Ecribiré algo decente cuando se acabe esta semana y hayan pasado pretemporada, la boda en la que tengo que currar y la barbacoa del domingo, además de una serie de reuniones y otros detalles, y cuando Anita ya esté en su piso y Tasch haya (tristemente) vuelto a Alemania.
Pero de momento, sentada mirando las nubes negras que dejan pasar rayos de luz en el que es mi nuevo salón, me apetecía decir que estoy por fin en casa. Y que cada vez se siente más y más casa.
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