Tengo entre quince y veinte minutos para escribir esto antes de que me llame el Mosquetero para irnos a reconquistar alguna parte del planeta en Age of Empires II, así que intentaré ser breve.
El primer borrador de mi tesis rozaba las 78.000 palabras y casi me da un jartattack cuando lo vi. Nunca me hubiese imaginado que yo podría llegar a escribir tanto. En mi cabeza estaba convencida de que iba a rozar el límite de palabras permitido con suerte, y ahora resulta que me tengo que meter con la guadaña para podar el seto que es el capítulo 5. Con este voy necesitar ayuda sobrenatural, porque menudo un desastre de capítulo.
Me he dado cuenta de que me duele el meñique de la mano derecha cuando tecleo mucho rato y francamente no tengo ni idea de por qué lo tenso. Se me ocurrió darle al persa en redes y ahora me siento un poco más un fraude. Cosas que tienen que ver.
El fin de semana salí con Rebecca y tuvimos la fiesta de pijamas que yo tanto necesitaba. Volví a casa cantando por soleares, pero valió la pena. Hubo un tiempo en que a mí me aguantaba el alcohol, qué habrá sido de esa persona y de todos los litros que bebió en la universidad. Me pregunto.
Hoy he vuelto a escribir porque estaba enfadada y no tenemos piso en Galicia, pero lo tendremos. Sea como sea, porque no es como que tengamos opciones. Lo que he escrito me ha encantado, la verdad, pero ahora no sé cómo sacarme a esos dos personajes de la cabeza. Ojalá tengan una casa en el pueblo, con cabras y muchos perros. Y que coman sandía.
Me he casado con la persona a la que más quiero en el mundo y eso me hace increíblemente feliz.
Y sí, creo que eso lo resume todo.
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