Prometo no hacer a propósito lo de asociar una canción a mis proyectos de investigación. Lo prometo solemnemente. Pero es el reproductor y la cabeza dando vueltas, que de repente confluyen en una melodía y levanto la cabeza para decir en voz alta "atiza".
Y pasa lo que pasa. Que describe perfectamente mi situación. Tan perfectamente que a veces me asusto.
Ahora mismo estoy en la selva de los textos avésticos. La maleza tapa el sol, hace calor, todo se te echa encima y empiezas a agobiarte, y vas buscando huellas en un bosque que cambia constantemente. Y no ves a Simurgh. Cómo vas a verla. Pero la escuchas. Sabes que ha pasado por allí. Ves sus colores a través de unos matorrales, su sombra te pasa por encima de pronto, escuchas como canta, atisbas la cima del Alborz.
Voy a encontrarte, así me cueste la cordura, la cabeza y la miopía.
No soy más que tu, tu fantasía. ¿Cuántas veces soñaste que se hizo realidad?
Pero lo que tú, tú no sabías es que los sueños no se pueden dominar.
Cuando crees que me ves, cruzo la pared.
Hago ¡chas! y aparezco a tu lado.
Quieres ir tras de mí, pobrecita de ti. No me puedes atrapar.
Y yo soy capaz de entrar en tus sueños, de volar por el cielo y caminar sobre el mar.
Y de pronto hacerme de carne y hueso para que tú me puedas acariciar.
Cuando crees que me ves, cruzo la pared.
Hago ¡chas! y aparezco a tu lado.
Quieres ir tras de mí, pobrecita de ti. No me puedes atrapar.
Aparece, pájara. Sé que estás ahí.
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