No sé qué me pasa (lo sé perfectamente, pero no tengo tiempo ahora y tampoco encuentro las palabras exactas con las que podría expresar el proceso), pero hoy me siento bien. Increíblemente bien. Me siento... sana. Siento que puedo sacar al jinn vestido de negro a bailar electro-swing, que puedo hasta cogerle las manos, mirarle a los ojos y decirle:
Pensaba que era un castigo tenerte en mi día a día, pero que existas quiere decir que yo también lo hago. Que ambos seguimos vivos. Y resulta que quiero considerar eso un regalo. Así que gracias por estar aquí, porque eso significa que yo también estoy aquí.
Y un huracán romperá el cielo desde mi garganta,
gritándote.
¿Dónde estás cuando me haces falta?
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