Habré vencido si me abrazas al volver a casa.
Entre nosotros queda que las lágrimas de ayer fueron la felicidad y el alivio contenidos y sujetos con cadenas durante doce años. Pero esas cadenas no eran mías, yo no las puse ahí. Así que ya iba siendo hora de empezar a romper eslabones. Y a golpe de boca, que es como más nos gusta.
"Ya te siento más cerca. Al menos ahora ya no hay un océano entre las dos".
Mi titi. Mi marida. En tus brazos siempre estará mi casa. En tu cocina y en tus botellas de Corpus siempre tendré una rama donde anidar. No hay bosque sin pájaros.
Esta tarde se bebe hasta que nos pongamos a llorar, me da igual si de la pena o de la risa, y te voy a hacer llorar, mamón, porque te he echado de menos como al aire que respiro. A la mierda la distancia de seguridad, la Ángelus y tú vais a morir asfixiados en mi abrazo. Os aviso para que luego no me vengáis con protestas. A un dragón de mi calibre no se le niega un achuchón, que os arranco la cabeza.
Cosas que tienen que ver, qué grande que te reciban Padre, Hermano y Perros y que a las doce de la noche se les ocurra que hay que ver juntos Piratas del Caribe. A veces nos hace sinapsis la neurona y tenemos ideas cojonudas.
Joder, qué amigos tengo. Cada vez que vuelvo a España me doy cuenta y parece que me sorprenda que, aunque pasen los años, aquellos a quien más quiero tengan las mismas ganas que yo de que nos quedemos juntos. Amigos como los míos os deseo. De verdad, de corazón lo digo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario