15 de octubre de 2020

Demonios parecidos

Tenía tan claro que esto ya lo había escrito que me ha sorprendido bastante no encontrarlo en el archivo. Y digo "tan claro" porque es verdad. Pienso en ti cada vez que escucho esta canción. Porque además de parte de la genética, los apellidos y a la peor perra del mundo, compartimos fantasmas. Tú tienes cicatrices mucho más profundas en la piel del asfalto y la vida, con una banda negra en la muñeca que te recuerda a aquellos que has perdido. Yo tengo marcas en la piel de dolores ajenos y situaciones que no supe manejar, pero quiero pensar que lo llevo mejor. Que lo llevamos mejor. 

A ti no te gusta que te diga demasiadas veces todo lo que significas para mí, pero a ti tengo que escucharte cuando me haces quedarme hasta tarde, hasta muy tarde, y nos rodea el humo del tabaco que no me gusta que fumes. Cuando nos quedamos hablando de lo divino y lo humano en una casa que nos ha visto abrazarnos y nos ha visto apuñalarnos por la espalda. No soy mejor que tú, pero tampoco soy peor. Igual es culpa de los demonios parecidos. 

Pero siempre has estado ahí. Tus demonios, que son los tuyos, y los míos, que son los míos. Mirándose desde lados opuestos del pasillo, desde lados opuestos del mundo. Y qué. Y qué hacemos ahora, y qué hacemos con todo este humo, con esas cartas de mierda sobre la mesa y con esa conversación que nunca se acabará. 
Qué hacemos con todas esas lágrimas que cayeron de pronto con el último abrazo que nos dimos. Yo sé por qué me puse a llorar. Pero a veces revivo el momento y me pregunto por qué llorabas tú. Si fue por lo mismo, si fue por otra cosa. 

Te he querido aunque has sido la causa de mis más profundas agonías. Me has querido aunque te he apretado tan fuerte el cuello que te he impedido respirar. Espero que nos sigamos queriendo aunque seamos la causa principal de nuestra caída y nuestra muerte. Sé que nos seguiremos queriendo. Porque aunque tengo mil incertidumbres en la vida, sé que tu amor no está incluido en la lista. Me dices que yo soy tu referente, pero en qué medida no me has enseñado tú más de la vida que yo a ti de música. 
De ti he aprendido a reponerme después del dolor. A no tener paciencia cuando no toca. A esforzarme en que las cosas no me afecten tanto, a dejar de mendigar cariño por no sentirme sola. He aprendido que el rap no se ve, sino que se escucha, que una viaja al ritmo que la música marca. 

No hay más motivo para escribir estas líneas que el echarte de menos. Como todas las mañanas. Como todas las noches. Suele pasarme, pero no te lo digo. Y como sé que esto nunca lo vas a leer, es mi privilegio expresarme. Aunque quién sabe. Lo mismo volvemos a coincidir en alguna parte del mundo, bajo el mismo techo, y me vuelves a pedir que te lea diferentes entradas basadas en una fecha, en un mes, en un año. 





Y si comparto contigo
demonios parecidos.
Las noches que no estás sueño dónde van. 

Donde guardo mis miedos.
Donde muero y vuelvo a nacer.
Y a luchar no sé bien contra qué.

Y si comparto contigo
demonios parecidos. 
Las noches que no estás sueño dónde van. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario