Está claro que la palabra definitiva es "karma".
Porque gracias al karma me encontré con ellas y, por qué no decirlo, conmigo misma. Y con mi suerte, por supuesto. Esa "coña reiquelera" que parece seguir pegada a mi espalda.
Hasta la lluvia acompañó, porque tronó sobre Toledo, y las piedras de Bab al-Mardum me refugiaron del agua fría.
Lo que pensé, yo sólo lo sé.
Y también sé que "se mua Simba, se mua le rua, du rayon animal".
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