Uno de los momentos más bonitos de este 2019 y posiblemente de mi vida será esa mañana de miércoles, 27 de marzo, cuando mi mamá y yo fuimos a comprar ropa para Irán. Sé que tiene miedo, que se preocupa terriblemente por lo que me pueda pasar y que, si fuese por ella, quizás yo no me iría. Pero también sabe que tengo que hacerlo porque, además de que es lo que quiero, también es lo mejor para mí. Así que verla encerrar todos sus temores y meterse de lleno en esta nueva aventura conmigo me conmovió y me hizo sentir orgullosa a partes iguales. Me enseñó, una vez más, todo lo que me quiere. Me lo demostró simplemente metiéndose en aquel chino conmigo (que vaya tela, la experiencia, la señora loca y los dieciocho pañuelos de colores) y eligiendo ropa que era "demasiado corta" o que "tenía mucha espantajería".
Gracias, mamá. De verdad, de corazón. Ya eras una grande en mi corazón, pero es que te superas cada año que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario