10 de julio de 2015

Los mejores planes

Vosotros dos no lo sabéis (o sí, porque tengo la boca tan grande que seguro que os lo he dicho una vez al día), pero esta semana me habéis dado la vida. No me la habéis devuelto, porque afortunadamente siempre la tuve dentro de mí, pero le habéis dado luz. Mucha luz. 
Ahora que tengo a Will Robert de fondo y fantaseo con que se acuerda de mí, me inspira la noche para hablar de todo lo que hemos vivido estos siete días pasados. Desde las tonterías más absurdas, como el "se van a pelear" o "se va a volver loca" de Jesucristo Punset, el saludo de la guiri que iba sin luces por Granada, el "me come los huevos" o el Tipo Asqueroso... hasta las cosas más bonitas, como mi camiseta de Mother of Páharos que no transpira, la Alhambra por la noche y la lágrima absurda a los pies de la Roja, en la Carrera del Darro, o las ganas de coger una de las butacas del apartamento y liarse a palos como si no hubiese consecuencias. Especialmente con los idiotas que escriben el texto para los documentales de Discovery Max. Nos quedarán Lanitas, Stiffler y el hermano perdido del Dr. Abdominales. O el propio Dr. Abdominales. Lo que seguro que no nos queda es el calor sofocante de la noche de Córdoba, la picadura de la única medusa de La Herradura en la piel o la dermatitis de Lu. I got you under my dermatitis skin

Cómo hemos comido y cuánto tinto hemos bebido. Tanto que casi puedo jurar que no nos hacía ya efecto. Pero no quería escribir una lista de memorias que solo vamos a entender los tres; ya se me pasó el tiempo de hacer eso, y mi Fotolog está de testigo (pero bueno, lauu_drenk, cuánto daño has hecho). Quería agradecer de verdad la semana que he pasado. Principalmente porque me daba cierto miedo. Habíamos construido una relación tan genial y tan fluida vía teléfono, que estaba muy asustada de que no se materializase en algo real. Que cuando te viera me quedase sin cosa que decir, que mi emoción se tropezase con mi lengua y solo soltase chorradas, que lo que tenía gracia en la pantalla se convirtiera en una cara de asco. En definitiva, que no fuese real.
Que no trascendiese la pantalla. 
Pero vaya si ha trascendido.

Yo me empeñé en esto. Yo me empeñé y tú lo sabes, que más de una vez lo hemos hablado, y me ha mordido tu hiriente sinceridad. Yo quería que fuésemos amigas y al final accediste, me diste una oportunidad y ahí hemos estado: hablando con los pies en la pared hasta las tres de la mañana, con la ventana abierta y todas las estrellas fuera. Diciendo que tenemos miedo de que este año no sea "nuestro año". Que nos vienen cosas mayores que hacerse un CV en otro idioma y que no sabemos si estaremos preparadas para asumirlo. 

Supongo que la diferencia esta vez, esta vez que me he atrevido a ser amiga tuya, es la madurez que nos envuelve a las dos. Eso no nos salva de soltar tumorcitos tales como los de "Horse Luis" y otros peores, pero nos ha rodeado de una película de intolerancia hacia otros seres humanos que a veces es mala, muy mala. Tenemos poca paciencia y pocas ganas de tonterías. No queremos amigos nuevos. Y sin embargo, podría decirse que ahora somos lo más nuevo de mi semana, de mi verano. Ahora sí somos amigas de verdad. Ahora que hemos compartido tiempo y espacio, nunca se le ha prestado demasiada atención al espacio. Ahora que me has visto nadar y "hacer un Little Mermaid" en la playa de Granada, que has sido testigo de mi felicidad al subirme a un caballo en el Albaicín con mi maravillosa camiseta roja y que me has dado un abrazo cuando me has visto emocionarme al volver a ver la Alhambra desde sus pies. Ahora que he vivido en tu casa y en la de tu pareja, que he conocido el entorno en el que te mueves y a las personas que te rodean (y obviamente a los animalitos, que Caín y Merlín están ahí y cuentan). Ahora que te he rascado los brazos hasta dormirte y te he ayudado con un idioma que no estoy segura de controlar. Manda lo de la Semana Gótica. Ya, ahora. Sé que no estás dormida. 

Gracias por dejarme conocerte de verdad y naturalmente, como aquello que estudias, esta semana. Yo no estoy segura de si tenía algún secreto más para ti, aparte de ese acento andaluz ridículo que se me pone cuando paso Despeñaperros. Gracias por ser la primera persona del mundo en leer lo que llevo de El rey pastor, incluso gracias por regañarme después de leerlo. Tus dibujos van a quedar magníficos. Gracias por dejar que te dé la tabarra con el Lugalbanda, y gracias por la camiseta. Gracias a Rafnar por el logo. Gracias por estar ahí, al otro lado de la pantalla, durante ocho largos meses de invierno. Gracias, Lucía.
Esto dudo mucho, muchísimo que lo leas. Lo mismo, como tengo la boca tan grande, se me escapa como quien no quiere la cosa, o te lo enseño, pero sé que dejaré que pase un tiempo. Tal vez sea una de las cosas que traiga septiembre. Ya lo veremos. 



Won't you save a little space for me? I know there is uncertainty. 





Cosas que tienen que ver, al final no sonó Mirror, mirror.

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