30 de marzo de 2015

No motion

Supe que había un problema cuando caí en que las cosas estaban pasando sin que yo me diese cuenta. La Navidad, la Pascua. Incluso las Fallas, que yo nunca había celebrado más allá de cuatro noches de borrachera y calles cortadas. A mi alrededor, sucedían cosas. Pero para mí, todos los días eran iguales. Uno detrás del otro. Y el siguiente. Sin emoción alguna y sin cambios. 
Entonces supe que me había puesto enferma de rutina y de aburrimiento de vivir. Porque ya nada me apetecía.

Y, como digo, supe que tenía un grave problema. 

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