Tengo una duda no demasiado importante, pero duda al fin y al cabo. ¿Cómo de pretencioso es hacerse un spin-off de tus propios personajes, solo por no engordar una historia que ya tiene que empezar a cambiar de talla de pantalones, de todo lo que lleva dentro? Y me lo pregunto para hacerlo o no hacerlo, porque el lector quedaría satisfecho sin saber qué fue de estos dos personajes a los que yo de repente he enredado en una extraña relación, que fundamentalmente es amor pero no de ese al que nos tienen acostumbrados, y que tampoco es odio, porque sería demasiado sencillo.
No sé si finalmente escribiré su historia juntos como tal, pero me apetecía hablar de ellos dos. Me apetecía definir cómo es la relación de Upazama y Virtra.
Quizá la primera cosa que se puede decir es que es heterosexual y un poco endogámica. Upazama es macho, Virtra es hembra, y los dos son daevas. Su relación es impuesta, ya que Verethraqna los encadena juntos para tenerlos vigilados, y de ahí intentan aprender a soportarse. A Virtra no le gusta salir con el sol, y Upazama no sabe qué hacer por las noches. Upazama tiene su hogar fijo en una punta del mundo, y Virtra es incapaz de quedarse tres días en el mismo lugar. Virtra ama su libertad, y curiosamente Upazama lo termina entendiendo. Él no le pide nada. Solo que deje de darle tirones en el pelo porque quiere tocarle los cuernos. Ella tampoco le exige comprensión, ni siquiera lo insta a hacer las cosas como ella.
De Upazama, Virtra aprende la tranquilidad de las plantas y a disfrutar del mismo sitio una y otra vez, con diferentes matices. De Virtra, Upazama aprende a amar la velocidad y la sinceridad de expresarse como uno quiera. Y finalmente él consiente que le toque los cuernos. Ella le pregunta si nota algo, entonces él responde que es exactamente igual que si a ella le acariciasen las uñas. Al fin y al cabo, todo es hueso.
Upazama y Virtra se aman con el cuerpo y se quieren de alguna manera que solo ellos dos entienden con el corazón.
Por eso, cuando por accidente se deshace la cadena, Virtra no elige quedarse. Virtra se marcha, obviamente, porque su libertad está por encima de cualquier cosa que pueda sentir con respecto a Upazama. Por eso él no puede evitar entristecerse, pero tampoco se lamenta. Porque se conocen poco, pero se conocen y se entienden. Y cada uno sigue su camino.
Y finalmente, cuando Upazama ya es completamente adulto y ya tiene los cuernos de los pómulos fuera, cuando Verethraqna lleva muerto unos meses y el mundo se está recuperando de todo lo pasado, Virtra vuelve a hacerle una repentina visita. Y es bonito. Y se quieren. Y se aman. Pero de nuevo, no se piden nada.
Upazama y Virtra me gustan. Me gustan juntos y me gustan separados. Me gustan por lo que son y lo que representan. Estoy pecando de emparejar a todo el mundo y de que todos estén muy buenos. ¿Dónde están los feos? Voy a tener que tragarme mis críticas a cierta novela que casi termina con mis neuronas. Bueno, en realidad no digo siempre que mis personajes sean de una u otra manera. Solo Anahita es guapa porque tiene que ser guapa. Así que tal vez me salve, no lo sé.
Lo que sé es que Upazama y Virtra me gustan, tanto si escribo su historia como si no.
"¿Te quedarás"
Ella sonrió.
"Sabes que no es así."
Él asintió, reconociendo lo absurdo de su pregunta.
"¿Pero habrá otras visitas?"
Virtra pegó la frente a la de Upazama.
"Habrá muchas otras. Hasta que acabe mi existencia, vendré a verte. ¿Estarás aquí?"
"Creo que sí", respondió él, rodeándola con los brazos. "Y si no estoy, sabrás cómo encontrarme."
Hubo un corto silencio.
"¿Cuándo vendrás?"
Virtra no pudo evitar una suave risa. Su anticipación seguía despertándole ternura. Se acurrucó en su pecho y antes de besarlo le susurró:
"Cuando menos te lo esperes."
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