La única vez, el único momento en el que me planteé mi existencia, fue cuando me vi a mí misma en un autobús, coleta y bufanda hasta más arriba de las orejas, con tres grados y lluvia fuera, y las piernas cruzadas sobre una maleta de mano. Miré alrededor, a las luces de la ciudad, con los ojos secos de utilizar lentillas demasiado viejas. Entonces pensé "¿qué hago con mi vida?"
Y para dejar de pensar, conecté el reproductor de música. En la pantalla eran las 6:06 AM, y yo necesitaba una fuga, aunque tampoco me apetecía pensar. Así que pulsé el botón "aleatorio". Pero después de siete años, ese cacharro y yo debemos de haber desarrollado una conexión especial, porque en medio de mi nube depresiva vinieron a rescatarme las notas de Pour me, Hollywood Undead.
Te apagas despacio.
No te preocupes. No te va a doler, y es el mayor alivio de todos. Te dormirás. Y probablemente vuelvas a levantarte en el Cielo, donde volverás a ser ese roble tan fuerte y de tronco nudoso. Puede que te encuentres a Sergio y a mi abuela. Y a Cristina.
Seguro que los cuatro podéis echar una estupenda partida de cartas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario