No sé exactamente cómo ha pasado, pero desde ayer por la noche tengo la sensación de que las cosas se han ubicado en su sitio solas. Como un movimiento silencioso e imperceptible, pero del que fui consciente ayer cuando me di cuenta de que lo que estaba pasando no me importaba tanto, ni estaba tan preocupada, ni mi cabeza había cruzado la línea y había entrado (otra vez) en modo rampage. Porque mi única preocupación real era divertirme, y lo hice.
Quizá porque sé que me quedan horas en la Burbuja y que mañana estaré en casa, por fin. Quizá porque de una vez por todas mi cerebro ha aprendido a valorar lo que tengo y no lo que me falta. Quizá porque la proximidad de "casa" me hace ver las cosas con perspectiva y claridad. Quizá, quizá, quizá.
Quizá porque me he perdonado un poco el mes de noviembre, y lo que pasó en mi cumpleaños (y todo lo que eso arrastró, como una corriente de mierda pestilente que lo manchaba todo a su paso) ya no me duele tanto, si lo pienso. Otra vez, quizá.
Y quizá, Ella, mi pájara.
Y quizá, Él, mi yazata.
Cosas que tienen que ver, no ha estado mal despedir este año con comida, y helado, y más comida y espumillón brillante que ahora tengo colgado en la oficina. Me queda hacer la maleta y, casi por supuesto, estará Ampyx de fondo porque... bueno, porque sí.
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