Por algún motivo que desconozco, tengo un mash-up de canciones de Dover en la cabeza que pasan por Hitter, The Weak Hour of the Rooster y I Hate Everybody. Sabrá mi cerebro por qué hace las cosas que hace.
Esta tarde me quiero sentar a escribir una reflexión, que no sé si será corta o larga, pero que me apetece hacer. Ahora mismo hace un sol que da más calor del que a mí me gustaría (o, al menos, dentro de casa). Ahora mismo, como algunas mañanas, le sigo dando vueltas al asunto que me contó María de las Angustias hace días, demasiados días. Que, me cago en sos, qué bien puesto tiene el apodo. Ni hecho a propósito.
El caso es que, por estas fechas el año pasado, estaba pasando por un momento en que mi relación con María parecía agonizar lenta y tristemente en una maceta que, aunque ambas nos empeñásemos en regar, estaba condenada a pudrirse. Yo estaba casi a punto de irme a Nueva York y, en general, atravesaba una especie de luto melancólico ante la perspectiva de que una relación en la que yo había puesto (según yo) tanto y con la que me había ilusionado de tal manera estuviese marchitándose de la forma en que lo hacía. Hacia el final del curso tuvimos una charla que recuerdo bastante satisfactoria, una que concluyó en un "me quedo con lo que vivimos, pero no tenemos por qué seguir siendo amigas si tú no quieres". Y tampoco estoy segura de haber tenido una respuesta clara por su parte.
El tiempo, que es muy sabio el mamón y tiene a dar a las cosas mucha perspectiva, me hace volver hacia atrás para reflexionar sobre cómo ninguna de las dos estábamos para nadie. Ella bastante menos que yo. Yo más que ella, pero tampoco tanto.
Cuando volví de Irán no tenía muy claro a qué volvía, y algunos de los fantasmas de nuestra relación vinieron a pellizcarme los tobillos de forma molesta en enero. Pero sin embargo, aquí estoy, maldiciendo el sol que a ella le encanta y dándome cuenta de que, sorprendentemente, hemos vuelto al punto de partida y hemos recuperado aquello tan bonito que yo pensaba que perdimos. Que, como ella misma ha dicho, "esta era la manera en que siempre tendría que haber sido".
Y no sé qué va a pasar con ella, ni con la situación por la que está pasando ahora mismo. Pero por lo menos sabe que me tiene aquí, que volvemos a tenerlos la una a la otra. Aunque, en realidad, siempre nos hemos tenido.
No matter what we went through.
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