Y en el trozo de hoguera que a mí me tocó
hay libros de Alejandría.
Y el fuego en sus poesías
desprende el olor del viejo luchador.
Estoy mejor. Y eso es importante para mí y para los que han estado esperando que me recuperase. Gracias por la paciencia, pero necesitaba estos días extraños. Han sido días para relajarme y pensar (en español, gracias a Dios), para expresar aquellas cosas que tenía metidas dentro del cuerpo y que me estaban haciendo polvo los huesos, de tan fuerte que me apretaban. La ansiedad me ha jugado una mala pasada y, es verdad, ha sido una serie de catastróficas desdichas que parecía tener siempre un sótano al que acceder cada vez que pensaba que ya habíamos tocado fondo.
Nos ha costado, pero hemos encontrado un suelo firme sobre el que poder impulsarnos. No solo yo, sino el alrededor, que también empieza a sacudirse las hojas muertas del cuerpo y a caminar bajo este sol que ha decidido quedarse por St Andrews unos días.
Voy a tener que volver sobre mis pasos para ver dónde me quedé contándote. Ahora vengo.
No soy capaz de recordar en qué momento colapsé, pero lo hice. Fue escuchar a papá y se vino todo abajo, vaya si se vino. Y después fue con Bob, y hablé con mi hermano, y claro, le tuve que explicar a Beth por qué me encontró en esa suerte de estado lamentable cuando abrió la puerta. Pero casi fue para bien, aunque la semana siguiente resultase ser poco agradable. Luego vino Lukas y la tranquilidad de saber que, al menos, alguien más lo sabía. Alguien más que estuviese cerca físicamente, porque los míos de casa están al corriente de todo, claro.
Después no recuerdo bien qué pasó, pero como siempre, el trabajo vino a salvarme la vida. La bienal de la SI, las 2000 palabras sobre pájaros y Zoroastrismo, Simurgh en sí misma, que es mi cuerda salvavidas, los artículos de las Plumas y mantenerme alejada de las espadas por un rato. Beth me propuso que fuéramos a ver Venom solo por animarme -no es que ella sea una gran fan de estas películas, pero sabe que cualquier criatura negra y asquerosa con mala leche me alegra la tarde-.
Por supuesto, vino la Isla de Skye en la Isla de Skye con el señor Temerario. Tener cerca de doce horas de coche por el otro lado de la carretera dio para mucho y pudimos hablar de todo y descubrir muchas cosas nuevas, disfrutar de las viejas y hacerme fan de el tipo de persona que me da coraje. Volvimos a tirar florete y espada juntos y me sentí renacer. Era la primera vez que volvía a esgrima y agradezco mucho que estuviese a mi lado. Los flashbacks de cuando teníamos 18 y 19 me vinieron a la cabeza desde que me bajé la careta. Gracias por aquellos días de coche, lluvia, ovejas y mar.
Probablemente porque me sirvió para recargar las pilas, todo ha ido mejor desde que volví de Skye. O quizá porque he hecho un cambio en los muebles de mi cabeza y ahora le doy menos importancia a las cosas. Pero lo cierto es que la semana pasada fue bastante agradable, desde fuera y desde dentro de casa. Beth también está mejor, y lo voy percibiendo poco a poco. Quizá también estoy mejorando en esto de dejar de ser básicamente gilipollas con mi alrededor.
El sábado bebimos lo que no debíamos y así nos despertamos al día siguiente para el open de sable, pero nos lo pasamos mejor que bien. Y bailamos mucho, que eso siempre es una alegría grande. Y ayer hablé con Keno, y hoy ha vuelto Clare, y en dos semanas (me da) vuelo al otro lado del mundo porque una de mis mejores amigas se casa. La Virgen, qué locura.
Y descubrimos los moonmoons y el simbionte es mi spirit animal, y en mi piso hay una colonia de arañas que no dejan de darme sustos saltando de pared en pared.
Y estoy mejor. De verdad. Lo siento hasta físicamente.
Y no hay flor como la amapola, ni cariño como el mío.
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