24 de febrero de 2017

Creation, Mixture, Separation

Al principio, el cielo estaba hecho de piedra, pero después se transformó en cristal para dejar pasar vuestra hermosa luz primigenia, y esta iluminó mi mundo.



No sé en qué terminará la aventura que empecé con un pájaro y que después me llevó a descubrir la que para mí es la religión más hermosa de todas. La verdad es que no tengo idea, solo ilusiones y los pies curiosamente asentados en la tierra. Por lo que pueda pasar. Lo mismo me dicen que sí, lo mismo me dicen que no; pero David comenta que lo seguiremos intentando de todas formas. Al fin y al cabo, como me decía Lucía, a todo el mundo le interesa algo. ¿Por qué el Zoroastrismo no puede ser ese algo? 
Espero que llegue marzo y seguir trabajando, para tener noticias reales.


***

Al otro lado de mi cabeza, justo en el rincón opuesto a esta felicidad, hay alguien que está apoyado en el alféizar de una ventana y que, por alguna razón, le da vueltas en el aire a una moneda, todo el rato. Y me mira. Me hace preguntas sin necesidad de palabras. Comparte mi escepticismo. Así que finalmente me asomo por la ventana por la que él ya ha mirado bastante, la que ha provocado nuestra ceja levantada, y no puedo evitar que se me escape un suspiro. 
¿Qué te parece? me pregunta finalmente. No tengo ni que contestarle, pero igualmente lo hago. 
¿A mí? Ridículo. Creo que tanta tontería es completamente innecesaria. 
Ya, yo he pensado lo mismo murmura, y el tintineo de la moneda llena el silencio que viene después. 
¿De dónde la has sacado?
Me la ha dado el Rojo porque le ha hecho gracia mi chaqueta responde, sujetándola en el aire, de forma que la caligrafía que hay grabada en ella casi desaparece con el sol. Dice que es mongola. 
¿Y tenemos cosas así aquí?
Él se ríe.
Claro. Aquí tenemos de todo lo que queramos tener. 
Se vuelve hacia la ventana y pone los ojos en blanco.
Bueno se estira y la manga revela su piel quemada al levantarse, ella sabrá. Al fin y al cabo, no es asunto nuestro. Pero me molesta la gente que solo lloriquea y que no hace nada. Después de escuchar tantas veces la misma historia, me pasa como a Pedro con los lobos. Ya no me creo nada. 
Coincido en cada palabra, así que solo asiento. 
Drenk me pasa su brazo izquierdo quemado por los hombros con una sonrisa. 
Los hay que no aprenderán nunca, ¿verdad?
Y que lo digas respondo, mientras le cojo la mano. Menos mal que a nosotros nos queda la opción de ignorarlos completamente. 
Estamos callados un rato y de repente me pregunta:
¿Y si te dice algo?
Yo no puedo evitar reírme.
Pues mentiré. Como una bellaca. 
Él también se ríe.
Thraïs estaría orgulloso de ti. Vamos a tener que sacarlo del baúl en algún momento. Los echo de menos. 
Un día los sacaré a todos y entonces te arrepentirás de haberlos echado de menos.
Y como tiene por costumbre, por los cielos de mi mente vuela un pájaro que deja detrás un rastro brillante de fuego y estrellas. 

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