Es una de esas noches que te da por reflexionar y pensar en ti, en lo más profundo. Y piensas que siempre, siempre, has tenido que dar la nota allá por donde pasabas. Envidias a la gata y su facilidad para entablar amistades y no meterse en problemas sociales. Te avergüenza pensar que tu estancia en Granada fue magnífica pero también desastrosa, porque no fuiste capaz de hacerte a un grupo y a la mitad todo dio un giro inesperado. Un cambio bueno, es cierto, pero también envidias a tu antigua compañera de cocina por hacer amistad y conserva ese grupo desde el principio. El mismo, sin cambiar.
Es una de esas noches en que te pones triste porque te das pena. Tú, con tus rarezas y tu incapacidad para relacionarte con el resto, para integrarte, para ser jodidamente normal y dejar de llamar la atención, que parece que lo hagas a propósito. ¿Qué pasa contigo? ¿Quieres explicarme qué demonios te pasa?
Lo de Granada nunca se me olvidará. En todos los sentidos. Nunca podré deshacerme de ese sentimiento de vergüenza y de humillación. Fue un fracaso personal, muy profundo. Un terrible tropezón de mi cara contra el asfalto.
Soy incapaz de ser normal. Incapaz. Y por eso, hoy me ha dado por pensar que seré muy infeliz y que hago muy infeliz a mi madre, que tuvo que soportar mis lloriqueos por teléfono cuando estaba sola, tan sola, en una ciudad tan lejana y con la cabeza y el corazón sumidos en la confusión. Porque, como siempre, nunca sé dónde está mi sitio.
Y con esta canción...
Mírame, soy la sombra al acecho. Encerrado en tu alma, no puedo escapar.
Luz de fuego explotando en tu pecho. En tus manos las llaves de la libertad.
Loco vestido de cuerdo con la piel del lobo.
Pasan los años, y yo sigo aquí, moviendo las tempestades sobre tu cabeza.
Busca cobijo debajo de mí.
Yo soy tu destino. Arcoiris de un solo color. Manejando los signos de la eternidad.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.
Noche oscura en el corazón del hombre que ya no sabe escuchar.
Busco en silencio la mano inocente que mueve la brisa en el mar.
Lluvia que limpia tu cara de lágrimas. Mi fuerza nace de ti.
De ti.
Soy el hijo del trueno. Soy la mano de Dios. Soy la ira en el fuego encerrado en tu corazón.
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