Mañana tendré una hora de menos y el mismo número de miedos y aventuras de más. Pero -y esto creo que ya lo escribí alguna vez- el miedo solo servirá de impulso a mis piernas para correr más deprisa. Allí llueve casi todos los días; Simurgh estará instalada sobre la ciudad y me protegerá con sus alas.
A los que dejo aquí y os he dicho pocas veces que os quiero, os quiero. Ahora no dejo de pensar en cosas que tendría que haber hecho antes de irme. Pero Albión está más cerca que la Última Frontera, y con el permiso de citarme a mí misma, "desde lo alto del London Eye mis ojos llenos de lágrimas alcanzarán la Torre de la Vela".
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