14 de mayo de 2017

The Ascension of Saint Mary to the Heavens

Lo primero que he pensado en el baño del primer bar en donde nos hemos metido (y el último, porque cuando unas están a gusto, para qué moverse) ha sido "sí". Sí a todo lo que estaba pasando. Sí a meternos dos en un autobús a las diez de la mañana de un domingo para cruzar Castilla la Vieja e ir a visitar a una tercera, cosa que habíamos prometido hacer tres años atrás y que nunca había pasado. Sí a pasearnos como turistas pero solo para lo importante, que es comer y beber. Sí al mareo, al vino, a las "costillitas", a más vino, a todas las risas y a una botella de vino más, y otra de agua por si los mareos. Sí a pasearse por la muralla, algunas por el camino, yo directamente encima de las rocas, para terminar echadas sobre las piedras al sol de la tarde. Sí a montarse un nuevo grupo de tres que se llame Hocicos Ardientes para luego cambiar a The Ascension of Saint Mary to the Heavens, porque catedrales. 
Sí, sí y sí a todos y cada uno de los momentos pasados en Segovia con vosotras, justo cuando más lo necesitaba porque esta semana me estaba matando. Como casi me mata hoy el estómago, pero afortunadamente ni siquiera el botón de los pantalones ha estallado. 
Gracias, chicas. A la rubia natural y a la futura rubia. 



"Contigo está completo".
A ti, qué más te digo. Si encima, luego abres esta página y te la lees. Que te quiero. Que junto a ti, también me siento completa. Que me has hecho llorar dos veces en cinco minutos y que necesitaba llorar en tus brazos. Que te voy a echar de menos y que sé que vas a estar siempre, no importa lo lejos que me vaya. Al fin y al cabo, ¿qué es un pájaro sin su árbol?
Gracias por estar. Gracias por ser. Gracias por estar y por ser conmigo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario