28 de agosto de 2022

Respirar

Estoy otra vez en el norte, delante de nuestra ría, con la ventana abierta para que entre el frío. En casa. En nuestra casa. Mi cabeza está más tranquila, al menos de momento, como preparándose para el septiembre de infartito que me espera. Hace nada estaba con Titi, con el Flaco, con el Temerario, con mi familia. Con la de verdad. Con mi familia. Los echaba muchísimo de menos y admitirlo me hace bien. Necesito tocar "casa" de vez en cuando, porque es increíble el efecto que tiene en mí, lo mucho que me ayuda verles las caras, escucharles, tocarles, grabarles vídeos cuando no están mirando. 
Además, soy tan afortunada que pude ver a Lu después de cuatro años. Han pasado cuatro años de nuestro viaje a Uruguay y yo estaba convencida de que habían sido solo dos. Y cuando la vi, la abracé en la gasolinera, todo volvió a ser como antes, como si nos hubiésemos visto la semana anterior.

Me pondré mejor. Ya estoy mucho mejor. 

Ahora mismo, ando escuchando música épica y llenando de colorines la agenda nueva, que pocas cosas me dan más alegría. Y tengo que responderle a Clare, que no se me olvide. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario