Increíble. Lo tuyo es increíble. O quizás es lo nuestro, porque nos hemos reído igual de fuerte, igual de intenso. No importa cuántas vueltas le dé a mi cabeza cuando es de noche, si no puedo dormir. Haces "chas" y apareces a mi lado. Tan normal, tan natural, tan espontáneo como siempre. Tan guapo. Tan colega, tan irritante.
Ha sido una de las mejores tardes de estudio que podía haber pasado. Llorar de la risa es terapéutico, y gritar juntos "puta mierda" también. Hablar de zombies y meter canastas en la papelera de al lado. Afirmar, tajantemente, que El imperio del fuego es un peliculón, y preguntarse por qué existen las putas pantallas, con lo maravillosos que son los dedos por debajo de la ropa o las zancadillas caminando por la calle.
Llevo toda la tarde pensando en lo que voy a escribir y ahora estoy en blanco. Me haces quedarme en blanco, porque lo mejor que tengo contigo son siempre los recuerdos. Las tonterías y las caricias. ¡Que me quemo! ¡Que te quemas!
Déjame en paz, cojones. Quiero estudiar. Lo de la radio ha sido pura casualidad. Aunque, claro cualquier temazo del rock es una buena excusa para acostarse contigo.
"'¡Un monete! ¡Qué gracioso!"
"Si fuera un Monet sería una obra de arte."
"Si fuera un Monet sería una obra de arte."
Te quiero, capullo.
Cosas que tienen que ver, hay mucha gente que no entiende los carteles de 'CERRADO'. La maldita consulta está cerrada. Ce-rra-da.
Necesito salir y beberme la noche.
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