Decíamos que esperaría a que crecieses y serías mi novio. Juntos montaríamos una granja con muchos, muchísimos animales. Siempre abrazabas fuerte, muy fuerte, y yo te daba golpes en la espalda y te llamaba "rubio". Siempre fuiste mi favorito de los cuatro, mi rubio, no sé.
Hoy tu corazón, ese enorme y hermoso corazón que estaba malito, ha dejado de latir. Y nosotros queremos morirnos contigo.
No entiendo nada. Es horrible pensar que ya no podré abrazarte.
Daría un brazo, mis dos manos, la mitad de mi alma por abrazarte otra vez. Tan fuerte. Como siempre.
Hasta la otra vida, mi pequeño. Te quiero. Mucho. Como siempre.
Ahora serás tú quien me espere a mí.
Ahora serás tú quien me espere a mí.
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