15 de abril de 2013

Momento revelación 12

Me acuerdo de ti con esta canción. Desde que la escuché con atención, pienso en ti y en mí. El escenario varía; si estoy romántica, suele ser el desierto. Si voy por la calle, es una colina verde ante una ciudad. Si estoy en el autobús, a lo mejor es un bosque, o una playa. Lo que no falta nunca es el viento. Un viento de película que desordena mi pelo y juega con tu palestina. 
Y, entonces, echamos a correr.
Nacimos para ello.





Nos dictan siempre. Somos la edad del porvenir. Nos van dictando cómo nacer, cómo vivir
Nos dictan normas que sin querer, hay que cumplir. Nos dictan todo, porque hay que saber elegir.

Nos dictan flores y no nos dan con qué crecer.
Nos dictan frases sin enseñarnos a aprender
Nos dictan godos para estudiárnoslos con fe.
Nos dictan cambios conque amarrarnos a una red. 

Nos han contado que los hermanos son los que dictan sin dar la mano. Y nos han dicho que lo que oímos es así.

Tiramos dardos que cuentan poco en el saber. Nos salen granos en una edad de no entender.
Nos dictan normas que sin querer, hay que cumplir. Nos dictan todo, porque hay que saber elegir.

Nos llevan raudos hacia un mañana que se nos borra, que se me empaña. Y nos han dicho que lo que somos está ahí

Nos dictan normas que sin querer, hay que cumplir. Nos dictan todo, porque hay que saber elegir. Nos dictan normas que sin querer, hay que cumplir. Nos dictan todo; somos la edad del porvenir. Somos la edad del porvenir. 
Somos la edad del porvenir.
Somos la edad del porvenir. 
Somos la edad del porvenir





Por si aún te lo estás preguntando, sí. Claro que eres tú, Andrés. 

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