22 de octubre de 2015

Hoy son cinco

¡Cinco!
...
¡No lo digas, no lo digas!
Anda que vaya año nos espera. 



Cinco son los años que han pasado desde que somos la pareja más extraña que conozco. No hemos estado mucho tiempo juntos, en el mismo sitio. Nos acogíamos a la frase "ya tendremos tiempo", como si estuviésemos vaticinando que lo nuestro estaba destinado a durar. A durar tanto, que no tuviéramos que levantarnos en camas distintas o llamarnos a otros países. Aún así, me pregunto, ¿cómo has aguantado conmigo? 
Las personas que de verdad me quieren saben que tengo alas en la espalda y pólvora en la suela de los zapatos; no me gusta estarme quieta en ninguna parte. Releyendo aquello que te escribí cada año me doy cuenta de que siempre pido perdón por no estar. ¿Pero sabes qué? Tú me haces sentir tan bien, que no tengo que disculparme por ser quien soy. Por ser como soy. Porque yo, esa inquieta loca de Oriente, esa que no sabe vivir dos años en el mismo sitio, soy la persona que te enamoró hace cinco años. Si fuese sedentaria y más normal, no sé si me querrías. 
El mundo es enorme y yo he visto un trocito. Quiero enseñarte el resto. Contigo, juntos. Teniendo un proyecto que no esté asentado en la rutina de tenernos, sino en la pelea de conservarnos, de progresar, de ir siempre a mejor y juntos. De entendernos y apoyarnos, de reírnos y llorarnos, de querernos y odiarnos, de amarnos y echarnos de menos. 

Me vienen a la cabeza los recuerdos que hemos construido en estos cinco años, y me sonrío pensando en todos los que podríamos construir en adelante. Me da miedo acostumbrarme a estar sin ti, porque no sé dónde terminaré, ni siquiera sé si terminaré en alguna parte. No me gustaría acostumbrarme a tu distancia. Dime, ¿es posible que esto cambie antes de lo que pensamos? 

Antes tenía muy claro lo que te iba a escribir. Ahora solo quiero que llegue noviembre y tenerte aquí. 

Vamos a por otro año, mejor que los cinco que ya contamos juntos.
Te quiero. 



Y arrodillarme junto a ti, en el bar de la esquina.
Decirte «vamos a dormir».
Gritar al viento nuestro amor entre sábanas limpias,
y empezar a vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario