4 de diciembre de 2018

Ha pasado algo

Ha pasado algo. Empezó a pasar ayer a las once de la noche, con una larga conversación por email y un interesante dolor de cabeza, delante de mi ordenador, en la biblioteca, mientras esperábamos que fueran las 22:30 porque iban a repartir café y donuts gratis en la cafetería. 

Esta mañana, ha pasado algo. Y te he llamado por teléfono, no sin antes mandarte un mensaje diciendo "contéstame, por favor; es urgente". Y me has contestado. Y te he contado. Y me he echado a llorar de los nervios, la alegría y la emoción delante de las lejías, los limpiadores para la ducha y los limpiacristales en Tesco, porque mi vida tiene que ser absurda sí o sí.

Ha pasado algo y solo dos personas lo sabéis. No quiero hablar antes de tiempo, pero parece que va en serio. Que es real. Que ha pasado y pasará algo. Y yo, que siempre pensé que llegado este momento lo gritaría a los cuatro vientos, de repente no quiero decir nada. No es que no quiera compartirlo; claro que quiero. Sin embargo, prefiero quedarme callada de momento. Imagino que hasta que asuma que ha pasado algo y no me entren ganas de llorar cada vez que lo pienso. 

A ti, mi amor, gracias por estar al otro lado del teléfono y hacerme llorar con esa voz tan bonita que tienes. Te quiero. Te quiero muchísimo, Bob. 



Madre mía, que ha pasado algo. 
Ha pasado algo. 

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