18 de junio de 2013

Momento revelación 15

Antes tenía miedo, pero se me ha ido. No sé, se ha esfumado. Como el humo de los cigarros que yo no fumo. Ahora escribo esto, con la voz de Rosa María Sardá en la cabeza y el maravilloso reencuentro que su serie y yo hemos tenido. Creo que es su voz la que me dicta estas palabras, como lee las de Rosa Regás. Casi puedo escucharla; siempre he tenido mucha imaginación.
Antes tenía miedo, pero ya no lo tengo.
Se ha marchado lejos, con el viento que hace ondear los pendones en al-Qabdaq, que me trae aromas de sur y de gotas de sudor, y me recuerda la verdad que elegí hace poco. La mía, mi verdad. Esa que ahora me lleva de cráneo y que no me deja dormir. 
Antes temía lo que otros pudieran opinar de aquello a lo que le dedico tiempo, esfuerzo, corazón, sudor y alguna que otra lágrima. Pero ya no me importa. Estamos fuertes, somos fuertes. No importa lo que digan o cómo lo evalúen. Porque yo lo conozco, lo he visto nacer y crecer en mis manos. Sé quiénes son y todo lo que valen. Si el tribunal no está de acuerdo, bueno. Mi propio trabajo dice que la humanidad se nutre del intercambio; se puede aplicar al intercambio de opiniones. 

Es curioso ese sentimiento de brisa fresca cuando una tiene el alma en paz, cuando está tranquila. 
Gracias.



Es tu motor; el sueño cae dentro de ti, que lucha por sobrevivir.
No pares de andar
Es tu valor, que nace a base de insistir. Que quiere verte sonreír
No te eches atrás.

Abre tus brazos si quieres volar.
Cada peldaño tendrás que sudar.
Haz que ellos crean en ti.

No hay nada imposible para quien sabe esperar. No importa si te has caído; vuelve a levantar.
De pronto la vida brinda una oportunidad. Tu oportunidad.

Es un sabor, el que todos quieren sentir y pocos pueden seducir.
Tendrás que luchar.
Es un color, el que todos quieren vestir pero lo puedes conseguir.
No dudes jamás.

Siente tu alma si quieres ganar. 
Cada segundo será una verdad. 
Sólo confía en ti.

No hay nada imposible para quien sabe esperar. No importa si te has caído; vuelve a levantar.
De pronto la vida brinda una oportunidad. Tu oportunidad.

Quizás el momento está a punto que llegar. Será que tu estrella ya ha empezado a destacar. No importa si te has caído; vuelve a levantar.
De pronto la vida brinda una oportunidad. Tu oportunidad.





Me ha encantado ir a verte tocar. Porque tú has venido millones de veces y yo nunca te lo he agradecido como debía. Gracias. Después de cuatro años, sé que puedo contar contigo, para todo. Lo evidente, como decía el Demonio, tiende a obviarse. Nunca más, te lo prometo. Gracias por todo. 
Cosas que tienen que ver.

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