Ayer tuve un momento-revelación. Me explico.
Escucho canciones y les doy un enfoque totalmente nuevo del que tenían antes. Como si las escuchara por primera vez. Y, la verdad, es que ésta me devolvió a un momento doloroso, pero me contagió cierta energía. Digamos que, si yo supiera escribir canciones, hubiera escrito algo así. Hay ciertas frases omitidas, pero porque no me gustan. Ni voy a decir el título ni el artista, quiero que eso siga siendo mío exclusivamente.
Me apetecía escribirlo.
Ayer de nuevo recordé cómo era mi vida contigo susurrándome al oído. Y soñé con tu piel. ¿Cómo fue que vi que todo era un castigo?
Ya no volveré a volar por ti, recorriendo tus rincones por tu amor.
Tu imagen se borró.
Y tú, tú... ya no volverás a volar por mí. Ya no sentirás el vértigo de ver que te quise hasta morir. Pero ahora mírate.
Ya no queda nada de ese tiempo. Ya no queda tiempo para ti. No queda tiempo para ti. Nada de tiempo para ti.
Hoy recogeré los trozos de una vida que has quemado, de un sueño destrozado sin saber. Hoy ya no quiero tus abrazos disfrazados.
Ya no me cuesta respirar. Será porque tus manos no me aprietan. Será porque en el fondo sabes que tu amor fue huella en la arena que el mar borró cuando subió la marea. Que te da rabia saber que tu silencio pisó mis ganas de luchar, ya ves.
Que como yo te quise nadie en este mundo se va a entregar por ti. Pero ya cierro la puerta. Quiero a empezar a vivir.
Y no queda tiempo para ti. No queda tiempo para ti. Nada de tiempo para ti.
Detrás de mi baño he descubierto el Reino de las Pelusas.
Cosas que tienen que ver y otras leyendas urbanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario