"Montar un numerito de esos de fatalidad, según lo que establece el reglamento de la aparentar"...
Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas,
arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma,
desatar la tempestad y el huracán de mi garganta,
y confesar, desesperada, que no puedo con mi rabia,
que en mi actitud no soy tan evidente.
No puedo sufrir más.
El dolor, cuando es por dentro, es más fuerte.
No se alivia con contárselo a la gente.
Estaré, todos se irán. Ya lo sé. A tu lado en cada golpe, como lo hacen las orillas y la mar.
Ojalá esas palabras me acompañen otros veinticinco años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario