1 de septiembre de 2021

Make something good

Look at the sky, I'm still here.
I'll be alive next year. 
I can make something good.
Something good.


Después de más de cuatro años en Reino Unido y un 2021 que amenazaba con matarme en más de un sentido, de repente puedo (podemos) volver a casa. Y nada más que con trabajo, con un trabajo que no se va a ir la semana que viene, y con la promesa de una estabilidad que hace dos meses, dos semanas incluso, parecía lejana e inalcanzable. 

Volvemos a casa, y yo vuelvo a lomos de la que se ha convertido en mi compañera de llantos y risas, en la espalda de Simurgh. Que no nos pongamos exquisitos, a mí sí me dejaría subirme. 

Queda tanto por hacer y tan poco tiempo. Dije ayer que escribiría algo con sentido, pero ahora mismo solo quiero meterme en harina con el Libro de los Reyes y sentir que he hecho algo de la tesis. Ayer ya tuve el día más tonto del mundo, no lo quiero repetir.


Pero lloré... de felicidad. De la más pura felicidad.

Pasarían cosas buenas, me dijisteis. 
Y por Dios, no os equivocábais. 

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