6 de septiembre de 2017

I confess I love writing listening to Nightcore

Si la Rupes Nigra de Dante resulta ser el Alborz, eso significa que en realidad es Hara Berezaiti, y por lo tanto, el monte Damavand. Y eso significa a su vez que desde lo alto de una montaña más negra que mi oscuridad interior (esa que se despierta con la banda sonora del Silent Hill), brilla la media sonrisa de Verethraqna, que apunta directamente hacia mi corazón y lo atraviesa. Y desde la misma cumbre, Israfil toca el cuerno del Final que para mí es el del Principio porque el tiempo va pasando y las brumas se van espesando en el horizonte, esperándome en mi nueva casa. Y desde la misma cumbre, despliega las alas el pájaro más hermoso del mundo y echa a volar, retándome a seguirla hasta el lugar donde las montañas rodean la tierra, donde se extienden océanos de hielo y lo que hay más allá, solo Dios lo sabe. Y si no lo sabe Dios, lo sabrá el Diablo. 

Verethraqna me muerde el corazón tan fuerte que hay que ponerle dos rombos a este blog cuando pienso en él.

I can't control the way I move. It's automatic. 'Cause I've been waiting for this moment everyday of my life. 'Cause victory is mine and Imma take it. 





Y a propósito, ¿qué pollas, RahXephon? ¿Qué cojones haces con tu vida, Ayato? Cosas que tienen que ver, y otras leyendas urbanas. 

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