"Cazadora
de dragones. Mi cazadora de dragones".
"Escribiste
una poesía, y como toda principianta, tenía sus fallos. Y Alfredo los escribió.
Y tú te cabreaste".
"¿Qué
es Frinoé? Dentro de todos los seres humanos hay un poquito de Frinoé. Que eso,
transformado en la mente de una persona que se llama Laura, se puede convertir
en el Tigris y el Éufrates".
"¿Y de Ovejas en las nubes? ¿Te acuerdas de eso? ¿De los dragones y las ovejas?"
"Qué
cosa más hermosa. Ovejas en las nubes,
la Isla de las Ovejas".
"Hasta
el próximo viaje."
"Laura".
Gracias
por esperar cada semana a que te trajese cosas nuevas. Gracias por ser el
dragón, el cosaco, el guerrero, el mago, el sabio viejo de un solo diente de
todas mis historias. Gracias por creer que valía para esto. Gracias por ser el
motivo y la razón por la que sigo escribiendo. Mi dragón. Por decirme "preciosa" cada vez que te daba un beso, por contestarme "y yo a ti" cada vez que te decía "te quiero mucho" antes de irme. Eres la razón, una de las grandes razones, por las que yo no dejé de escribir, de crear mundos e historias en mi cabeza. Historias que vivía contigo, cada sábado.
Y cuando te preguntaba, impaciente, nunca opinabas. Siempre me decías "las historias hay que leerlas hasta el final". Y hasta el final escribiste la tuya, una historia completa y sana, una historia de vida que hemos tenido la suerte de compartir. Eso dijo Javi, cuando nos despedíamos de ti; "qué suerte hemos tenido, abuelo". Efectivamente. Qué suerte que te tuvimos nosotros, qué suerte que tú te marchaste con toda tu familia a tu alrededor. ¡Es que estábamos todos!
En un momento concreto, fuimos todos familia, fuimos vínculo, fuimos unión, juntos en el final de tu camino, abrazados y dándonos al mismo tiempo fuerza y paz, reconfortándonos y hasta riéndonos a tu lado. Quien estaba allí era quien tenía que estar.
Me ha dado tanta paz estar contigo en estos últimos momentos. Contigo y con todos los demás. Con la que es mi familia, pese a las circunstancias que atraviesa. Gracias, por todo, para todo. Siempre. Hasta el final.
Yo
ya tengo un dragón, te dije. Ya tengo el mío. No voy a cazar otros. Ya
tengo uno. Tú eres mi dragón. Hasta el final.
Oredón, ahora que ya te paseas por la Isla de las Ovejas, tengo que pedirte un favor. Dale un beso a la abuela de nuestra parte. Hasta el final.
Y como me despediste, te despido.
Hasta el próximo viaje.
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