Hay una fuerza muy poderosa contenida en lo prohibido. En el camino escondido que yo no debería caminar, porque tengo una conferencia dentro de tres días y el texto está por recortar, porque tengo que centrarme en el siglo XIX y sus monumentos neo-islámicos, porque no toca que me distraiga con cosas que no me serán útiles en un futuro inmediato. Hay un millón y medio de razones por las que yo debería cerrar las ocho pestañas que tengo abiertas en el buscador y centrarme en solo uno de los documentos de Word.
Pero no puedo.
La fuerza oscura de lo prohibido ejerce su atracción poderosamente sobre mí. Hace poco tuve la suerte de intercambiar correos electrónicos con un profesional de esta materia con la que yo coqueteo peligrosamente, y para mi sorpresa me sugirió empezar a buscar información en fuentes que yo ya conocía, que yo ya había trabajado. Teniendo en cuenta que alabó mis conocimientos sobre Zoroastrismo, terminé de reventar de la alegría.
Y las palabras del Mihr Yasht han atizado esas llamas dentro de mí, quemando la empalizada que rodea aquello a lo que supuestamente no me tengo que acercar.
Pero no puedo.
I tried to pictured me without you, but I can't.
Me encanta a lo que me dedico. Me encanta. Todo. Todo. Todo. Todo. Todo.
Soy una persona muy afortunada.
We can be immortals! Immortals!
Just not for long, for long.
Live with me forever now, put the blackout curtains down.
Just not for long, for long.
We can immortals!
No hay comentarios:
Publicar un comentario