Mañana voy a volver a pasar la noche en tu casa y me va a dar un ataque de las ganas que tengo de abrazarte otra vez. Te voy a apretar tan fuerte que te voy a hacer daño, me disculpo con antelación.
Quiero además proponer un brindis (con un estético matcha latte) por esos amigos que, con la tontería, veo cada vez que pongo el pie en Madrid. Estoy orgullosa de haber encontrado la cafetería y estoy orgullosa de la persona que eres, Yun. Así, porque sí. Venga, que no te queda nada y te unes al club de darle patadas a la academia.
Qué estupendo este viaje, la verdad. Con todo, lo necesitaba. Y menos mal que tengo el cuerno de Gondor siempre colgando del cinto, y puedo hacerlo sonar cuando me haga falta. A ti te quiero más que a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario