprender. 



Siempre que pienso en estas cosas aparece un personaje en mi cabeza, un ente 'x' con un turbante y una chilaba, un chaleco y mirada profunda. Bien pudiera ser Ismail, Avani o Ben Afhrá; eso es lo de menos. Cosas que tienen que ver. 

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