La Princesa se está leyendo el primer borrador de Yazata. Y a mí me están bombardeando los recuerdos, las sensaciones y, por algún motivo, los momentos más tristes. Aquí con Icarus en bucle y aguantándome las ganas de llorar y dar el espectáculo.
Pero es que... es que, joder, esta historia es mucho. Será mucho. Se lo debo a Yaza. Al resto de la peña se lo debo menos, pero también se lo debo. Han nacido del mismo lugar oscuro y recóndito de mi ser de donde nacieron Frinoé y Buru. Y solo uno de los tres está completo. No puede ser. Vendrán los tres, claro que sí.
Me voy a poner otro té, aunque la tetera nos gotee en la oficina, que de verdad estoy en mi límite lacrimógeno. No le voy a dar el jueves a Yasmin, porque tampoco sería capaz de explicarle por qué estoy llorando exactamente.
No llores, Verethraqna. O... o quizá, sí. Llora. Y yo me siento a llorar contigo.
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